LA CLAVE PARA TRANSFORMAR Lc 6, 39-42

LA CLAVE PARA TRANSFORMAR

Lc 6, 39-42

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Qué proyecciones tenemos de las demás personas que nos molestan y que nos mueven a corregir en nosotros mismos? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús cuenta una parábola a sus discípulos sobre cómo un ciego no puede guiar a otro ciego. Precipitarnos a calificar a los demás por su comportamiento puede causar profundas heridas que distancian las relaciones humanas, conduciendo a caer en el hoyo de la enemistad. Nuestros prejuicios sobre los demás nos hacen ver lo que nosotros mismos somos, creando imágenes superficiales que nos impiden aprender de sus experiencias y motivaciones y de ir más lejos en la relación. Quizás aquello que vemos en los otros de negativo es tal vez lo que más tenemos que trabajar nosotros mismos. Un sabio decía que una persona de bien, cuando ve una cualidad en los otros, debe imitarla, pero si ve un defecto, lo mejor es corregirlo en sí mismo. Las proyecciones que tenemos de los demás nos sirve de espejo para aprender a conocernos a nosotros mismos. Los prejuicios que emitimos hacia las demás personas manifiestan lo que somos o lo que guardamos en nuestro interior. Pretender que los otros sean perfectos es mostrar una actitud irresponsable similar a algunas personas que quieren cambiar el mundo para sentirse bien, pero sin revisarse así mismo a ver si el problema no son los otros sino nosotros que actuamos ciegamente. El mundo de las relaciones será mucho mejor cuando comencemos a mirarnos a nosotros para ser mejores, abriendo la oportunidad de mirar que en los otros también hay cualidades y capacidades sorprendentes. Siempre encontraremos algo más en nosotros por mejorar y por superar. Procurar, entonces, conocernos antes de emitir juicios o de hacer propuestas de vida a los demás es clave para transformar y para que podamos juntos crecer sin caer o dar prioridad a las críticas destructivas. Por eso, lo recomendable es actuar con responsabilidad y animación sabiendo emprender el proyecto de vida con el propósito de compartir y vivir en favor de los demás, dando lugar a ambientes más favorables donde crezcamos y fortalezcamos las relaciones humanas. Procurar formarse constantemente desde nuestro interior en el proceso de nuestra vida y en la búsqueda constante de nuestras metas nos permitirá aprender a conocernos a nosotros mismos y hacernos más efectivos y productivos en nuestro servicio solidario y responsable a la sociedad. Comenzar primero por nosotros es el camino hacia la verdadera libertad.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

Comentarios

Entradas populares de este blog

SABER ESCUCHAR PARA AMAR Mc 12, 28b-34 Domingo Trigésimo Primero del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

EL ARTE DE VIVIR JUNTOS PARA SIEMPRE Mc 10, 2-16 Domingo Vigésimo Séptimo. Tiempo Ordinario (Ciclo B)

RESCATAR LA VIDA, SIRVIENDO CON GENEROSIDAD Mc 10, 35-45 Domingo Vigésimo Noveno del Tiempo Ordinario (Ciclo B)