CUIDAR LOS PEQUEÑOS LOGROS Lc 13, 18-21
CUIDAR LOS PEQUEÑOS LOGROS
Lc 13, 18-21
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Qué valor le estamos dando en nuestra experiencia de vida a los pequeños logros y avances? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús compara el reino de Dios con dos parábolas: el grano de mostaza que sembrado en huerto crece y se convierte en un gran arbusto. Y la levadura mezclada con gran cantidad de harina que fermenta toda la masa. Muchas veces no prestamos atención a las cosas pequeñas y simples porque nos parece que ahí no está pasando nada. Sin embargo, las grandes cosas que logramos, comienzan con poco. Basta entregar un grano de semilla a la tierra para lograr ver en un tiempo y proceso determinado un gran árbol frondoso. La semilla en su comienzo es muy pequeña, frágil e insignificante, pero con el tiempo y el proceso se convierte en sobreabundancia en árboles que dan muchos frutos. De esta manera, sucede con la levadura, que es como el pan viejo, endurecido y con moho, que al convertirlo en polvo, le da sabor a la insípida harina y, aunque poco, tiene la capacidad de fermentar toda la masa. Así que es importante cuidar los pequeños logros y los pequeños avances. Es cuestión de decisión que como personas asumamos con responsabilidad lo que parece poco, porque con el tiempo, con la práctica de la perseverancia y con una actitud de servicio humilde aquello se puede convertir en algo grandioso y sorprendente, capaz de contribuir al crecimiento y al avance de otras personas. Cuando decidimos sembrar pequeños granos de vida, de amor, de bondad, de perdón, de generosidad, de amistad, queriendo hacer el bien a los demás, buscando que crezca, que llegue a mejorar en su vida y en todos sus aspectos de existencia, aquel grano se convierte en una gran bendición que invadirá no sólo a la persona a la que se le sembró, sino también a quienes estarán en su alrededor. Pero, si la decisión es arrogante, creyendo que la semilla y la levadura es poco, dejándose gobernar por la petulancia, la abundancia, el prestigio, la tacañez, el apego, incluso, dejándose atropellar por el miedo y las culpas, entonces las decisiones y las acciones no serán adecuadas y recomendables, porque al final se sembrará emociones negativas, impregnadas de egoísmo, orgullo y rencor que en consecuencia cargan como pesados grilletes que esclavizan e impiden avanzar y crecer. Por tanto, es cuestión de decidir cuidar de los pequeños logros, de lo que para algunos puede llegar a ser insignificante porque esos logros nos conducen a encontrarnos con grandes proyectos de vida que nos beneficiará a todos en un modo de triunfo y de avance integral. Por supuesto, que esto es posible cuando practicamos la grandeza de la humildad, pero también cuando desarrollamos el creer en el valor de lo pequeño, de lo que parece invisible para que todo lo que se emprenda germine y se proyecte como bendición abundante para los demás.
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