PLANIFICAR PARA CONSTRUIR LO HEREDADO Mt 21,33-43
PLANIFICAR PARA CONSTRUIR LO HEREDADO
Mt 21,33-43
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
Hemos escuchado en algunas ocasiones que lo que tenemos en nuestra vida o lo que hemos heredado no es para usarlo solamente en beneficio propio, también es para ponerlo, de un modo constructivo en bien común. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús enseña a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo a disponer adecuada y responsablemente de la viña que se les ha heredado para que trabajando con dedicación produzcan nuevos frutos abundantes a su tiempo. Veamos:
1. Las opciones tienen implicaciones (vv. 34-41): Todas las decisiones o las acciones que realicemos tienen consecuencias, positivas o negativas, todo depende de la manera que lo asumamos. Jesús a través de una nueva parábola denuncia a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, quienes pensando en su poder y en en la búsqueda constante de su privilegio han manejado incorrectamente lo que se les ha heredado. Algunas personas con sus comportamientos y actitudes creen que son dueños de la vida, de las personas y de todo lo que les rodea. Actúan con prepotencia, soberbia, con orgullo usando lo mejor de ellos para pisotear y hacer sentir pequeños a los demás, trayendo en consecuencia pocos frutos constructivos. Estas personas usan su poder, su autoridad para empobrecer, para herir, para engañar, para manipular y para matar a todos aquellos a los cuales ven como impedimento para conseguir sus propios intereses (vv. 38). No desarrollan la apertura a la novedad por miedo a perder su puesto, por mantener todo bajo su control, aunque esto implique caer en la monotonía, en un camino donde no haya más salida y se haga solamente lo que ellos dicen y sugieren. Se muestran poco generosos porque se impone sus ideas sin dejar la opción para que otros también cambien su mentalidad y empiecen a producir nuevos frutos. Una opción que tiene en efecto, implicaciones negativas porque actúan de una manera ciega, convirtiendo las relaciones personales en un reflejo de violencia, de rechazo y de destrucción. Causan daño a los demás porque aún cuando observan que los otros se están hundiendo, no tienden su mano para ayudar (cf. Mt 14, 31), prefiriendo quitar de en medio, de manera definitiva la voz que los perturba y no les deja actuar de forma caprichosa. Un daño que es también para ellos mismos porque impide su crecimiento y su avance para recoger con dedicación y esfuerzo mejores frutos (vv. 34) de los que ya se han conseguido. Por tanto, quienes asumen estas actitudes, son personas que no han sabido usar adecuadamente lo que han recibido por herencia obstaculizando el progreso de la Viña de Dios (vv. 33). Así que sus acciones irresponsables conlleva a perderlo todo para que la viña sea arrendada a otros labradores que le paguen los frutos a su tiempo (vv. 41).
2. Dueños o colaboradores (vv. 33): La dinámica de nuestra vida es una constante actitud de aprendizaje y de colaboración para obtener un crecimiento integral, sin embargo, cuando descuidamos estas acciones encasillamos la vida, consiguiendo labrar caminos poco constructivos impregnados de infelicidad. Jesús enseña a través de la parábola que en la viña hay un dueño, un propietario que ha plantado lo mejor para que aquellos a lo que se les ha arrendado puedan producir y hacer rendir sus frutos. Pero, las actitudes de estos colaboradores no han sido las mejores. Sus comportamientos reflejan maltrato (vv. 35-36) sobre quienes fueron enviados a colaborar, pero también sobre aquel que es su hijo, el cual tampoco se respeto, echándolo fuera de la viña y matándolo (vv. 39). Todos como personas se nos ha heredado una vida llena de talentos, de recursos necesarios para hacer posible que la viña prospere y crezca integralmente, sin embargo, cuando nuestras actitudes y acciones las estructuramos bajo el influjo del egoísmo, entonces comenzamos a actuar como si fuéramos "dueños" en el que podemos disponer a nuestra manera de todo sin tener alguna medida: y quedémonos con su herencia (vv. 38). Esta actitud, por supuesto hace que la herencia maravillosa que se nos ha dado pierda el objetivo y los frutos deseados. Lo que hemos recibido es para ponerlo en bien común. No hacerlo hace que la vida se estanque, se anquilose y no avance. Somos colaboradores para usar los recursos de un modo adecuado, con el fin de mejorar nuestra calidad y estilo de vida. Si llegamos a creer que somos dueños, la acción debe ser como la de Aquel que sale de sí mismo para tender la mano y ayudar a crecer a los demás, trabajando de una forma incondicional en la viña para que ésta crezca y produzca los mejores frutos. Cuando nuestra actitud está basada en la grandeza de la humildad, entonces actuamos con solidaridad y generosidad, colaborando responsablemente con todo lo que hemos heredado. sin buscar apropiarnos de lo que le pertenece a otro, consiguiendo superar los obstáculos, los vientos contrarios para aprender y continuar avanzando sin excusas y sin dejar de lado lo que se ha emprendido para producir aquel fruto que nos asemeja a quien es el Dueño y propietario de la vida.
3. Planificar y construir lo heredado (vv. 42-43): Organizar mejor cada uno de los aspectos y recursos de nuestra vida, mejora también las tareas y las actividades que realizamos, logrando aprovechar y conseguir mejores resultados que transformará y nos beneficiará a todos. Jesús afirma, basado en las Escrituras: que la piedra que los constructores desecharon, en piedra angular se ha convertido...(vv. 42). Todo se nos ha dado para planificar y para continuar construyendo. Cuando planificamos y nos disponemos a construir lo que hemos heredado nos facilitará actuar con responsabilidad, desarrollando las capacidades, los talentos y las habilidades de un modo adecuado. Esta es la base, esta es la piedra angular para edificar y para crecer sin medida, aprovechando mejor lo que hemos recibido, produciendo nuevos frutos, respaldados por el Dueño y propietario de la vida. Por tanto, quienes estamos dispuestos a producir frutos en la viña, no sólo contamos con lo necesario para poder producir frutos, sino también contamos con la bendición de Dios para que con dedicación, con esfuerzo y perseverancia, ayudemos a construir lo que hemos heredado, en una base solida que nos facilite conseguir llegar a nuevas cumbres donde aportemos a una mejor calidad de vida, impregnada de fraternidad y de un Amor del Padre que no escatima ningún esfuerzo para que todos podamos aprovechar y gozar constructivamente la herencia recibida.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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