DARLO TODO PARA CONSTRUIR Mt 10, 34-11, 1
DARLO TODO PARA CONSTRUIR
Mt 10, 34-11, 1
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Has tenido en la experiencia de tu vida alguna recompensa por haber entregado de forma gratuita algo importante a los demás? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús no vino a traer la paz, la tranquilidad. Él ha venido a traer la espada, la lucha contra la injusticia. Y, está es más importante que todo lo demás: amistades, compromisos, relaciones familiares. Vivir conservando lo que somos y lo que con esfuerzo tenemos puede llegar a ser muy cómodo, pero esto no satisface a nadie cuando de avanzar y fortalecer relaciones en nuestra vida se trata. Algunas personas que durante varios años han vivido acomodadas en la rutina de su vida, no quieren hoy ser incomodadas por las distintas novedades que suelen ir surgiendo en los distintos campos de acción en el que podemos desarrollar y laborar. Incomodadas por las exigencias de los cambios, usan su inteligencia para encontrar argumentos precisos que defienda sus opiniones y condene los cambios como contrarios a los que está pensando en su criterio y situación de vida. Por ejemplo, algunas pueden afirmar que por su condición económica y social están obligadas a encerrarse en sí mismas, evitando la posibilidad de crear convivencia, de compartir, de acoger a otros en hospitalidad y solidaridad, de contribuir, ayudar y acompañar. Se sientan a esperar solamente en recibir. Pero, estas acciones no son recomendables para quienes quieren vivir en paz y tranquilidad porque imposibilita la relación con los demás, cayendo en un cerrazón individualista que impide practicar y vivir el amor, la entrega, la disponibilidad de servir, de enseñar a otros herramientas de vida que ayuden a ser mejores de lo que ya son. Esto por supuesto que crea división porque algunos querrán ayudar, otros preferirán no hacerlo, sin embargo, no hay mayor placer que darlo todo, que beber un vaso de agua cuando hemos atravesado por un largo desierto. Dando es como aprendemos a recibir. Tal vez en nuestra vida el dar y el entregar a otros nos traiga dificultades, abandonos y rechazos, incluso de aquellos que más amamos, pero lo sorprendente es encontrarnos con muchos otros con quienes podemos desarrollar nuestra libertad y felicidad. La vida es como un gran edificio que se construye con ladrillos pequeños. Despreciar los ladrillos significa no tener el edificio. Así que dar algo, aún en los momentos más complejos significa edificar, crecer y mejorar en lo que hacemos y en lo que tenemos, consiguiendo aportar para alcanzar algo más grande y maravilloso para todos.
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