¡ES HORA DE ARREGLAR LA CASA!

Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

Tal vez has pensado durante estos días de confinamiento que lo mejor es arreglar la casa para ocupar algún tiempo, sacando todo lo que ya no se está usando, abriendo espacio y limpiando. Se va al supermercado a comprar artículos de aseo que faciliten desinfectar, eliminar malos olores que hagan posible hacer de la casa un lugar más agradable. Ya en casa se viaja de la cama al baño, de la sala a la cocina. Pero, qué bueno sería también que en estos tiempos, junto a los que hacen parte de tu familia planteen, si no lo has hecho, sacar un espacio, unos minutos para sentarse, respirar profundo, cerrar los ojos y comenzar a mirar dentro de sí para profundizar, disfrutar y agradecer por aquellas luces, pero también encontrarse limpiar y soltar con esas sombras internas que no hacen bien a lo que haces, a lo que piensas y, más aún al modo como actuas cuando te relacionas con la pareja, con los hijos y con los padres. Es hora de arreglar la casa, de sanar heridas que en estado de angustia, de incertidumbre, de inestabilidad emocional y económica se acrecienta, generando impotencia, mayores amarguras, tristezas, distancias entre unos y otros que a la postre no aportan a la solución, sólo al dolor y al sufrimiento. Por supuesto, que arreglar un poco más el interior no es fácil. Son pocos que desean emprender ese camino de ir adentro porque saben que se van a encontrar con algo que no les va a gustar, que los va a comprometer, que los va a conducir a tomar decisiones para el bienestar propio, pero también para los demás porque habrá que tomar la decisión de amar, de perdonar, de soltar algo para volver a empezar. No todos estarán dispuestos a entrar en sí mismos, se sienten encerrados en su espacio físico, no encuentran qué hacer entre esquina y esquina de su casa, discuten por todo, no pueden ver más allá de su realidad, de su entorno, buscan culpables, mantienen una actitud malhumorada, niegan o justifican sus palabras y acciones, sortean cordones de seguridad poniendo en peligro su vida y la de los demás. Su nivel de conciencia y de análisis es baja porque actúan con irresponsabilidad e indiferencia, sólo están esperando que les den luz verde para salir a hacer lo que estaban haciendo, pero sin un conocimiento de su vida, de su familia mayor al que estaba antes de comenzar el aislamiento. Sin embargo, hacer un camino al corazón es ver estos momentos no como un encierro, sino una oportunidad para limpiar la casa física sí, pero, y lo más importante la casa interna dando el permiso a que podamos salir mejor de lo que ya somos. Claro, para esto se necesita valentía, se necesita disposición, se necesita abrir el cajón para hacer el ejercicio de descubrir, de mirar que hay adentro para sacar y limpiar, para sanar y, así poder continuar avanzando de un modo más ligero. Por eso, creo importante atreverse a encontrarse consigo mismo porque no sólo descubrirás la grandeza, el amor que hay en ti, sino que será maravilloso observar que al salir hacia fuera verás el mundo que te rodea de una manera distinta y mejor, consiguiendo tomar mejores decisiones constructivas que darán un mejor rumbo a tu vida personal y familiar y, que de alguna manera también estarás aportando a un mundo más lejano. Arreglar la casa interna te facilitará descansar, te fortalecerá, te llenará de esperanza, de paz y te ayudará a vivir con los tuyos y con los demás de una forma más armoniosa. ¡inténtalo!
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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