DE LA APARIENCIA AL SERVICIO Lc 11, 47-54
DE LA APARIENCIA AL SERVICIO
Lc 11, 47-54
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Has tenido experiencias personales que te han impedido crecer y desarrollar con eficacia en algunos aspectos de tu vida? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús pronuncia dos nuevas lamentaciones, dos "ayes" contra fariseos y legistas. La reacción negativa de estas autoridades no se deja esperar, buscan acusar y sorprender al Maestro en alguna afirmación. Muchas de las acciones que desarrollamos en nuestra cotidianidad son reflejo de lo que estamos experimentando en nuestro interior y de lo que creemos ya saber pero que no le damos el sentido y la interpretación adecuada para que permita que gocemos de la novedad y de la verdadera libertad. Y si allí, en el interior no hay la decisión y la responsabilidad de hacer bien, de aportar, de contribuir, de enseñar para que otros también se fortalezcan y avancen en los aspectos de su vida de nada sirve tener una gran lista de prácticas, de normas, de talentos y de habilidades. La actitud es más apariencia que realidad. No es posible así ser libre y feliz si pretendemos encasillar nuestra vida, si queremos controlar todo y a todos, si perdemos el optimismo para cada día, si preferimos promover dogmatismos que nos impiden conocer y tener una verdadera relación con Dios y con los otros, si estamos enfocados en criticar a quienes piensan y actúan de un modo diferente, si optamos por estar buscando constantemente motivos para señalar a quien quiere proponer algo distinto. Lo que nos hace ser libres y felices no es el compromiso solamente de mantener vivos nuestros criterios y conocimientos, muchos de ellos abstractos sin realidad, sin existencia, también es importante el compromiso de asumir una vida con la capacidad de saber dar respuesta constructiva, de dar un nuevo dinamismo a una vida de proyectos interesantes que sean un servicio para el progreso personal y también para el aporte al crecimiento integral de las demás personas. Por supuesto, que a algunos les parece incómodo estas actitudes y acciones porque pueden sentir que están perdiendo su puesto y su prestigio, y en efecto, rechazan y se oponen abrirse a nuevos cambios a dar una verdadera interpretación a lo que señalan y conocen, a dejarse sorprender para ayudar a crecer y avanzar. Sin embargo, lo que nos hace que seamos libres y felices no es la apariencia o el pretender estar centrados en nosotros mismos, sino el servicio, el estar en función de los demás, el compartir, el sacar lo mejor de nosotros para que otros también sean libres y felices.
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