VER DE UN MODO DISTINTO Mt 13, 47-53
VER DE UN MODO DISTINTO
Mt 13, 47-53
![]() |
Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Has descubierto en la experiencia de tu vida momentos, cosas y personas que en una primera mirada se muestra pesada, con rasgos de severidad y distinto, pero que al volver a revisar en detalle nos damos cuenta que es posible adquirir rasgos nuevos a los ya establecidos? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús cuenta otras dos parábolas a sus discípulos refiriéndose a la responsabilidad de practicar la misericordia sin ninguna exclusión. Cuentan que en una ronda de amigos alguien mostró una foto, donde se veía a un hombre rígido, severo, casi agrediendo al público. La idea que quedó en aquellos que vieron la foto fue la de un hombre inflexible, exigente, que no permitía intimidad ni cercanía. Pero, en ese momento, llega un joven que al ver la foto se alegró y exclamó: “¡Es mi padre!”. Por supuesto, los demás quedaron asombrados y comentaban entre ellos: ¡Vaya que padre tan severo! Pero, aquel joven contesta: “¡No, en absoluto! Es muy cariñoso. Mi padre es muy bueno y es abogado. Y comentó: esta foto que ustedes ven fue sacada en el tribunal, en el momento en que denunciaba el crimen de un hombre que quería desalojar a una familia pobre que moraba en un terreno baldío del ayuntamiento, desde hacía muchos años. ¡Mi padre ganó la causa! Los pobres pudieron quedarse allí donde estaban.” Todos le miraron de nuevo y dijeron: “¡Qué persona más simpática!” En ocasiones de nuestra vida y en el momento de entrar en contacto con alguna persona nos podemos quedar solamente con la primera impresión, impidiendo conocerla y descubrir otros aspectos y rasgos que son valiosos e importantes, consiguiendo excluirla por su vestido, por su forma de hablar y de pensar, cayendo en un prototipo rigorista, aplastante que nos conduce a actuar de una manera irresponsable y de poca apertura hacia los demás. Por eso, ver de un modo distinto a las personas es aceptar y acoger a todas las personas sin etiquetar su condición, su ritmo y su experiencia. Negar a quien es y actúa distinto, es también no aceptarme. Cada persona puede tener cambios en sus actitudes y en sus acciones, pero lo hacen cuando ellas en el buen uso de su libertad lo quieren y, no cuando nosotros lo necesitemos. De esta manera, si hay algo que no nos gusta de los demás, la tarea sería hacerlo primero en nosotros mismos para superar expectativas rígidas y suposiciones de cómo deberían ser los demás. Esto no implica conformarse cuando se emiten comportamientos dañinos y desagradables, pero sí para generar acciones responsables y constructivas que le ayuden a crecer y a transformar su vida. No está en nuestras manos juzgar o decidir cómo se comporta la otra persona, pero si, como podemos actuar de una manera distinta sin caer en el pesimismo o en el triunfalismo de separar buenos y malos, negros y blancos, cuando el sol y la lluvia caen para todos. La grandeza de la sencillez no busca uniformar o simplificar la vida, sino aceptar la diversidad y la complejidad a la luz del verdadero amor que siempre será nuevo.
Comentarios
Publicar un comentario