DAR FRUTOS DE CALIDAD Lc 6, 43-49
DAR FRUTOS DE CALIDAD
Lc 6, 43-49
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo estamos cuidando y formando nuestro interior para dar frutos de calidad? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús cuenta a sus discípulos la parábola del árbol que se conoce por sus frutos y la parábola de los dos constructores, mostrando la importancia de saber escuchar para actuar con eficacia y solidez, dando los mejores resultados. Mantener una actitud de avance y crecimiento integral para vivir y actuar con eficacia, siendo más productivo en los diferentes escenarios a los que pertenecemos hace parte de la actitud de practicar el discernimiento, sabiendo identificar y escoger qué es lo mejor para dar solidez a nuestra vida, más allá de tomar una actitud de blanco y negro. Hacer discernimientos básicos para saber cuáles son los frutos que produce cada decisión y elección que hacemos es revisar las opciones que decidimos tomar y practicar para preguntarnos si estamos siendo felices con la manera que actuamos y aplicamos lo que conocemos, o sea, si estamos dando frutos de calidad. La regla del discernimiento consiste en examinar los frutos, los avances, los logros que se han efectuado, pero también las palabras y las acciones que usamos al comunicarnos, pues dicen por ahí que del dicho al hecho hay mucho trecho. Muchas de las palabras y acciones que usamos son tóxicas, en lugar de animar y fortalecer, matan e impiden avanzar. Si nuestras palabras y acciones no corresponden con lo que somos, con lo que hemos cultivado, no hay sinceridad como tampoco crecimiento y mejoramiento en la calidad de vida. La clave está en sacar la mejor versión de lo que somos sin fingimientos o segundas intenciones, obrando y hablando con honestidad, produciendo los mejores resultados para hacer vivir y fortalecer las relaciones humanas, logrando que los ambientes y la convivencia sean más sanos y favorables para todos. Para esto, para dar frutos de calidad es necesario cuidar con calidad lo que cultivamos en nuestro interior, pues de lo que sembremos, de esto mismo cosecharemos, dando solidez, base firme a nuestro crecimiento personal, aún en la hora de las dificultades o adversidades inevitables de nuestra existencia. No hacerlo de la mejor forma será un desastre. Por tanto, dar frutos de calidad nos enfrenta a los desafíos y a los retos que en el proceso de la vida experimentamos y de cada uno de los aspectos que en ella le implica. Pero, estamos en la capacidad de responder con responsabilidad y valentía, de sacar la mejor calidad que hay en nosotros para actuar con eficacia y perseverancia, con solidaridad y generosidad, a fin de que todos podamos crecer y avanzar hacia lo que nos hace más libres y felices.
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