CON DECISIÓN Y RESPONSABILIDAD Mt 13, 44-52

CON DECISIÓN Y RESPONSABILIDAD
Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO
Mt 13, 44-52

Cuando tomamos decisiones, somos nosotros quienes libremente optamos y valoramos lo que preferimos, lo que hemos elegido en cada momento y situación de nuestra vida. Sin embargo, las decisiones no siempre son nítidas, claras y contundentes, porque en algunos casos los aspectos por definir y considerar tienen su peso, pero aún en estas circunstancias, lo que llegamos a elegir, dependerá solamente de nosotros y, como tal, de nuestra responsabilidad, incluso, si la decisión consiste en "no elegir", convirtiéndose en una decisión y en nuestra responsabilidad. De esta manera, cada decisión que vayamos tomando en los distintos aspectos de nuestra vida, será como una granito de arena, que con el tiempo se va acumulando hasta formar la gran montaña que hoy somos. Por tanto, la respuesta está en nuestras manos y nosotros estamos en la capacidad de decidir con responsabilidad qué es lo mejor, sin detenernos después a buscar culpables o hacernos las víctimas por los resultados obtenidos. A la Luz de la Palabra de Dios; Jesús enuncia cuatro nuevas parábolas a sus discípulos con la invitación a adquirir un estado de libertad, viviendo un estilo de vida con alegría y con responsabilidad de trasmitir el tesoro de la vida a la luz del amor. Veamos: 

1. Decidir por lo que es esencial (vv. 44-46): La capacidad de ser libres es lo más importante que tenemos como personas porque nos conduce a tener saludables relaciones consigo mismo, con las otras personas y con todo lo que nos rodea y está a nuestro favor. La Parábola del tesoro escondido y del mercader especialista en perlas es una propuesta de Jesús a sus discípulos para que adquiramos un estado de libertad. El tesoro escondido, como también el mercader representa a Dios. El campo y la perla fina representa en interior del ser humano. De esta manera, podemos comprender en un primer momento que la imagen que se nos ha presentado de Dios, lejana e incomprensible es una imagen falsa, que en muchas ocasiones nos bloquea en nuestras intenciones de ser mejores de lo que ya somos porque tropezamos en situaciones personales que nos impiden avanzar en todos los aspectos de nuestra vida.  Un segundo elemento que nos permite interpretar es saber que la persona está en la capacidad de hacerse dueña de sí misma, relativizando todas las otras riquezas porque Dios es un especialista en crear personas de valor para estar siempre con ellas, de una forma cercana e intima. Pero, también entendemos que este tesoro está en función de subir nuestra autoestima para que continuemos siempre hacia adelante, creciendo y desarrollando todas las capacidades, talentos y habilidades que podemos ir descubriendo en cada uno de nosotros para ponerlas en proyección hacia los demás. Sin embargo, ser dueño de sí mismo no es una tarea fácil porque en nuestro interior se libra una batalla constante contra todo aquello que podemos mejorar o contra todo lo que nos impide lograr avanzar y alcanzar nuevos objetivos y metas fijadas (cf. Mt 13, 24-30). Ser dueño de sí mismo es una decisión que implica algunos sacrificios significativos y esfuerzos en el que se experimenta desprendimientos, desapegos necesarios para avanzar más ligeros, decidiendo por lo que tiene mayor valor para apropiarnos de nuestra vida sin pensar en su adquisición. Pero, si la decisión de la persona es acoger los deseos más inmediatos (vv. 45), como el dinero, el placer, el alcohol, pierde el control de sí mismo, convirtiéndose muchas veces en esclavo de los demás, de los deseos y de la manipulación que ejercen sobre ellos. Por eso, decidir por lo que es esencial e importante no se encuentra afuera de nosotros, sino dentro de nosotros (vv. 44). Un tesoro, un mercader como Dios que quiere lo mejor para nosotros, que no sólo busca encuentros, sino que no se cansa de hallar estrategias, formas para que entremos en comunión e intimidad con él y salgamos siempre victoriosos. Descubrir este tesoro es el viaje más largo de la vida, pero al recorrerlo nos permite ser libres y felices porque nada nos impedirá pasar más allá de nuestros límites y posibilidades, consiguiendo más de lo que poseemos y haciendo un camino constructivo integral de realización que nos beneficia a nosotros y a quienes nos rodean.

2. La alegría, motivo para decidir (vv. 44b): La alegría puede y tiene la capacidad de influir en nuestra vida, para que disfrutemos más y mejor cada instante y situación por la que inevitablemente caminamos y nos relacionamos. Cuando nos encontramos con el tesoro escondido, con el mercader especialista en hallar perlas de valor todo parece pasar ahora a un segundo plano porque nos damos cuenta que lo esencial no lo encontramos fuera de nosotros, sino que está dentro de nosotros. Esto provoca alegría, felicidad y pasión por el tesoro. Una alegría que nos hace indiferentes a todo lo demás porque resignifica nuestra vida, porque le da motivo a nuestras decisiones, porque no depende de instantes, de cosas, de personas o de momentos. De esta manera, la alegría se convierte en una decisión por lo más esencial, por lo más importante. Ya no abra tristeza por lo que hay que dejar o por lo que nos impide avanzar, sino que ahora poseídos por este tesoro podemos proyectarnos de una manera distinta, libre y feliz donde estamos capacitados para contribuir y construir nuevas relaciones y amistades con imágenes de valor y de belleza del reino.

3. Con Decisión y responsabilidad (vv. 47-52): La responsabilidad nos facilita construir y ayudar a dirigir las riendas de nuestra vida, mostrando de lo que estamos hechos y de lo que podemos conseguir cuando dejamos florecer lo que es más importante y esencial. Sin embargo, no podemos olvidar que en nuestro interior siempre habrá una gran batalla entre el bien y el mal (vv. 48-49), pero esto no puede ser excusa para no hacer vivir el tesoro y la perla preciosa que está en nuestro interior, para proyectar ese amor hacia los demás con inteligencia sin exclusión ni juzgamiento. La decisión y la responsabilidad no está en función de discriminar, sino de acoger, de reunir (red) a todos sin condiciones para ser mejor y para lograr ir más allá de lo que se ha logrado y se a alcanzado de una forma constructiva. De esta manera, la decisión y la responsabilidad está en nuestras manos, pues podemos optar por asumir un reinado que nos conduce a desarrollar un estilo de vida en crecimiento integral y bondadoso o en optar un estilo de vida sin estructura de valores ni proyectos. El resultado depende de lo que hemos decidido.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

Comentarios

Entradas populares de este blog

SABER ESCUCHAR PARA AMAR Mc 12, 28b-34 Domingo Trigésimo Primero del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

EL ARTE DE VIVIR JUNTOS PARA SIEMPRE Mc 10, 2-16 Domingo Vigésimo Séptimo. Tiempo Ordinario (Ciclo B)

RESCATAR LA VIDA, SIRVIENDO CON GENEROSIDAD Mc 10, 35-45 Domingo Vigésimo Noveno del Tiempo Ordinario (Ciclo B)