SEMILLA DE AMOR Jn 12, 24-26
SEMILLA DE AMOR
Jn 12, 24-26
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo estamos insistiendo en aportar desde nuestra experiencia para mejorar nuestra calidad de vida? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús a través de la imagen del grano de trigo que cae en tierra y muere para dar mucho fruto, exhorta a sus discípulos a hacer de su vida un servicio de amor para todos. Nuestra vida es una semilla donde se condensa la vida, el amor que al ponerla al servicio de los demás se convierte en un gran árbol frondoso que produce muchos frutos. Sin embargo, para lograr alcanzar estos frutos se hace necesario realizar algunos sacrificios significativos, algunos esfuerzos, desarrollar la capacidad de disciplina, dar prioridad a lo que es más importante, a lo que nos hemos enfocado, a lo que nos motiva. No se concentra en sí misma, sino en las otras personas. De este modo todo es ganancia, potencial de vida, es el comienzo de una nueva vida. Por eso, nuestra vida implica servicio, y servir implica desarrollar una actitud de colaboración, de solidaridad enfocada hacia las demás personas, de trascender, de ir más allá de nuestras posibilidades, de progresar y de evolucionar hacia una nueva realidad en todos los aspectos de nuestra vida, dándole sentido a lo que existimos. De esta manera, quien hace brotar el grano de semilla que hay en nuestro interior donde se condensa el amor, producirá mucho amor, y el amor produce muchos frutos, muchos resultados sorprendentes que beneficia a muchos. Una persona que piensa en los demás, que quiere lo mejor para los demás siempre haya oportunidad para dejar huella positiva, busca dejar algo bueno en los demás para que también logren descubrir algo más grande en su vida y crezcan de un modo integral, haciendo que la oscuridad sea solamente el anuncio para un mañana. Y, como están en función de los demás, superan barreras, obstáculos y muros que parecen infranqueables para las otras personas, llevando una sonrisa, una voz de aliento, una palabra de vida, dando sentido positivo a la vida. Superan la zona de confort porque están mirando, observando cómo se puede aportar para continuar progresando. Así, entonces se entiende que en nuestra vida no todo está en el recibir, ni tampoco en dejar la solución en manos solamente de algunos. Todos estamos en la capacidad de ser solución, de aportar, de dar frutos sorprendentes que facilite hacer de nuestra experiencia de vida un ambiente más saludable. Este es nuestro reto. Por tanto, sembrar semilla de amor, de vida y de alegría en la cotidianidad de nuestra vida es desarrollar actitudes concretas de servicio, abriendo la posibilidad de producir muchos frutos, consiguiendo alcanzar nuevas cumbres, nuevas metas que nos realizan como personas. Sembrar amor nos hace atractivos porque podemos multiplicar y disfrutar la vida de un modo diferente, perdiéndonos en la vida de las demás personas.
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