TRIUNFAR DEPENDE DE UNA DECISIÓN Mt 13, 36-43

TRIUNFAR DEPENDE DE UNA DECISIÓN

Mt 13, 36-43

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Has intentado conversar con otras personas para descubrir el sentido de algunas circunstancias y experiencias de nuestra vida? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús explica la parábola del trigo y la cizaña a sus discípulos cuando ellos se lo preguntan, enfatizando que al final habrá dos fuegos: el de la cizaña que arderá y será tirada como basura, y el fuego de los justos que brillará como el sol. Una de las grandes batallas que tenemos en nuestra  existencia se encuentra en nosotros mismos. Es una batalla terrible entre dos grandes lobos. Por una parte es un lobo negro y oscuro que como un boxeador adversario tratará de vencernos en cualquier asalto para dejarnos tendidos en la lona. Este lobo se vive alimentando de emociones negativas como la codicia, la arrogancia, el resentimiento, el orgullo, la petulancia, la autosuficiencia, la tristeza, el pesimismo, la mentira, la inferioridad o la superioridad, por el otro lado nos encontramos con un lobo blanco que se caracteriza por la valentía  y se alimenta de emociones positivas como la alegría, el amor, el perdón, el deseo de crecer, progresar, impregnado de la grandeza de la humildad y de la sencillez, un lobo que es compasivo, bondadoso, generoso y lleno de fe. El triunfador de esta batalla depende de quien nosotros decidamos alimentar, fortalecer y prestar mayor atención. Sin embargo, esto no es una excusa para sentirnos desanimados o llegar a usar la violencia, por el contrario es un momento para estar siempre alertas y vigilantes, aún cuando dé la impresión que el mal nos podrá ganar porque al final será una situación que no durará para siempre. Más aún se puede convertir este mal para hacer el mayor bien. De esta manera, las decisiones y las acciones que desarrollemos se ponen en juego, pero la tarea de cada uno de nosotros es decidir y actuar de un modo responsable con la vida con aquella bondad, con aquellas capacidades y acciones que podemos aplicar a favor del crecimiento y el progreso de nuestra existencia. Inclinarnos a la bondad es abrir la posibilidad para hacer el bien a los demás, sin descuidarnos porque nadie es del todo trigo ni tampoco nadie es del todo cizaña. No somos ni blancos ni negros. En cada persona hay un poco de todo. Muchas veces, aunque queriendo hacer el bien podemos también lastimar y hacer daño a las personas, incluso a las que más amamos. Pero, esto no significa que debamos abandonar lo que se ha emprendido y lo que se ha querido construir para contribuir a la vida, porque el mal no perjudica el bien, sino que colabora a su pleno triunfo. Realmente, todo coopera para el bien. Por tanto, los retos que aparecen en nosotros como amenazas no son para destruirnos, sino que se convierten en oportunidades para avanzar y crecer integralmente, impulsando a irradiar de vida a otros, haciendo brillar el amor como prenda de compromiso para amar y para hacer crecer la fraternidad como una gran familia en el reino del Padre. Ahora, en este ring entre el bien y el mal ¿Cuál sería tu decisión?

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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