ABRIR NUEVOS CAMINOS Mt 9, 18-26
ABRIR NUEVOS CAMINOS
Mt 9, 18-26
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cuáles crees que son hoy los factores que causan exclusión de tantas personas, dificultando una buena relación con la familia y la sociedad? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús cura a dos mujeres. Una considerada impura por una hemorragia irregular, la otra una muchacha, hija de magistrado que acaba de fallecer. Hay que notar que en estos tiempos de crecimiento y de un gran progreso se experimenta todavía un alto índice de marginación y discriminación de las personas, excluyendo por su condición no sólo de Mujer, también por su pensamiento, su cultura, su estrato económico y su conocimiento, incluso también por su condición religiosa y espiritual, conduciendo a que las personas se duerman o se anclen en un estilo de vida donde parece que no es posible despertar y ver nuevos horizontes, nuevas alternativas constructivas que impulsen a encontrarse con un mundo distinto en la relación familiar, en el despertar para asumir un nuevo estilo de vida. Es como si todo estuviera perdido, todo fuera un fracaso impregnado de enfermedad, de tristeza donde ya no se tiene otra opción, no hay otra salida que la resignación. Una vida que mientras vamos avanzando parece que se estuviera escalando una gran muralla que se ha levantado que no deja ver la luz del otro lado ni tampoco permite participar para desarrollar carismas, talentos y habilidades que contribuyan desde las distintas condiciones y, así poder crecer y progresar integralmente. Una serie de dificultades que se presentan en el camino, pero que se convierten en una oportunidad para evaluar las perspectivas que se tienen como persona en relación con los demás, abriendo la posibilidad de salir victoriosos. Por eso, abrir nuevos caminos de vida en el que no se dependa de leyes y normas controladas por unos para supeditar a otros es abrir un nuevo horizonte para la vida logrando vencer obstáculos que conduzca a tener una vida con mayor calidad. Cuando las situaciones de casa parecen imposibles, cuando las relaciones con los demás parecen que han caído en la rutina, como que todo se duerme y no se avanza, no es un momento para excluir ni tampoco para hacerse a un lado lamentándose estrepitosamente como si las distintas situaciones de nuestra vida se convirtiera en un permanente luto, es el tiempo en el que no hay otra cosa que arriesgar, tomando de la mano las circunstancias y situaciones para levantarse con otra actitud, sacudiéndose de lo que nos ha dormido: el miedo, la rutina, el egoísmo, la soberbia, la falta de desprendimiento, para hacer algo más, aunque esto implique un esfuerzo, como también superar la burla, el enojo el incómodo de otros, de personas que querrán estar en la perspectiva de juzgar, de menospreciar . Es entrar en una nueva dinámica de apoyo en el que podemos descubrir nuevos contactos, nuevas personas que nos animarán en este camino de ser libres y felices, sintiéndonos incluidos, comprometidos para servir y contribuir al progreso de los demás, aumentando nuestra confianza en sí mismos, en los otros y en el Padre de la vida. Quien sabe donde poner la lupa de la fe abrirá siempre el camino hacia la vida enfocando la gran luz que hay en nuestro interior.
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