VENCER VIENTOS CONTRARIOS Mt 14, 22-36
VENCER VIENTOS CONTRARIOS
Mt 14, 22-36
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Qué estamos haciendo en nuestra experiencia de vida para superar los vientos contrarios que suelen surgir en los constantes cambios de nuestra existencia? A la luz de la Palabra de Dios, los discípulos de Jesús suben a una barca para dirigirse a Genesaret, pero en esta travesía surgen los vientos contrarios. Jesús se acerca a ellos, pero no lo reconocen. Están apabullados por el miedo. Hay momentos de nuestra vida que aunque tengamos la buena voluntad y responsabilidad por hacer las actividades que nos ayuden a crecer, que sean también aporte para que genere un nuevo estilo de vida en otros, parece que esto no basta, no es suficiente porque el miedo, el pánico nos asalta y sentimos que todo se hunde, que no vamos a ser capaces de hacerlo. Todo se oscurece, se estanca, no deja avanzar. Tenemos la fuerza, las capacidades, las herramientas suficientes para llevar a cabo las acciones, pero tenemos miedo ante lo que llegue a suceder, a lo que dirán, a las consecuencias, entramos en pánico ante las olas contrarias que golpean y que amenazan impidiendo que caminemos con seguridad y confianza, prefiriendo huir antes que permanecer. No creemos en la fuerza, en el poder que hay dentro de nosotros para lograr los objetivos y las metas. Creamos, incluso resistencia a generar acciones constructivas que estén a favor de nosotros y para los demás, cayendo en algunos casos en una actitud individualista y egoísta. Dudamos de lo que somos y de lo que podemos hacer con la ayuda de Dios. Así que, la tarea es vencer los vientos contrarios, las dudas, los miedos para no hundirnos en la soledad, en la desconfianza, en la adversidad. Por eso, es importante: 1. Desarrollar la capacidad de confianza en sí mismo y en Dios para no dejar que las aguas agitadas del miedo, de la duda se interponga a la acción y al progreso de lo que se proyecta. 2. Rodearse o establecer buenas relaciones con la familia, amigos, compañeros y comunidad para que unos a otros se sustente, se apoyen. Participar y pertenecer a una comunidad siendo parte de proyectos solidarios nos beneficia y abre la posibilidad de compartir con los demás, nos facilita estar unidos y fortalecidos para superar las aguas agitadas y turbulentas de nuestra vida. 3. Cambiar la perspectiva de lo que realizamos y proyectamos. No podemos evitar que al emprender un objetivo surjan situaciones o eventos adversos que nos pueden llegar a causar tensión, pero sí podemos cambiar la manera de cómo reaccionamos ante aquellos eventos inevitables. 4. Enfocarse en lo que es importante y es esencial, en lo que podemos solventar y mejorar. Esto sería usar la fe. 5. Escuchar y reconocer las voces de optimismo, de animo, palabras de entusiasmo para avanzar dominando la furia de los mares. Es poner en marcha todos nuestros recursos para avanzar y hacernos paso ante las olas que se levantan y quieren ahogar el crecimiento en la travesía de la vida. 6. Evitar caer en la tentación de quedarse en la espera de recibir el aplauso, el reconocimiento, esto hace parte de un segundo plano. No es lo recomendable ni es la prioridad. Quedarse en lo anterior corre el peligro de estar dependiendo siempre de los comentarios de otros. Somos seres libres no dependientes. Y, finalmente ejecutar, llevar a cabo la acción. Cuando desarrollamos el proyecto de vida, brota libertad, servicio, vida y amor para todos. Un amor que sana, que fortalece relaciones, que invita a asumir un nuevo estilo de vida que enriquece, que libera y que facilita vivir de una manera más saludable. Por tanto, vencer los vientos contrarios es encender la fuerza y la capacidad que existe en nosotros para que afrontando los vientos y las aguas que amenazan nuestra vida lo hagamos constructivamente con la fuerza del amor, de la valentía y la confianza.
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