SUPERAR TIEMPOS DIFÍCILES Mt 8, 23-27
SUPERAR TIEMPOS DIFÍCILES
Mt 8, 23-27
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cuántas veces en nuestra experiencia de vida nos hemos sentido como un barco perdido en un mar revuelto, sin mucha esperanza de poder alcanzar puerto seguro, ocasionado por las distintas dificultades de convivencia? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús sube a una barca seguido por sus discípulos, pero se desata una gran tormenta Y, mientras Jesús dormía sus discípulos lo despiertan diciéndole:“¡Sálvanos, Señor, nos hundimos!” El dramatismo que muchas veces pasamos en el desarrollo de nuestra experiencia y proyecto de vida provocado por las grandes adversidades que suelen surgir en las distintas relaciones personales, que nos hacen perder la esperanza a punto de perecer, de sentir que nos hundirnos, de no poder avanzar, que es mejor tirar la toalla es muy común. La mitad de nuestra vida la pasamos superando y solucionando dificultades. El problema, el riesgo siempre va a estar acompañando nuestros procesos, convirtiéndose en una oportunidad para revisar, crecer y salir victoriosos. Por eso, es importante saber cómo usar las herramientas que tenemos para superar los tiempos difíciles en la convivencia y llegar al puerto deseado. Lo primero, es mantener y seguir los objetivos. No podemos quedarnos rumiando el problema, esto nos hundiría y no podríamos enfocarnos en lo que es más importante. Lo segundo, dar nombre al problema a lo que nos está sacudiendo, aquello que parece que supera nuestras fuerzas, será ¿rutina, soledad, angustia, cansancio, fatiga, infidelidad, miedo, escasez económica, carencia de empleo? Lo tercero, unirse, acercarse a personas o fuentes que nos pueden ayudar a salir adecuadamente. Contamos con la ayuda de Dios y también con otras personas que siempre estarán disponibles para echarnos una mano y, así salir a flote para continuar avanzando. No estamos solos, aún cuando todo vaya en contra. Ahora, en estos tiempos difíciles sentirnos autosuficientes provocará que más se aligere el proceso de hundimiento. El cuarto aspecto desarrollar nuestra fuerza espiritual para enfrentar, soportar y vencer sin miedo y mejor con decisión, confianza y valentía el problema, la dificultad, el obstáculo que impide llegar a puerto seguro. El miedo y la desesperación no dejan ver más allá del problema, crea angustia y paraliza. La fe es la victoria sobre el miedo y nos permite ver en los demás lo que otros no alcanzan ver. El quinto aspecto, usar la autoridad divina que se nos ha delegado, sabiendo que es posible lograr el objetivo. Nada ni nadie es amenaza para que no podamos involucrarnos y entrar en contacto con los demás, creando una mejor relación de Amor y de vida. Y, finalmente desarrollar la capacidad de admiración. En toda convivencia es maravilloso asombrarse rompiendo con la rutina, haciendo pequeños sacrificios, descubriendo nuevas cosas en las relaciones y en el contacto con otras personas, generando ambientes saludables en el que se aporta muchas cosas buenas a nuestra vida y también para quienes nos rodean.
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