OPTAR POR QUIEN CONDUCE A LA VIDA Mt 10, 37-42

OPTAR POR QUIEN CONDUCE A LA VIDA
Mt 10, 37-42

Luis Fernando Castro P.
teólogo PUJ
Cuando nos referimos a hablar de nuestra vida en todos los sentidos, descubrimos que es una historia de decisiones que hemos tomado en nuestra cotidianidad, desde algunas que son pequeñas y posiblemente insignificantes hasta las más relevantes y transcendentales que han dado prioridad y orden al desarrollo practico de lo que vivimos y de lo que experimentamos por lo que hacemos. De esta manera, la acción de decidir o de optar por lo que es más importante nadie se escapa porque aún cuando no optemos ni decidamos ya estaremos optando por tomar una camino. Quedarse con un servicio, una profesión u optar por una vocación sin ejercer es tomar un estilo de vida que a pesar de no abrir camino por miedo a equivocarse o porque es mejor instalarse en hacer lo mismo es una toma de una opción en la que es posible quedarse en lo que hubiese sido. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús, el Maestro enseña a sus discípulos a encontrar la prioridad de su vida, estableciendo una relación intima para lograr desarrollar la misión. Veamos: 

1. Optar por quien lleva a la vida (vv. 37-38): Darnos el permiso de optar es abrir la posibilidad a encontrarnos con una nueva experiencia para crecer y avanzar hacia nuestra realización personal.A veces pensamos que en los caminos que transitamos hay buenas y malas opciones, pero en realidad lo que existe es un camino que nos ha facilitado ganar en experiencia. Jesús cuando le habla a sus discípulos desde la formación misionera señala de un modo radical cuál es el camino, la opción que llevará a la vida. Un camino que apunta a encontrar lo más importante, mostrando el costo, el precio, el sacrificio incluso afectivo por la opción de vida. Una opción que está por encima de la relaciones familiares, de los compromisos e intereses personales, de las amistades (vv. 37). Quien no lo practique; no es digno de mí, dirá Jesús. Optar por quien nos conduce a la vida es empezar a dar orden a nuestra vida, generando una nueva capacidad de amar en el que no es posible aceptar la injusticia, el acomodo, la búsqueda de seguridades, ante aquellos elementos que no son beneficiosos para crear buenas relaciones personales. Cuando el orgullo, el odio, la soberbia, son prioridad en las relaciones, la dinámica de la vida se pierde porque estaríamos en función de buscar solamente nuestros propios intereses cerrando la posibilidad a encontrarnos con nuevos horizontes y experiencias en lugar de estar a favor de lo que se abre en la vida personal y en camino de desarrollar adecuadamente nuestra libertad. De manera que optar por quien nos conduce a la vida es tomar el camino de quien nos ha llamado, sin condiciones (vv. 38) para que optemos a vivir un estilo de vida que fortalezca la relación y el verdadero amor, aunque esto implique pasar por las penalidades y sacrificios significativos que sellan la fraternidad.

2. Optar por vivir un estilo de vida (vv. 39-40): Mejorar la calidad de nuestra vida comienza, cuando nosotros comenzamos a vivir de una manera distinta. Cuando empezamos a darlo todo, lo que somos y lo que tenemos para que la dinámica de nuestra vida traiga libertad y vida para sí y también para los demás. Vivir en el odio, en el egoísmo, en el miedo, en la seguridad, en el acomodo de nuestras propias seguridades logrará que nos podamos satisfacer así mismos, pero bloqueará nuestro avance de ser libres y felices. Optar por vivir un estilo de vida a la manera de quien nos conduce a la vida, Jesús, es abrir el camino hacia el servicio como un regalo constante que no retiene la vida, sino que la inspira para que tome sentido, sabor, siendo luz (cf. Mt 5, 14-16) que alumbre y muestre el camino a otros hacia la verdadera felicidad y el encuentro con el otro para construir relaciones sólidas y saludables.

3. Optamos para Ganar (vv. 40b-42): Cuando optamos por lo mejor, no queremos perder sino ganar. Optar por un estilo de vida donde está presente la solidaridad, el amor, la justicia, el sacrificio significativo, la generosidad, la entrega, la valentía y el amor, los resultados son sorprendentes y maravillosos. Jesús, no sólo muestra la lucha y los desprendimientos que se realizan para contribuir a mejorar nuestra calidad de vida, también nos revela lo que podemos ganar cuando hacemos algo constructivo para beneficiar a los demás: Podemos estar tranquilos porque recibiremos muchos vasos de agua (vv. 41) de quienes reconocerán el trabajo, el esfuerzo. Sin embargo, esto no es lo más importante, el gran beneficio es estar en intimidad constante con el Padre (vv. 40b). De manera que, tal vez por las distintas opciones de nuestra vida muchos nos hayan dejados solos, nos hayan abandonado o nos hayan rechazado, pero también nos hemos encontrado con muchos otros y principalmente con quien nos conduce a vivir un estilo responsable, digno de ser persona e hijo de Dios. ¡Hemos ganado una familia! Hemos ganado nuevas y diversas relaciones, hemos hecho encuentro con otras experiencias, con otros grupos de vida. Por tanto, optar por la vida es abrirse y desbordarse al servicio a los demás que aunque diversos y dispersos hacemos parte de una misma familia. Y en ese dinamismo traemos un sentido definitivo a nuestra vida porque nos encontraremos generando vida y recibiendo vida, dando significado a una nueva experiencia y relación de vida que siempre nos asombra y nos impulsa a continuar avanzando para dar lo mejor de nosotros a los demás, es un espíritu constructivo de unidad y de amor.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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