HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN Mt 15, 21-28

HACER QUE LAS COSAS SUCEDAN
Mt 15, 21-28
Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

En muchas ocasiones en nuestras distintas experiencias de vida nos hemos encontrado con situaciones complejas de relación, problemas de familia, de ausencia de padres, discordias entre los hermanos, separaciones de parejas, desacuerdos laborales, distanciamiento entre unos y otros, causando competencias, rivalidades e imposiciones. Situaciones que parecen superar nuestras fuerzas, bloqueando nuestro dinamismo de vida e impidiéndonos avanzar. Pero, todos tenemos las oportunidad y la posibilidad para hacer que las cosas sucedan, se transformen y sucedan de una manera distinta, rompiendo con nuestros pequeños esquemas, beneficiando nuestra propia vida y, también la de los demás. Tomar la decisión y pasar a la acción es clave. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús elogia a una mujer cananea, quien teniendo una hija endemoniada, realiza un proceso de vida, de perseverancia e insistencia frente a los obstáculos inevitables, mostrándonos estrategias para hacer que las cosas sucedan para beneficio personal y para bendición de los demás. Veamos:

1. Salir de la Rutina con decisión (vv. 21-22a): Muchas veces las situaciones y las circunstancias adversas que surgen en nuestra vida nos empujan a salir de nuestra zona de confort, de nuestras seguridades, de aquello a lo que estamos acostumbrados y creíamos saber manejar y controlar. Jesús, el Maestro había salido de la tierra de Canaán, un pueblo considerado idólatra y confuso porque honraba al Señor con los labios, pero no con el corazón. Haciendo el camino hacia Tiro y Sidón, otra tierra pagana, se encuentra con una mujer, quien también ha decidido salir porque su hija está enferma: malamente endemoniada. Canaán es una tierra basada en ritos, doctrinas, cultos, devociones, pero nada de acción, reducidos al banalismo de la costumbre y del cumplimiento, como que no existe una novedad, un proyecto, una meta clara para emprender y llegar a objetivos. Salir de la rutina con decisión, es decidir salir de las excusas, que impiden lanzarse hacia el encuentro de nuevos logros y nuevos alcances. Algunos van poniendo sus propias barreras en las relaciones personales y en la toma de nuevas decisiones: que si no podemos hacerlo, que si no somos capaces salir de este problema, que sino no estamos lo suficientemente preparados para asumir una responsabilidad, o llegar a unos acuerdos, que si hay mucha gente, mejor no hacerlo. Esto son frases que obstaculizan salir a encontrarnos con algo nuevo. La practica de rutina, no siempre son favorables porque vamos adquiriendo ciertas actividades que no nos dejan mucho margen para salir, para arriesgarnos y enfrentarnos a nuevas responsabilidades. Lo más practico para algunos es mantener una rutina porque no tenemos que pensar demasiado para actuar. Todo lo hacemos en un modo de hábito, en el mismo orden y a la misma hora proporcionando seguridad, es lo que ya sabemos hacer y lo que nos toca hacer. Por supuesto, que esta acción no permite tener algún imprevisto. Sin embargo, en el dinamismo de la vida, habrán momentos que nos "obligan" a salir de nosotros mismos, eventos que se nos salen de nuestras manos, impulsándonos, aun en medio de la angustia, de dolor o del afán a ser más creativos, a ponernos nuevas metas, nuevos objetivos, a buscar nuevas alternativas, a planear nuevas estrategias, encontrándonos con la posibilidad de hacer cosas que antes no habíamos descubierto, acciones que nos conducen a reinventarnos, a hacer las cosas de manera diferente e incluso llegar en momentos a improvisar para hacer que las cosas se renueven o cambien en el entorno. Se rompen paradigmas, protocolos, incluso de fe, esquemas, métodos, logrando que las cosas sucedan, se transformen en algo distinto, abriendo la puerta a un dinamismo novedoso de nuestra vida y de nuestras relaciones con los demás, dando frutos constructivos. Salir de la rutina de la vida es mostrar que la vida tiene un sentido y que las adversidades son oportunidades para aprender, crecer y usar la fe (vv. 22b) como una fuerza espiritual que nos mueve a hacer que las cosas que nos parecen inalcanzables, majestuosas, complejas, difíciles e imposibles, sucedan.

2. Vencer las Resistencias (vv. 23-27): Mientras vamos avanzando por nuestra vida hacia lo que queremos alcanzar, nos vamos encontrando con una serie de obstáculos y de dificultades inevitables en la travesía que no son el final. Lo mejor siempre está más adelante. Jesús, los discípulos y la mujer cananea comienzan un diálogo, trenzado entre en el silencio (vv. 23), la indiferencia (vv. 24.26) y el poco interés, la exclusión por la situación (vv. 23b). provocando mayor demora y desgaste. Independiente de lo que hayamos aprendido o de lo que nos hemos acostumbrado es posible dar a nuestra vida un nuevo dinamismo, en todos los aspectos para transformarla, para verla de un modo distinto, para darle un nuevo aire, un nuevo aliento, pero hay que pagar el precio, hay que vencer algunas resistencias, hay que superar algunos obstáculos inevitables o en otros casos realizar sacrificios significativos. En algunos casos aparecerá la indiferencia de personas que no les interesa nuestra situación o que por miedo de perder su autoridad no quieren acercarse ni comprometerse con los demás. Guardan silencio, se apartan de nuestra realidad, nos miran con sospecha y nos rechazan. Otros, entre tanto, verán en nosotros poca importancia, les pareceremos un estorbo a su realización porque observan solamente lo externo, el estrato, lo superficial, la condición social e intelectual sin darse el permiso de hallar algo más, de ir un poco más lejos, cerrando las oportunidades y las puertas para continuar creciendo y abriendo la posibilidad también a que otros también lo hagan. Sin embargo, la decisión es insistir, continuar hacia adelante para poder contribuir y construir un estilo de vida mejorado, pues todos necesitamos de todos para que nuestra vida halle sentido y realización. Además, porque el fruto no está en las resistencias o en los obstáculos que surgen en la travesía de nuestra vida, sino que los encontramos más adelante. Para vencer las resistencias es importante: 1. orar (vv. 22b), es decir ver de un modo distinto nuestra realidad haciéndonos conscientes de lo que es esencial e importante. Cuando sabemos lo que deseamos y hasta dónde queremos llegar en eso nos enfocamos. Y, aunque surja lo inevitables nada nos impedirá continuar avanzando hacia el objetivo. 2. Usar la fe. La fe como fruto se nos ha dado en semilla, para que al cuidarla y ejercitarla pueda llegar a dar el mejor fruto. No interesa si la fe es como un grano de mostaza ((cf. Mt 13, 31-33) o si es como la semilla de un aguacate, lo que importa es ejercitar este fruto para ver donde otros no alcanzan a ver, visualizando a dónde queremos llegar y qué queremos alcanzar para mejorar y fortalecer nuestra calidad de vida y las relaciones con las demás personas. No se trata de ver para creer, sino de creer para ver. La fe nos mueve a ver más allá de nuestras posibilidades, de nuestras seguridades y egos para poder crear relaciones nuevas y constructivas de amistad, de solidaridad y de generosidad. Relaciones con ambientes familiares, laborales, y sociales saludables, impregnados del amor y de la alegría que nos provoca ser libres y felices. 3. Enfocarnos en Dios con humildad y confianza (vv. 25). Aunque para algunos no seamos importantes para Dios todos somos especiales e importantes, por eso, usar la grandeza de la humildad, es dejarnos sorprender y asombrar por los distintos regalos maravillosos de la vida que siempre son nuevos y agradables para todos. La humildad, la fe y la confianza arrancará grandes bendiciones para nosotros y para los demás (vv. 26), haciendo felices y aportando al crecimiento constructivo de nuestra vida.

3. Hacer que las cosas sucedan (vv 28): Ver los resultados, aquello que se ha visualizado, que se había proyectado, es posible lograrlo, descubriendo el respaldo divino, que junto a nuestra perseverancia las cosas suceden y son llevadas a buen término para beneficio personal y también para el aporte constructivo de las demás personas: "Mujer, grande es tu fe: que te suceda como deseas" (vv. 28). Todos tenemos las oportunidad para lograr alcanzar las cosas que nos proponemos, todos somos importantes y estamos en la capacidad de dar un nuevo dinamismo a nuestra vida y a quienes están a nuestro alrededor. El camino, las estrategias que usemos son importantes, sin embargo, lo más grande es el crecimiento que vamos obteniendo cuando avanzamos hacia las metas, hacia el objetivo de alcanzar nuevas cumbres, aun en medio de las inevitables adversidades. Hacer que las cosas sucedan nos desarrolla capacidades que antes por la rutina no habíamos usado. Esto en consecuencia nos traerá elogios, alegrías, admiración, pero lo más importante es descubrir lo que somos y lo que podemos hacer cuando decidimos salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades y de nuestros propios paradigmas para ver lo que hemos ahora proyectado, transportando "montañas" para vivir en un modo libre y feliz. Activemos hoy la fe, la humildad, la perseverancia  para hacer posible que las cosas sucedan, dando un nuevo dinamismo a nuestra vida y a quienes caminan junto a nosotros.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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