SANAR LA RELACIÓN HOMBRE Y MUJER PARA AVANZAR Lc 8, 1-3

SANAR LA RELACIÓN HOMBRE Y MUJER PARA AVANZAR
Lc 8, 1-3
Luis Fernando Castro P.
Teólogo
Hombres y mujeres tenemos en nuestra existencia un espacio especial, valioso, sea personal, comunitario o social, en el que podemos desarrollar nuestras propios talentos, potencialidades y carismas, aportando con reciprocidad y reconocimiento de lo que somos cada uno, desde nuestra masculinidad y feminidad. La lucha por la igualdad defiende a hombres y mujeres en sus derechos, deberes, dignidad, humanidad e inteligencia, en la cual hombre y mujer se pueden realizar profesionalmente, como también comprometerse solidariamente en la construcción y en el proceso activo y proactivo de una sociedad familiar y social. Esto no desconoce ni puede negar las diferencias y especificidades en cuanto a la manera de ser hombre y no de otra manera, y la de una mujer y que es y no puede ser de otra manera. A la luz de la Palabra de Dios la apertura de Jesús a las mujeres, involucrándolas en el desarrollo de la misión es signo maravilloso de una novedad que nos hace mirar la realidad de una manera distinta, superando distinciones y exclusiones para lograr llegar a nuevos propósitos en el que florece el trabajo en equipo, la confianza y la solidaridad de un hombre y de una mujer afirmados en una sociedad familiar y social en pro de una mejor calidad de vida y de realización integral consigo mismo y con los demás. Veamos: 

1. Hombre y mujer en la construcción de un nuevo proyecto (vv. 1-2a): En la responsabilidad activa de hacer el bien a los demás, aportándoles lo mejor de lo que somos (vv.1), abrazados por el corazón misericordioso de Dios,  la presencia del hombre...los Doce..y de la mujer... algunas mujeres, son un signo maravilloso en la construcción de un nuevo proyecto de vida en el que asumen y refuerzan sus capacidades, estrategias y protagonismo, tanto en el plano personal, como también comunitario, logrando mejores situaciones de vida en todos los ámbitos de su existencia. Esta es la puerta de acceso que abre Jesús al involucrar a las mujeres en el proceso nuevo que él desarrolla para la humanidad. despertando una estrecha capacidad de trabajo en equipo sin que por ello se provoque distinciones o caracteres de competencia y amenaza que afecte las relaciones y la imagen maravillosa de ser hombre y de ser mujer. La novedad y el reconocimiento de un nuevo proyecto está en el desarrollo personal y comunitario de un hombre y de una mujer que acompañan constantemente los procesos, los cambios de la existencia, dando la visión y el enfoque desde su propia particularidad e identidad. La sociedad de hoy necesita despertarse para precisar lo que significa ser hombre y lo que significa ser mujer afirmados en su familia y en el proceso de la sociedad en el que hombres y mujeres convivan, crezcan y avancen hacia sus propias metas, apoyándose y solidarizándose como base de una sociedad y ambiente de relación más sano y con esperanza.

2. Sanar para avanzar (vv. 2b-3a): Muchas mujeres experimentaron la misericordia de Dios en su sanación y perdón, convitiéndose en discípulas que seguían a Jesús junto con los Doce. Quedarnos en los antecedentes de nuestra humanidad o en los estilos de vida y de relación que se experimentaron entre un hombre y una mujer, es pretender destruir a la humanidad impidiéndonos avanzar. Sin embargo, nuestra capacidad y fuerza interna nos puede impulsar a mejorar y dar un nuevo sentido a lo que vivimos y experimentamos en nuestra sociedad, ganando un nuevo terreno, donde hombre y mujer nos aceptemos y nos comprendamos de forma generosa para continuar avanzando y creciendo hacia nuestros verdaderos propósitos, en el que los sentimientos, el aprendizaje del discernimiento, la toma de decisiones de ambos, contribuyan a mejorar y facilitar las relaciones humanas,  creando climas más sanos, lejos de la rivalidad, las amenazas, el maltrato y la desigualdad. Sanar para avanzar es convivir con un corazón abierto a la diferencia, a la dignidad y, por lo tanto, maravillosamente complementarios. Un nuevo tiempo en la que hombres y mujeres asumen con responsabilidad, perseverancia y solidaridad las riendas de su identidad.

3.Servir para sanar (vv 3b): El servicio al otro sana y hace libre y feliz. Hombre y mujer constantemente en salida, llevando la fe a las calles. Esto se celebra más con hechos que con palabras, dando lo mejor de cada uno de nosotros, como hombres y mujeres haciendo que florezca la vida en libertad y felicidad. Pensar el otro para ayudarlo en su necesidad y promoverlo para que crezca y desarrolle sus talentos, carismas y habilidades particulares, logre también alcanzar sus sueños y sus metas llena de alegría y satisfacción, sanando y fortaleciendo la relación humana. Servir para sanar es dar la oportunidad para reconocer la alteridad sexual donde nos podemos sorprender de las maravillas que Dios puede hacer a través de un hombre y de una mujer. ¡Dejémonos asombrar!
Luis Fernando Castro Parra. Teólogo- Magister en Familia

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