HACER LO QUE DEBEMOS HACER Lc 17, 7-10

HACER LO QUE DEBEMOS HACER

Lc 17, 7-10

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Estamos haciendo en nuestra experiencia de vida lo que debemos hacer con dedicación sin esperar a cambio recompensas? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús a través de una nueva parábola planteada en tres preguntas, enseña a sus oyentes a tener siempre una actitud de servicio. Como personas inteligentes, llenas del don de Dios, tenemos la capacidad maravillosa y sorprendente para proyectar y soñar, dando claridad y avance a la experiencia de nuestra vida. Esa capacidad es posible desarrollarla cuando la sintonizamos con el proyecto de Dios, con la capacidad de servicio, diseñando una visión clara para construir y hacer realidad todo lo que queramos, haciendo lo que tenemos que hacer con dedicación y con perseverancia, logrando salir de las zonas de confort para crecer y avanzar integralmente como personas, pero también, ayudando a otras a subir y alcanzar sus propias montañas y cumbres. Para eso es importante: 1. Desarrollar una actitud permanente de servicio, de estar en función de las demás personas para que se haga realidad una vida de encuentro, de fraternidad, de solidaridad y de amistad. 2. Mantener viva la humildad. Para alcanzar sueños, metas en lo que hacemos y en el desarrollo práctico de nuestro servicio es importante mantener viva la grandeza de la humildad. Ésta en el proceso de diseñar y construir una vida con visión y con servicio, haciendo lo que tenemos que hacer nos ayuda a desarrollar más libremente nuestras acciones, permitiéndonos que estemos enfocados en lo que queremos alcanzar, sin esperar los reconocimientos, los aplausos, las recompensas y las gratitudes que nos distraen de lo que es más importante. Practicar la humildad en el desarrollo del servicio nos permite construir y crecer como personas constantemente por amor y por pasión, pero a su vez nos facilita aportar con solidaridad y generosidad, aún en los momentos de dificultad, compartiendo los logros del trabajo y el esfuerzo, valorando los apoyos y promoviendo a los demás. El dinamismo de la humildad nos impulsa a que volvamos a comenzar con fortaleza y amor cuando hemos fallado o fracasado, dando consistencia a nuestra visión personal y al servicio que practicamos, contribuyendo para que se disfrute mejores ambientes y relaciones de vida. Alguien afirmó: Sueña tan alto y tan grande que nadie podrá negar que Dios está ahí....¡Claro! porque es un Dios que se hace servidor de todos para que todos seamos libres y felices.

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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