EL PERDÓN, UN SERVICIO SIN LÍMITES Mt 18, 21-19, 1
EL PERDÓN, UN SERVICIO SIN LÍMITES
Mt 18, 21-19, 1
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo reaccionamos frente a las diferencias y las ofensas de otras personas? ¿Con amargura, venganza y violencia o con la decisión y acción de perdonar? A la luz de la Palabra de Dios, ante las palabras de Jesús sobre la corrección fraterna y la oración, como expresión solidaria, Pedro, pregunta al Maestro: ¿Cuántas veces tengo que perdonar? ¿hasta siete veces? La respuesta de Jesús es más grande, va más lejos. No sólo siete veces, sino hasta 70 veces siete. Esto es siempre. Mejorar la calidad de servicio, de vida y de acción parte de una decisión voluntaria y consciente como lo es el perdón, que nos libera del rencor, la amargura, la ira, el enojo, el deseo de infidelidad y de venganza. Todos somos conscientes que nos equivocamos, unos en mayor o menor proporción que otros. Pero, todos en un campo de relación personal, de entrar en contacto con los demás, de estar conviviendo, laborando, compartiendo con otros no estamos exentos de ofender, de herir, de lastimar, incluso a quien más se ama. Sin embargo, perdonar y perdonarse es un proceso de calidad que hay que aprender para amarnos y aceptarnos pase lo que pase. Por supuesto que la decisión de perdonar no es meramente pedir una disculpa. Perdonar y perdonarse es un servicio sin límites que reconstruye la vida de una persona. No se trata de elaborar solamente un acuerdo entre dos personas que tuvieron algún conflicto, diferencia, perdonar como un servicio es crear una restauración, es recuperar una vida. Si. Porque muchas veces quedarse rumiando la ofensa provoca que nuestra vida no avance ni busque realizarse aunque se crea tenerlo todo. Algunos podrán decir, pero hasta cuántas veces debo soportar a quien es caprichoso, terco y prepotente. Primero no se trata de hacer cuentas, ni tampoco es tomar la identidad de una alfombra que se deja pisotear por todo el que pase. Perdonar es un servicio que comienza trayendo beneficios para nosotros mismos porque supera la tragedia del egoísmo, de la tacañez y de sentirnos víctimas. Servir a través del Perdón es recuperar, restaurar nuestra vida, es darse la oportunidad de descubrir algo nuevo que eleva y mejora, incluso nuestra autoestima, dejando de estar apegado a sucesos y recuerdos dolorosos del pasado, reduciendo el miedo al rechazo, al engaño y al abandono para dar lugar a la confianza que nos conduce a continuar creciendo hacia nuevas cumbres, liberándonos de caer en la selva del rencor, de la ira y de la amargura. Servir a través del Perdón es poder limpiar lo que es inevitable en cualquier relación, cerrando asuntos o episodios que afectan nuestro rendimiento personal, que roban fuerzas, que estancan la vida y que generan círculos viciosos. Hacer el servicio de perdonarnos y de perdonar, de querer recuperar nuestra vida no tiene medida porque sana y abre la posibilidad de hacer un servicio a quienes con sus acciones y actitudes nos han hecho pasarla mal. Perdonar es darse cuenta de que somos libres y felices con la capacidad de superar obstáculos, de renacer de las cenizas y de saber aceptar lo mejor para ser mejores.
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