INVITADOS A UNA NUEVA VIDA Mt 22, 1-14
INVITADOS A UNA NUEVA VIDA
Mt 22, 1-14
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
Cuando se nos hace una invitación a una reunión familiar o social, cada uno decide si asiste o no. Si la opción es la primera, entonces acude a participar de la mejor manera. Busca su mejor vestido, su mejor atuendo para festejar. Sin embargo, habrá algunos que aún cuando son invitados con insistencia sus prioridades son otras, sacan excusas y no deciden asistir. Otros asisten, pero no se preocupan por llevar la ropa apropiada. Entre tanto, otros pierden oportunidades porque sus prioridades son otras o porque sencillamente está centrado en sus propios intereses. Aprovechar la oportunidad adecuada es aceptar la invitación ha comenzar una nueva existencia, donde la posibilidad de servir y de construir es un pasaporte que nos facilita descubrir cosas mayores y sorprendentes. Es salir de la rutina, de la zona de confort para poder transformar realidades y relaciones que haga de nuestra vida una gran celebración donde todos seamos libres y felices, donde podamos comunicarnos en un mismo lenguaje, que es el amor, teniendo en cuenta las diferencias. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús tomando de nuevo palabra nos enseña a través de dos parábolas, herramientas y estrategias para disfrutar y mejorar la calidad y estilo de nuestra vida. Veamos:
1. Aprovechar la oportunidad de ser invitados (vv. 1-10): Hay ocasiones de nuestra vida que es necesario tomar riesgos, dejar o soltar lo que estamos haciendo para conocer algo más, para aprovechar la oportunidad de ser invitados a una nueva vida, a encontrar nuevas personas, nuevos contactos, superando los prejuicios para compartir y conocer nuevas experiencias, asumiendo nuevas y rejuvenecedoras actitudes que nos contribuye a que todos podamos crecer y avanzar. Jesús, narrando la primera parte de una nueva parábola cuenta que un rey, a través de sus servidores, notifica la invitación a la fiesta matrimonial de su hijo, sin embargo, aunque se insistió, la respuesta de los convidados fue negativa. Algunos rechazaron (vv. 3), otros actuaron de una forma indiferente (vv. 5) y, entre tanto, otros, agredieron con violencia a los siervos. Cada momento, cada día es una oportunidad para sentirnos invitados a comenzar una nueva vida, una posibilidad para estar mejor o para hacer las cosas en un modo mejorable, superando los recuerdos pasados, las etiquetas que nos generaron ciertas costumbres. Todos estamos convidados desde nuestra libertad y desde nuestra experiencia de vida a exigirnos, a ser responsables de mejorar la calidad y el estilo de vida, de disfrutarla y de hacer que otros también la desarrollen de una manera adecuada, logrando cambios significativos y constructivos que nos beneficien a todos. Pero, en esta dinámica no siempre todos están en la misma sintonía para producir los mejores frutos. Muchos han sido invitados, de diferentes estratos, naciones, culturas, a una nueva vida, a entrar en el festín de experimentar el encuentro personal con Dios, con las personas, pero la decisión libre ha sido de rechazo porque creen que el llamado debe ser comunicado directamente por Dios y, no por sus servidores (vv. 3) a quienes no reconocen ni se les pone cuidado. Nadie está obligado a tomar una decisión o tener una actitud determinada, cada persona está en la disposición de aceptar o de negar la invitación a mejorar, a progresar y a avanzar constructivamente. El problema no son los otros, sino de nosotros mismos que teniendo todo el potencial, nos destruimos cuando rechazamos la invitación a avanzar, a ser mejores aportando a las otras personas, a ser libres y a mejorar nuestra calidad de vida. La respuesta, la decisión y la responsabilidad para realizarnos, para ganar la vida, para trabajar en la viña del padre es de nosotros. Por tanto, lo recomendable es aprovechar, la oportunidad de ser invitados usando todo el potencial para aportar constructivamente a la celebración majestuosa de la vida. Dios, como Padre como amigo, como salvador está dispuesto a hacer todo lo posible para que podamos gozar de una fiesta constantemente y para que realizándonos podamos entregar los mejores frutos de vida.
2. Buscar los mejores atuendos (vv. 11-13): Para participar de una fiesta especial, como un matrimonio, se hace necesario asistir con un vestido adecuado. La segunda parte de la parábola afirma que el rey de la fiesta entró a ver a sus invitados, pero notó que había allí uno que no tenía en traje de boda. y; al preguntarle al comensal cómo estaba allí sin tener el traje de boda, la respuesta fue de un silencio, a lo que el rey pide que sea expulsado de la fiesta. Aprovechar la invitación a una nueva vida no es suficiente con aceptar, es importante también responder con hechos para no caer en el mundo de la indiferencia, del rechazo y del maltrato (vv. 11). Cuántos por sus comportamientos y por su ausencia han destruido familias perdiendo la oportunidad de generar vida. Cuántos por pretender mantener un estatus, un prestigio excluyen a los demás, mirándolos con sospecha, con envidia, causando distanciamiento entre unos y otros. Cuántos ha perdido distintas oportunidades porque han decidido quedarse haciendo lo mismo sin darse el permiso de crecer en todos los aspectos de su vida, dando oportunidad a que sus relaciones personales sean más saludables. Cuántos ante estos eventos buscan solucionar su vida atacando, buscando culpables y, aunque están en la misma sala de la fiesta prefieren apartarse y no, comprometerse con nada ni con nadie. El atuendo para la celebrar el festín al que hemos sido invitados requiere de desarrollar buenas actitudes y acciones que contribuyan al crecimiento integral. El vestido no representa una prenda de ropa, sino un estilo de vida que nos permite ayudar a otros a que también edifiquen y progresen en su existencia, en sus relaciones y en sus distintos ambientes, logrando alcanzar mejores cumbres y metas donde reine la salud, la alegría, el amor, la unidad y la generosidad, factores de valor en el progreso integral de cada persona. Buscar los mejores atuendos, por tanto, es revestirnos de las mejores acciones y actitudes para producir los mejores frutos.
3. Invitados a despertar hacia una nueva vida (vv. 14): Todas las personas estamos convocados a asumir un estilo de vida donde sin interesar las condiciones o los estratos podemos despertar hacia una nueva vida en la que reine la amistad, la solidaridad, la reconciliación, el amor y la paz. Para esto es importante desacomodarnos, desinstalarnos de nosotros mismos para apuntar hacia nuevas metas, utilizando las mejores fuerzas para responder a la invitación de desarrollar una nueva vida donde podemos no sólo realizarnos integralmente, sino también de ayudar a que otros vivan libres y felices. Por tanto, el dicho de Jesús...porque muchos son llamados, pero pocos los escogidos, no pretende excluir, como tampoco generar un mundo de datos estadísticos sobre quiénes o no pueden estar celebrando el festín. Lo que es relevante es tomar la decisión de generar una vida donde todos podemos participar de un modo constructivo, despertando un nuevo estilo de vida, que usa el traje nupcial adecuado para que con gestos de valor y de esperanza fraterna se avance hacia nuevas experiencias, que seguramente nos conducirán a encontrar nuevas cumbres, nuevas metas que contribuirán a nuestra felicidad.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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