CUIDAR NUESTRO TEMPLO Lc 19, 45-48

CUIDAR NUESTRO TEMPLO

Lc 19, 45-48

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Qué tenemos todavía en nuestro interior que debamos mejorar para poder aportar y construir una Vida sana y libre? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús entrando en el Templo de Jerusalén echa fuera a quienes allí vendían. Esto provocó que las autoridades religiosas y los más notables del pueblo quisieran darle muerte, pero no encontraban el modo porque el Maestro enseñaba todos los días y la gente estaba pendiente de lo que él decía. Muchas personas pueden sentirse incómodas cuando otros actúan y enseñan la experiencia de vivir en un modo libre, constructivo y feliz porque sienten que estas acciones ordenadas a la libertad y al beneficio de todos, amenazan sus privilegios, sus poderes, su poco esfuerzo para transformar y su deseo de practicar solamente sus propios intereses aprovechándose de la experiencia y del trabajo de otros. Una actitud que muestra lo pomposo de lo externo, pero descuidando lo que es esencial y más importante, el interior. Cuántos calman sus conciencias celebrando un culto en el templo, pero al regreso a sus casas su vida, sus comportamientos no han sufrido ninguna transformación porque dan prioridad a las peleas, a las discusiones, a la práctica de rivalidades, manteniendo una vida sin perseverancia, sin dedicación y sin el deseo de realizar y desarrollar el proyecto divino. Manipulan la vida, hacen trueques, negocios queriendo adaptarla según sus decisiones y acciones, impidiendo que se pueda crecer y construir mejores relaciones, no sólo personales sino también con la experiencia con Dios. Sin embargo, en la tarea o en el desarrollo de construir la vida, de construir el templo interior habrán personas que estarán disponibles a escuchar a recibir algo nuevo para aprender a hacer algo más para mejorar y avanzar en su vida en todos los aspectos, permitiendo que el propósito de Dios se haga visible en el quehacer cotidiano y, así a través de las actitudes y de las acciones buscar y estar en función de los demás. Por tanto, es necesario cuidar nuestro templo tomando una posición responsable, tomando la vida en serio para saber dar respuesta, para contribuir a nuestra existencia, superando nuestros propios intereses, evitando que aquellas negatividades lo invadan para que con un servicio adecuado y siempre disponible podamos conseguir frutos de libertad, de alegría y de paz en abundancia.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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