PROYECTO DE AMOR Mt 19, 3-12
PROYECTO DE AMOR
Mt 19, 3-12
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo estamos asumiendo en nuestra experiencia el proyecto o la opción de vida que hemos decidido tomar? A la luz de la Palabra de Dios, los fariseos preguntan a Jesús: ¿si es lícito para el hombre repudiar a la mujer por cualquier motivo? La intención de la pregunta no es responder si el divorcio es licito o no, porque para ellos ya era admitido, sino, si es posible romper con el vínculo matrimonial por cualquier motivo. Toda opción y proyecto adecuado para la vida está en función de servir y construir en el amor, junto a otros. Sin embargo, aunque no se quiere vivir solo, convivir con otros, el crear una relación con otras personas no siempre es fácil porque surgen las diferencias, los problemas, los malentendidos y, en muchos casos se llega a las separaciones, al rompimiento de amistades, al distanciamiento entre unos y otros. Por eso, cuál sea la opción de vida que hayamos decidido tomar y aceptar, no se busca tan sólo ser fiel a los demás y a Dios, en primer lugar es a nosotros mismos. Cuando emprendemos un proyecto buscamos es desarrollar un servicio que no sólo nos beneficia a nosotros, es también para hacer felices a los demás, incluso en el proyecto familiar. Luego el compartir el proyecto facilita obtener un crecimiento en todos los aspectos. Pero, sí por los caprichos y por la mezquindad de nuestras acciones no se lleva adecuadamente el proyecto de vida; si a éste no se le inyecta el amor; si vemos que aquellos que están en nuestro alrededor son un estorbo, que son un impedimento para alcanzar nuestras metas; si hemos alimentado la rutina, la rivalidad, la envidia en lugar de ofrecer aportes constructivos de alegría, de paz, pues las consecuencias serán fatales. Cuántas amistades y relaciones han sufrido separaciones, rupturas. Cuántas uniones de vida creen que sus hijos son un impedimento para avanzar. Esto destroza, provoca dolor y amargura, crea insensibilidad humana, afirmando que el amor es ciego, que el amor se puede acabar, que el amor no existe y es imposible construir cosas nuevas. Algunos podrán decir, entonces, es mejor solo que mal acompañado, sin embargo, solo o acompañado tenemos un compromiso con nuestra vida, con nosotros mismos, con el proyecto de vida y la opción por la que hemos decidido. Debemos evitar caer en la acomodación egoísta de sentarnos en nuestras propias seguridades y apegos porque todos estamos en la capacidad y en la habilidad de responder a los retos, a las situaciones que surgen en nuestra vida, de ir más lejos de nuestros propios esfuerzos, de realizar sacrificios significativos, con el fin de ser solución, de contribuir y ser constructivos, de dar orden, equilibrio y pertenencia a nuestras relaciones, de hacer felices a los demás para hacer de nuestra vida un servicio de amor que nos favorezca a todos. Un proyecto impregnado en el amor nos conduce a la realización, pero un servicio, un proyecto sin amor no encontrará ninguna posibilidad de creación. Entonces, ¿cuál sería hoy tú decisión?
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