NO NOS QUEDEMOS AFUERA Lc 14, 15-24
NO NOS QUEDEMOS AFUERA
Lc 14, 15-24
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cuáles son las excusas que en nuestra experiencia de vida usamos para evitar comprometernos con un proyecto de vida y también para estar en función de las otras personas? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús responde con la parábola de la gran cena a un invitado que estaba disfrutando de una cena en casa de un destacado fariseo, recalcando que no hay exclusividades ni tampoco excusas para no participar de la mesa del Reino de Dios. Existe un terrible hábito entre las personas de sacar excusas para evitar comprometerse sin darse cuenta, que en consecuencia, se excluye a sí misma de algo más grande y mejor. Las excusas son decisiones inadecuadas que se toman para evadir y aplazar acciones y, en efecto, asumir las consecuencias, las cuales arrinconan y limitan nuestro crecimiento. Sin embargo, en la experiencia de vida, parece que los pretextos nunca faltan ni sobran, usados como un mecanismo de defensa que a la postre no trae los mejores resultados, impidiendo muchas veces avanzar hacia las metas que nos hemos propuesto. Cuántos cometemos una falta de cortesía por no asistir a una reunión, sencillamente porque no queremos compartir nuestra existencia con otros a los que consideramos que no están a nuestro nivel. Una actitud excluyente, pero no hacia los demás, sino hacia sí mismo porque se pierde la oportunidad de entrar en contacto con otros, que seguramente su experiencia nos facilitaría crecer. Pero, también hay otros que con frecuencia usan la excusa del trabajo, de la familia y del dinero, evitando romper con las rutinas y con los paradigmas ya establecidos y, que les invite a asumir nuevas responsabilidades o afrontar nuevas realidades, quedándose afuera de las oportunidades y de las posibilidades que se abren, dejando un cometido de poco esfuerzo y de poca perseverancia que estanca y auto-sabotea la realización de nuestros propios sueños y la imagen de nuestro estilo de vida. La excusa no nos permite crecer ni avanzar, más aún es una clara muestra de irresponsabilidad con nuestra propia vida y también con la de los demás. La excusa nos deja afuera de lo que es esencial y más importante, de la posibilidad de aportar, de compartir, de ser una bendición para otras personas. La excusa, incluso puede llegar a ser un monstruo que nos atrapa, que nos impulsa a actuar de un modo violento, conduciéndonos a buscar culpables de las decisiones que hemos tomado. Por eso, es importante que como personas libres y felices con capacidades de construir y de hacer posible que las cosas sucedan, lo recomendable sea estar libres de las excusas y de lo que excluye para que lo que nos llegue a definir no sea la excusa que nos acusa, sino la disponibilidad, la decisión adecuada y el servicio pronto en función constructiva y transformadora para los demás.
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