TENER EN QUIEN DESCANSAR Mt 11, 25-30

TENER EN QUIEN DESCANSAR

Mt 11, 25-30

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

En  nuestra experiencia de vida y de relación con los demás nos encontramos con personas que trasmiten descanso, apoyo, ánimo y paz en los momentos vitales en los que nos llegamos a sentir cansados, quebrados interiormente, fatigados, sobrecargados, angustiados y agobiados por las diversas circunstancias y situaciones de nuestra vida. Momentos en donde los planes no salen como los habíamos pensado o sencillamente a pesar de los esfuerzos no salen como los queríamos desarrollar, provocando cargas negativas, apegos que nos  impiden avanzar y progresar con libertad. Es, aquí donde suelen aparecer personas con quienes podemos acercarnos y acudir con toda confianza para reflexionar las situaciones, sintiéndonos apoyados y animados en el crecimiento, consiguiendo mejores y nuevas decisiones que nos permitan continuar para alcanzar nuestros objetivos en el desarrollo del proyecto de vida propuesto. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús se regocija y bendice al Padre porque sus seguidores participan de su misterio, mostrando la inmensa ternura con que acoge a los pequeños para que encuentren en él la seguridad, la paz y el descanso, logrando disfrutar, construir y contribuir para la vida con humildad y libertad. Veamos:

1.  Entre la sencillez y la Altivez (vv. 25-27): Algunas personas por su profesión, su cargo y su conocimiento que han obtenido en su experiencia de vida modifican su relación con las demás personas. Algunos se vuelven exigentes, basados en la rigurosidad de leyes y normas establecidas. Se sientan en la abundancia de sus cualidades y de sus logros, buscan su prestigio no aceptando nada nuevo e impiden que otros también lo hagan. Están incapacitados para ver más allá de una normativa que les da seguridad, estatus, poder y orgullo. Entre tanto, hay otros que con su sencillez y humildad son inspiradores porque sin importar su condición intelectual, familiar y social, actúan de un modo diferente, pasan inicialmente desapercibidos, pero por su fortaleza y sus actitudes se hacen encantadoras. Estas personas saben que no todo lo saben, que siempre hay algo más por aprender y, por tanto, se dejan sorprender, disfrutando de las grandes y pequeñas cosas para actuar con libertad (vv.25), construyendo desde su esfuerzo y desde su anhelo de vida espacios que edifican y fortalecen verdaderas amistades. Son personas únicas que no necesitan de artificios ni de adornos para saber quiénes son y lo que pueden realizar. Por eso, evitan estar hablando constantemente de sus alcances, de sus logros, de sus aciertos y reconocimientos. No necesitan entrar en competencia y rivalidad, aprenden que Dios está al lado de ellos (vv. 26) y, por eso no buscan aplastar ni acaparar sino que usan sus talentos, sus habilidades y sus destrezas para levantar, para ayudar y aliviar las tareas y actividades de otras personas (vv. 27). Desarrollar entonces, la capacidad de la sencillez nos permite actuar con integridad, con respeto por las opiniones y acciones de otros, generando la posibilidad de establecer mejores relaciones personales que permiten descanso, reposo, alivio, creando así, un oasis, un lugar de confianza, de admiración y no de tensión, dificultad y rivalidad. Así mismo, la sencillez facilita establecer mejor comunicación con las demás personas que tenemos a nuestro alrededor, que hacen parte de nuestra familia, del lugar donde laboramos o en el lugar donde compartimos y forjamos lazos de fraternidad y solidaridad porque se usa lenguajes apropiados, evitando palabras altisonantes o de mal gusto que pueden herir, cargar y lastimar. Obrar con sencillez es valorar y tratar a los demás, con el mismo respeto que se siente hacia nosotros mismos, ganando así más corazones que nos vincula estrechamente al amor del Padre. Los sabios e inteligentes hacen bien en ser alumnos de los pequeños porque la sencillez nos inspira, la altivez llega a ser grosería.

2. Tener en quien Descansar (vv. 28): Sentirse seguro es tener a una persona en quien apoyarse. Jesús reconoció públicamente el don del Padre (vv. 25), pero ahora esa mirada llena de elogio y de misericordia arropa también a quienes están cansados, fatigados y sobrecargados: venid a mí todos los estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso (vv. 28). Una opción de vida que desde la distintas agitaciones internas que suelen ocurrir en el proceso de nuestra vida quieren dar sentido a lo que realizamos para conseguir actuar con libertad y felicidad. Tener en quien descansar y apoyarse nos garantiza, primero que no estamos solos, que contamos con alguien (cf. Mt 1,23), como Jesucristo que nos conduce al amor del Padre, enseñándonos a asumir un estilo de vida que nos realiza en nuestra vida y en nuestra historia. Lo segundo que nos puede aportar tener en quien descansar es descubrir la capacidad de conocer nuevos aspectos de nuestra vida, que quizás no hemos visto y, que nos mueven a soltar apegos y falsas seguridades para comenzar a disfrutar y construir con libertad nuestra vida (cf. Mt 4, 18-22). Un tercer elemento es acrecentar en nosotros la confianza no solamente en el amor al Padre, también en sí mismos, consiguiendo actuar de una manera distinta, impregnada de sencillez y de humildad, facilitando la fraternidad, la buena relación con los demás y la posibilidad de continuar creciendo hacia nuevas cumbres que seguramente se convertirán en grandes bendiciones personales y benéficas para los demás.

3. Disfrutar y construir con libertad (vv. 29-30): Construir una base sólida para disfrutar y construir con libertad comienza por el preferir desde una decisión propia de asumir las situaciones y las circunstancias de nuestra vida con valentía y con amor. Cuánto menos cargas (yugos) tengamos más ligeros podemos avanzar y contribuir en el bienestar de las demás personas. Dicho de otra manera, cuánto menos guardemos en nuestro interior "basura", preocupación, angustia, miedo, ansiedad y tacañez, más posibilidad se abrirá para que actuando con humildad y mansedumbre (vv. 29) consigamos servir y perdonar con amor. La paz que buscamos intensamente en las dificultades y preocupaciones, la encontramos en este camino, no para aplastar, sino para levantar, para crecer y progresar integralmente, disfrutando así de la vida que nos conduce a la plenitud, llevando la paz y el crecimiento a través del servicio. En esto nos encontraremos una libertad creciente que nos conduce a vivir unidos al amor de Padre, teniendo el reposo y el apoyo para lo que nos inquieta y nos angustia en nuestro interior, logrando sanar y ser inspiración de vida para otros.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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