LA CALIDAD DEL AMOR Jn 3, 16-18
LA CALIDAD DEL AMOR
Jn 3, 16-18
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Florecita y Luis Fernando 11 años Construyendo el Amor |
La mayoría de las personas sienten el deseo y la necesidad de experimentar el amor, de sentirse amadas y de poder amar porque es la manera más intensa e inteligente de vivir. Sin embargo, esto no es tan sencillo vivirlo como se expresa porque para poder amar y sentirse amado es necesario saber recibir el amor para amarse así mismo, es decir, encontrarse con el amor maravilloso e ilimitado del Padre. A la Luz de la Palabra de Dios, de tal manera nos ha amado el Padre para que acogiendo y mostrando su amor, logremos conducir a otros hacia este verdadero amor. Veamos:
1. Amor sin Límites (vv. 16): El amor verdadero y sin Límites consiste en saber salir de si mismo para entregarse. El amor de Dios Padre es inmenso y asombroso, le llevó a dar, a entregar, al único Hijo, manifestando su gran amor a través de lo humano. un amor que muestra la esencia, la característica de un Padre que es amor (1 Jn 4,8), que tiene la capacidad de desprenderse para dar lo mejor para que sus hijos sean libres y felices. Un amor que no se limita, que lo da todo. El Padre no sólo no ha dado a su Hijo, también nos ha dado la creación para que la disfrutemos y nos gocemos en contribuir a que sea mejor. Nos ha dado la presencia maravillosa del Espíritu Santo. De manera, que es un Padre que no sabe dar otra cosa que lo mejor para todas las personas. Por eso, cuando tendemos a centrarnos en nosotros es necesario salir de si mismo desarrollando acciones y servicios de vida que beneficien a los demás porque sólo saliendo de nosotros nos encontramos no sólo con la grandeza que está en nosotros, también nos encontraremos entregando, dando amor sin límites. Amor sin límites es la capacidad que tenemos en centrarnos en las otras personas, pensando más allá de nosotros mismos, ayudando a los demás, haciendo una donación desinteresada de nosotros. Quien se entrega y aporta a los demás, por una parte es más feliz, y, por otra se revierte en abundantes bendiciones para los demás.
2. Amor Incondicional (vv. 17): La acción de querer lo mejor para los demás se llama amor incondicional. El presente, el obsequio generoso y maravilloso del Padre ha sido su Hijo porque su amor es incondicional, un amor de calidad...de tal manera...(vv. 16), un amor constante que tiene como objetivo la salvación inmediata y definitiva de sus hijos para que crezcan, progresen en todos sus aspectos y se realicen. El amor incondicional es una decisión, una fuerza inmensamente potente de amar no importando las consecuencias ni las decepciones porque se ama la esencia de las personas, sin interesar si se ha equivocado o ha fallado a través de sus actitudes y acciones. Es un amor, por tanto que no juzga ni busca condenar, por el contrario es un amor que busca conducir hacia la realización personal (...tengan vida eterna...) en el que es posible vivir en relación adecuada, de una manera plena, superando las limitaciones, transformando la vida completamente para hacerla mejor de lo que ya es sin excepciones. El que ama incondicionalmente apoya el crecimiento personal e integral de las personas amadas. Un amor que no evitará el dolor y el sufrimiento, pero que siempre será un apoyo para poder acompañarlo en la forma de superarlo y de aprehender de lo que nos propone la vida, creando fuertes lazos de amor necesarios para manifestar la bondad amorosa de la vida por la vida.
3. Amor constructivo (vv. 18): Uno de los grandes aspectos que tenemos como personas, es la libertad con decisión y responsabilidad. Ésta es la capacidad que todos, como seres humanos tenemos para dar respuesta adecuada y buena para los demás. De esta manera, el amor sin límites e incondicional del Padre quiere que sus hijos crean en Él para que aceptando a su Unigénito permanezcamos en la unidad y en fuerza maravillosa del amor: el que cree en él no es condenado (vv. 18). Sin embargo, no aceptar este amor gratuito no es responsabilidad del Padre. Este amor constante y constructivo, no requiere si es recibido o no, pero sí es para nosotros importante para nuestra realización personal y desarrollo eficaz de nuestro proyecto en la vida. Aceptar este amor sano y constructivo es un acto de decisión y de libertad responsable que nos conduce a vivir saludablemente consigo mismo y en relación con los demás. Quien se deja amar conduce y entrega su vida para que otros también se sientan amados y vivan de una manera nueva, proyectada y enfocada más allá de sus posibilidades y limitaciones. Por tanto, la calidad del amor es aceptar y renovar el amor del Padre para mostrar el amor y conducir hacia el amor con la decisión de aportar, de construir y desarrollar acciones de vida en bien de los demás para que también gocen de las maravillas sorprendentes del amor.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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