INVERTIR EN LA FELICIDAD ES COMPARTIR Lc 12, 13-21

INVERTIR EN LA FELICIDAD ES COMPARTIR

Lc 12, 13-21

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿En dónde o en quién hemos puesto en nuestra experiencia de vida nuestra seguridad? ¿Qué lugar ocupa dentro de las prioridades? A la luz de la Palabra de Dios, una persona en la calle aborda a Jesús para pedirle que haga mediador entre él y su hermano mayor, quien parece ha acaparado toda la herencia. La respuesta del Maestro no consiste en intervenir en el litigio, sino en guardarse de la práctica de la codicia, pues la intención de uno es acaparar, pero la del otro hermano es vivir independiente, tomando distancia de la familia para no compartir sus bienes. Muchas veces hemos pensado que cuanto más tenemos y poseemos más libres y felices podemos ser, queriendo garantizar una vida despreocupada. Sin embargo, el estilo de vida que vamos forjando cada día nos invita a saber invertir para ser felices, actuando con verdadera libertad, no necesitando de muchas cosas, sino por el contrario cuanto más un corazón esté libre más posibilidades habrá para ser feliz porque podrá “volar” más fácilmente, porque sabrá compartir, venciendo el egoísmo y la codicia, logrando hacer una buena administración de sus bienes sin perder la mirada de lo que es fundamental para el camino de la felicidad. Por muy bueno que sea algo que tengamos o poseamos nunca nos dará una verdadera alegría. Para eso es importante: 1. Evitar acumular. Cuando se acumula se impide abrir espacio para lo que es esencial perdiendo el enfoque, la mirada en lo que nos debiera ocupar. Tener metas, sueños, proyectos pensando solo en lograr ser exitoso provocará que la cosecha en realidad sea un fracaso porque la fuerza de vida estará enfocada en el egoísmo que ignora lo que realmente es importante. Detrás de esto es posible que tengamos un “vacío” que queremos llenar y éstas no garantizan la vida. Rico no es el que tiene, acumula y posee mucho, sino aquel que necesita poco para vivir, para compartir y para servir, descentrándose de sí mismo para enriquecer a otros. 2. Ser responsables de las riquezas. Todos hemos nacido con grandes regalos sin interesar las condiciones de vida. Ser responsables de lo que hemos heredado de la vida: talentos, conocimientos, habilidades, éstos están en función de apoyar de un modo constructivo, generoso y solidario nuestra vida. 3. Invertir en el camino de la felicidad. Cuando vencemos la mentalidad consumista damos un paso gigante hacia algo más grande, logrando mayores alcances que asegura una vida de verdaderas bendiciones. La mejor administración es sabernos vaciar para compartir. La mayor riqueza que podemos tener es el servicio, estar en función de Dios y de la otra persona.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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