CON LA MIRADA PUESTA EN LA META Lc 12, 35-38
CON LA MIRADA PUESTA EN LA META
Lc 12, 35-38
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo nos estamos preparando y fortaleciendo para no perder la mirada en la meta? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús presenta a través de la parábola de los servidores vigilantes, al discípulo como un servidor que sabe esperar la llegada de su patrón. Esta parábola describe no sólo los comportamientos de los servidores que esperan al amo, también se describe el comportamiento del patrón con relación a quienes han sabido prepararse y esperar su llegada. El patrón se hará servidor de cada uno de ellos. La dinámica y los asuntos de nuestra vida nos exige estar siempre listos, preparados y vigilantes para saber dar respuesta constructiva a las distintas situaciones de nuestra experiencia de vida y para que estos sucesos no sean impedimento para distraernos de la meta. Por eso, para no perder la mirada de la meta y para mantenernos perseverantes y despiertos es importante: 1. Estar pronto para la acción inmediata. Estar ceñidos es estar listos, preparados para servir, para trabajar o para ir a un viaje. Pero, si nuestra actitud y acción es pasiva, cómoda, en situación de estar relajados y en reposo los resultados no serán efectivos, porque podemos descuidar la meta dando espacio a la pereza, a la mediocridad y al egoísmo. Estar siempre listos para la acción es estar siempre en forma para responder a los distintos sucesos de nuestra vida para irradiarlos de esperanza, de amor y de una verdadera paz. 2. Mantener con perseverancia el dinamismo de la vida. Es fácil y común llegar a cansarse y fatigarse en este caminar. Sin embargo, cuando mantenemos despierta la perseverancia en los diversos momentos, incluso los momentos oscuros y de poca comprensión, entonces tendremos siempre la posibilidad para continuar avanzando y llegar a buen término a la meta. De esta manera, comprendemos que tener una lámpara encendida en una casa es señal de actividad, de estar despiertos generando y proyectando actividades que facilite el crecimiento y el aporte constructivo para los demás. No interesa el rose, la situación, lo importante es continuar en servicio, ofreciendo lo mejor. 3. Cosechar con alegría. El premio de aquellos que están despiertos y haciendo vida para su realización y para el crecimiento de las demás personas es la felicidad, ésta no como una meta, sino como el camino donde vivimos y podemos usar todo lo que somos para ser canales de bendición, dando frutos con perseverancia, con la mirada puesta en la meta que nos realiza y siempre nos sorprende.
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