EL BUEN USO DE LA AUTORIDAD Lc 12, 39-48

EL BUEN USO DE LA AUTORIDAD

Lc 12, 39-48

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Cómo estamos administrando nuestra experiencia de vida en todos los aspectos? ¿Hay algo que debamos corregir? ¿En qué lugares los estamos sembrando para recoger frutos con perseverancia? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús narra dos parábolas a sus discípulos: la del amo de la casa y la del administrador fiel y prudente con el fin de hacer un discernimiento y evaluación de las responsabilidades que se nos han confiado: familia, trabajo, comunidad, servicio, profesión, etc. Olvidarnos de lo que nos rodea cayendo en una especie de pietismo, nos puede hacer olvidar de nuestras obligaciones y responsabilidades, desvirtuando el uso de la autoridad. Todos como personas estamos en la capacidad de desarrollar y usar con perseverancia y eficacia nuestros talentos, nuestras habilidades, la autoridad que se nos ha dado para administrar lo que se nos ha encomendado en los distintos aspectos de nuestra vida, haciéndolo de un modo cada vez mejor, entrando en el dinamismo de la vida, la cual siempre nos mueve hacia el progreso y a lograr que se nos conceda mayores responsabilidades que nos ayudará a avanzar en nuestra existencia, facilitando aportar con libertad y generosidad a los demás. De esta forma es importante que estemos siempre atentos a los sucesos que nos rodean para poder ser respuesta constructiva que nos realice, pero también facilite acompañar a otros en su crecimiento integral. De nada sirve tener una autoridad, pero con la actitud de quedarnos mirando solamente hacia arriba, actuando como si quisiéramos permanecer en una burbuja, volviéndonos un problema, impidiendo el crecimiento, sumergidos y centrados en sí mismos, aprovechando las situaciones y de las circunstancias para dominar, para pisotear y para dividir, sabiendo lo que hay que hacer y cómo debe hacerse, pero no hacerlo porque existen otras prioridades u otros intereses personales. Esto ocasiona que se tome gran distancia entre lo que nos corresponde hacer, disfrutar y proyectar para animar, contribuir y servir, todo aquello que nos lleva a la plena realización y el estancamiento que se acomoda en el uso desmedido de una autoridad que no sabe dirigir, que es agresiva, ausente e irresponsable. Olvidamos de nuestra realidad y de las personas que están a nuestro cargo y a nuestro alrededor es también olvidarnos de nosotros mismos, es actuar de una manera irresponsable, desconfiada en Dios y en sí mismo. Por tanto, lo recomendable es mirar al cielo, pero con los pies bien firmes en la tierra para saber dar lo mejor de nosotros con disponibilidad, decisión y generosidad, poniéndonos en función de los demás, generando relaciones de fraternidad, alegría y solidaridad, administrando adecuadamente en un sentido de agradecimiento lo que se nos ha encargado para responder mejor y hacer crecer y avanzar nuestra experiencia y existencia de vida, siendo una posibilidad para resolver problemas, para descubrir nuevas salidas que superen las distintas adversidades y haciendo que las cosas sucedan para que estas se conviertan en grandes logros y metas que nos beneficiará y nos realizará como personas.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

Comentarios

Entradas populares de este blog

SABER ESCUCHAR PARA AMAR Mc 12, 28b-34 Domingo Trigésimo Primero del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

EL ARTE DE VIVIR JUNTOS PARA SIEMPRE Mc 10, 2-16 Domingo Vigésimo Séptimo. Tiempo Ordinario (Ciclo B)

RESCATAR LA VIDA, SIRVIENDO CON GENEROSIDAD Mc 10, 35-45 Domingo Vigésimo Noveno del Tiempo Ordinario (Ciclo B)