LO QUE ARRASA ES EL EJEMPLO Mt 23, 23-26

LO QUE ARRASA ES EL EJEMPLO

Mt 23, 23-26

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Cuántas veces en nuestra experiencia de vida actuamos con severidad, imponiendo nuestros criterios, pero sin ayudar a vivir y contribuir a una mejor calidad de vida? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús confronta a las autoridades religiosas porque no ponen en práctica lo esencial de la ley: la justicia, la misericordia, la fidelidad y la comprensión. Dicen por ahí que más allá de las palabras, lo que arrastra y convence son los hechos y el trato amable con los demás. Muchos líderes de una familia, de una comunidad, de un grupo social somos muy ligeros a crear estigmas en relación con las otras personas, se imponen criterios, ideas, normas, obligaciones que en la práctica pasan a ser parte de un segundo plano porque estamos más afanados de guardar un poder, un prestigio que liberar y ayudar a mejorar nuestro estilo y calidad de vida. Algunos aferrados a sus ideas y a sus propias prácticas no ven más allá de lo que dicen y de lo que hacen. Usan palabras bonitas y evocadoras, construyen actividades para que otros los vean, pero por su ausencia de compromiso y de responsabilidad con el otro, sucumbe en un simple discurso que no evoca ni permite crecimiento y avance en los distintos aspectos de la vida, logrando crecer a base de hacer pequeños a los demás. No es suficiente ni vale pedir compromiso, sugerir y dar promesas, si no hay respuesta, primero en nosotros. El compromiso del otro, parte de nuestro propio compromiso. No hacerlo sería ofrecer una acción ambivalente que confunde, que provoca desconfianza y, por consiguiente afecta las relaciones con los demás. Cuántos padres exigen obediencia, compromiso, verdad a sus hijos, sus acciones no concuerdan con lo que piden porque están ausentes, mienten y actúan con violencia. Si en nuestra cuenta bancaria emocional sólo existe la palabra o las acciones externas sin conocer y dar el sentido a lo que pedimos, los efectos del decir y el hacer no llega a cuadrar. Así que, dar el ejemplo será un acto de humildad para conducir a otros hacia nuevas cumbres, para transformar realidades, obteniendo mayores frutos y más relaciones saludables. La efectividad saludable de nuestras relaciones la encontramos en este arte como un aporte magistral que enriquece nuestra calidad de vida y la de las personas que están y hacen parte de nuestro entorno. Grande es quien habla menos y actúa más, logrando que las demás personas y todo lo que le rodea avance y crezca. Como dicen por ahí, un burro podrá fingir ser un caballo, pero tarde o temprano rebuzna.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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