INSISTIR EN LA ORACIÓN PARA TRANSFORMAR Lc 18, 1-8
INSISTIR EN LA ORACIÓN PARA TRANSFORMAR
Lc 18, 1-8
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Luis Fernando Castro Parra TEÓLOGO |
¿Cómo estamos viviendo en nuestra experiencia de vida el dinamismo de la oración? ¿Somos perseverantes o desistimos con los primeros intentos? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús recurre a través de la parábola de una viuda que incomoda a un juez sin moral para enseñar, una vez más a orar con insistencia y sin desfallecer. La oración, al igual que la misión siguen siendo para nuestra actualidad, dos herramientas sorprendentes en el desarrollo y proceso de nuestra vida, porque nos saca de la zona de confort, de la actitud egoísta, de los apegos para comenzar a pensar en el bienestar de las demás personas, construyendo nuevas actitudes y relaciones que nos favorecen a todos, dando frutos saludables. Es asombroso ver cómo la oración nos pone cara a cara con el Dueño y Señor de la vida para pedir por las aspiraciones, el crecimiento y el progreso personal, por las necesidades, sueños y proyectos de los demás, hasta lograr alcanzar la victoria, el triunfo y la realización personal y comunitaria. Los mejores resultados y frutos de nuestra vida se han logrado cuando hemos insistido, haciendo que los beneficios y las grandes cosas sucedan. Quienes queremos llegar a alcanzar las metas, los proyectos propuestos, facilitando ambientes y relaciones más saludables, debemos asumir nuevas actitudes, actuando con responsabilidad, perseverando en la oración, venciendo obstáculos, dificultades, sufrimientos, logrando como resultado hacer posible que las cosas se transformen y sucedan, comenzando por el día de hoy. Insistir en las acciones y en la oración provocará que se logren grandes frutos de vida, de generosidad, de firmeza, de justicia, que a la postre son señal de libertad, de desprendimiento y de salvación. De esta manera, perseverar en la oración sostiene el desarrollo de la misión, convirtiéndose en un servicio de fe, que nos da una visión de esperanza en medio de las adversidades y vicisitudes de nuestra vida; que nos ayuda a mantenernos firmes y pacientes con los brazos abiertos para no abandonar lo que hemos emprendido y proyectado; que nos fortalece en la espera, en la paciencia para continuar progresando integralmente, suscitando un camino donde podemos ser más productivos y constructivos. Por eso, ¿será que nosotros dejaremos de insistir, de perseverar, de buscar, de esforzarnos, de luchar con acción y oración sin desfallecer, sintiéndonos con nuevos alientos para que la justicia triunfe y traiga frutos de vida para todos?
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