LA PALABRA EFICAZ AFIRMA FAMILIAR Y SOCIALMENTE AL HOMBRE Lc 7, 11-17

LA PALABRA EFICAZ AFIRMA FAMILIAR Y SOCIALMENTE AL HOMBRE
Lc 7, 11-17
Luis Fernando Castro P.
TEÓLOGO
Estamos ante una humanidad que evoca "una sociedad sin padre y sin varones", planteando notables problemas en las diferentes relaciones sociales, típico de un mundo de grandes ideas y asombrosos cambios, también de efectos en vías de extinción. La figura del varón y del padre en el campo sociológico y familiar resulta evidente para la familia y la sociedad, pero lo interesante es ver que en el desarrollo de su vida cotidiana malestar espontáneo en los diversos escenarios o ambientes de la realidad y de las situaciones donde interactúan hombres y mujeres, optando por prescindir y estar en contra de ellos, como evitando "perpetuar" su masculinidad, mostrando en consecuencia o efecto poca credibilidad de su identidad, función, acción y creación, como respuesta a lo vivido o experimentado en sistemas específicos y momentos anteriores de la existencia y formación familiar, en su convivencia y funcionalidad única y complementaria de la relación con la pareja y los hijos. Este fenómeno ha causado en el varón una crisis, un sufrimiento en el que se descubre seres ausentes y sin sentido en un concepto imaginario que sabe más a peligro, amenaza y atropello, una "presa" fácil de manipular y atrapar, al que no se le debe guardar ninguna confianza, respeto ni autoridad. A la luz de la Palabra de Dios el evangelio de Lucas nos presenta como la Palabra eficaz afirma familiar y socialmente al hombre, una palabra que lleva a la libertad y una nueva situación de vida. Esta palabra habla del deseo por mantener la vida, pero siempre se encuentra con el poder de la muerte queriendo aniquilar al ser humano. Y, es ahí cuando se carece de la vida porque llegan la incomprensiones, los problemas y los imposibles que despiertan, afirmando su identidad y su rol ponderado en la familia y la sociedad. Cómo entonces dar sentido y realización al varón de hoy en la afirmación y relación familiar y social. Veamos:

1. La Procesión de la muerte (vv. 11-12): Jesús se acerca a la población de Naín (Delicias), se encuentra con una situación de muerte: viuda y joven muerto. Es decir una familia visitada por la muerte. La viuda representa el abandono, un ser invisible, destruida en sus expectativas, pobre y excluida, desamparada y vulnerable, rechazada y sostenida por la soledad, sin esperanza, un ser humano sin futuro, llena de argumentos para no continuar creciendo en su vida. Pero, hay algo más, la condición de viuda deduce a una mujer que ha enterrado a su esposo, él ha muerto. De manera, que no sólo ella esta muerta en vida, en sus valores y metas, también su esposo. El varón no funciona, no hace parte dentro del hogar, es potencialmente peligroso para la sociedad y, por tanto no hay quien la represente, le dé la solidez, el afecto, el equilibrio, la seguridad de vida y la de sus hijos. La mujer viuda es imagen de toda una humanidad familiar y social, embotada y alejada de comprender el sentido y realización del varón dentro del proceso constructivo de la vida, su valoración, admiración y reconocimiento en la familia y rol social. Es la crisis masculina de un hombre "muerto", mutado, discriminado, rechazado familiar y socialmente. El varón de hoy ha sido desvalorado, robado en su masculinidad, incomprendido y neutralizado en su sexualidad. En condiciones propias de la cotidianidad y de la experiencia pronunciada por algunas muletillas con el fin de ridiculizar o establecer posición se afirman frases como: "todos son cortados con la misma tijera", "ya no existen hombres ni caballeros" "no necesitamos de ellos para lograr lo que queremos". Palabras que no son eficaces como tampoco animan. Son frases que discriminan, mutan la identidad masculina. Y, es ahí, donde se da comienzo a ver hombres enterrados, sacados de la realidad y de la opinión del mundo, tratado como un objeto, un cadáver, señalado por sus características propias, cualidades y defectos. Le han destruido sus expectativas, prefiriendo mantenerlo en los rincones de sus ideas y de sus manipulaciones. El varón ha terminado por feminizarse. El hombre tiene el temor por desarrollar su masculinidad, se siente arrinconado, fuera de lugar, desprovisto de cualquier valor, parece que no puede mostrar lo que es sin pensar a ser juzgado o rechazado, más cuando sus características propias de fortaleza, firmeza, conquista, de ser responsable como padre, esposo, hijos, de ser pilar dentro de una sociedad y una comunidad familiar, se evidencian como elementos y fundamentaciones, meramente enfermizas, catastróficas, obsoletas, consideradas de otra época para las que actualmente sería estar en el lugar equivocado.

En esta realidad aparece un joven muerto (otro varón), el hijo único de esta familia. Es la situación personal de un adolescente que ha perdido la vida, el horizonte, los sueños y la seguridad, ha desvirtuado la autoridad de su padre, causándole grandes problemas afectivos que lo excluyen de toda posibilidad de amor y fortaleza. Los desacuerdos y divorcio de los padres, la ausencia de la figura paterna provoca dificultades en coeficiente intelectual, lingüístico y cognitivo. Un joven atrapado en sí mismo y sin responsabilidad familiar y social. Un joven sin metas haciendo de su vida emocional, académica y social un desastre y, en efecto, sufre comportamientos asociales en su desarrollo personal. La ausencia de un padre incluye en el joven problemas de estrés, de salud mental. La muerte de un varón no sólo afecta a la mujer, también a los hijos haciendo que estos sean más agresivos y tengan menos control de su vida. Sufren problemas de identidad sexual y emocional, como ansiedad y depresión. Jóvenes con menos posibilidades de ser solidarios y empáticos, con menos capacidad en su desarrollo intelectual y productivo. Es una procesión de muerte que camina en el jardín de las delicias (Naín) en la que se busca enterrar la imagen masculina en comienzo, pero que se constituirá como base fundamental de una familia y una sociedad sana donde la palabra eficaz afirmará familiar y socialmente al varón dando una dimensión de esperanza más amplia y productiva.

2. La Palabra eficaz afirma familiar y socialmente al Varón (vv. 13-15): La palabra eficaz transforma realidades y situaciones, permitiendo entrar en contacto con otras personas para comunicar vida, dando un lugar importante a los demás, aunque sean diferentes a nuestro modo de ser y de actuar. No es discriminación o mutación es encuentro, conexión como posibilidad de principio a toda una nueva realidad. Las palabras de Jesús y sus acciones volverán el sentido y la realización de los seres humanos, y en este caso especial al hombre, porque no sólo lo dignifica, volviéndolo a la vida, a la realización de su proyecto, al alcance de nuevas metas, también a la mujer como seres especiales, maravillosos propios de su identidad y de su libertad. Palabras y acciones que son determinantes para levantar y dar acceso a integrarse a la comunidad familiar y social: El hablar,  es comunicar...le dijo... el consolar ¡no llores!.. el acercarse y tocar el féretro, hablarle al muerto...palabras de vida...levántate... no trata sólo de producir sonidos o de poner la mano en el hombro, es el comienzo para levantar, animar en medio del sufrimiento, del dolor y de la muerte, es comprender y enriquecer lo auténtico del varón en la construcción de una vida que no deja de sorprender cuando se halla y se desarrolla situaciones de buena relación en el encuentro de con los demás. Hablar con palabras eficaces a los hombres que se encuentran en sí mismos es hablarle a los "muertos", para que encuentren el valor precioso de la vida, de su identidad, de su rigidez y desarrollen su existencia de forma eficaz, venciendo los prejuicios de muerte y asuman nuevos retos que muestren lo mejor de lo que ya son. Comunicar palabras eficaces ayudan a que el hombre saque su mejor versión, sean mayormente comprendidos rompiendo con el letargo de la muerte, descubran nuevas alternativas y estrategias que sean puertas abiertas para continuar y seguir avanzando, dándole el lugar en el mundo familiar como padre y en la estructura de lo social: solidez que sirva de imagen para sus hijos. La buena comunicación engendra vida, restaura la capacidad de afirmarse familiar y socialmente. Las Palabras eficaces animan, fortalecen, permiten abrirse campo para que el varón redescubra su rol  corresponsable en la familia y la sociedad, experimentando una transformación vital donde serán más efectivos y productivos en sus prioridades familiares y sociales.

3. Un nuevo dinamismo en defensa de la vida (vv. 16-17): Probablemente, los hijos no recuerden lo que le enseñaron en el colegio o lo que le hayan impartido sobre los valores y virtudes, pero siempre quedaran impactados por ejemplo y las palabras eficaces de vida que le haya dirigido su padre, impulsándolos a superar dificultades con esfuerzo, perseverancia y responsabilidad, logrando llegar a nuevos objetivos. Ante el asombro del hombre frente a lo que parece imposible surge emociones diversas, el temor, la alegría, el canto, la admiración, el testimonio y la oportunidad propagar un nuevo mensaje que genera vida y supere la crisis masculina. La familia y la sociedad necesita del hombres conscientes de su afirmación social y familiar que con esfuerzo, dedicación y asumiendo una nueva mentalidad lea profundamente las situaciones de su realidad y, así decidan y ejecuten con responsabilidad y eficacia el gran compromiso de ser varones, logrando trabajar en equipo con el sexo opuesto en todas sus actividades y habilidades, equilibrando los roles en la educación de sus hijos, complementando labores profesionales con labores familiares, superando las diversas problemáticas que surgen en su entorno y convirtiéndose en una posibilidad de transformación familiar y social en todos los lugares donde se hace presente para aportar, aprender y avanzar hacia algo tiempos nuevos e innovadores. Pero, hay algo más importante dando una nueva imagen a la sociedad, necesitada hoy de ser rehumanizada desde los puntos esenciales como lo es ser hombre o mujer. La acción de Jesús de devolverle a su madre un joven con vida es superar la influencia ignorante que prefiere hacer caso omiso a lo que la naturaleza hereda. Dar hombres vivos es favorecer los ambientes y escenarios familiares, educativos y sociales, acompañando al hombre en su afirmación con la comunidad familiar y la relación permanente con la sociedad, contribuyendo al proceso significativo de la familia y la defensa de la vida...lo que se decía de Él se propagó...
Luis Fernando Castro Parra- Teólogo- Magister en Familia

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