LA FUERZA FAMILIAR Lc 2, 41-51
LA FUERZA FAMILIAR
¿Cómo solucionamos las dificultades y adversidades que suceden en nuestra experiencia y vida familiar? A la luz de la Palabra de Dios, José y María ante la pérdida de Jesús causa una angustia familiar, pero cuando no se entienden los hechos, se procura comprender, guardando todo en el corazón. Es posible que ante las situaciones adversas que suelen aparecer en la vida familiar y, en especial las que tienen que ver con los hijos nos asuste y nos produzca angustia, sin embargo, si optamos por hacer frente a la dificultad entonces se nos convierte en una herramienta para desarrollar la creatividad, para sacar lo mejor que hay en el interior de nuestro corazón, para romper con lo que es rutinario y para lanzarnos, proyectarnos hacia el objetivo, hacia lo que deseamos y buscamos anhelantes como familia. Aquí es importante evitar las recriminaciones entre unos y otros, en particular en el tema de la pareja, pues por una parte nos puede hacer perder el objetivo, la meta, el carácter, pero, por otra experimentar momentos de angustia cortos o largos, causados por una pérdida, porque la economía está escasa, porque los hijos se han enfermado. Esto es inevitable. Pero sí se unen las fuerzas para salir adelante, las situaciones cambian dando sentido a lo que se está viviendo porque no es lo mismo vivir una angustia que provoca distancia, búsqueda de culpables, actitudes de discordia, de oposición e imposición, que una angustia cuando se trabaja acompañado, escuchando adecuadamente, con disponibilidad, actuando con solidaridad, apoyándose mutuamente, buscando soluciones, caminando, revisando, evaluando juntos con confianza y responsabilidad. De manera, que en los momentos de angustia, de preocupación familiar, no interesa si es grande o pequeño optar por tener una actitud de aprendizaje con humildad, con confianza entre unos y otros, hará que podamos tener mayor discernimiento para tomar mejores y adecuadas decisiones, que como familia provocará alegría, progreso y crecimiento integral, logrando superar la angustia y alcanzando las metas propuestas. No hay días, no hay momentos malos sólo momentos para aprender y disfrutar en familia haciendo con la ayuda de Dios de lo desagradable algo más agradable y placentero para todos.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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