ACOMPAÑAR PARA AVANZAR Jn 10, 11-18


Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO
ACOMPAÑAR PARA AVANZAR
Jn 10, 11-18

¿Cuáles son esas actitudes y cualidades personales de quien asume la responsabilidad de orientar, de guiar, de ser compañero de camino? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús el buen pastor se convierte en el espejo para todo líder, siempre dispuesto a dar la vida por la vida de los demás. Soñar con un mundo renovado donde todos podamos avanzar y tener una vida llena de alegría, de amor, de simpatía y de sentido de pertenencia es fascinante y muy atractivo porque conduce a desgastar la vida para dar lo que se ha sabido recibir. Sin embargo, esto no lo podemos hacer solos. Quienes deseamos crecer, progresar y avanzar en la vida necesitamos de una persona que nos guíe por los distintos momentos que hay que atravesar en esta aventura, personas que nos acompañen, que nos animen a salir de aquello que en ocasiones nos estanca sin que esto implique que el acompañante decida por el acompañado, sino que le ayuda para que éste vaya encontrando soluciones a sus dificultades, a sus crisis y logre ser responsable de su vida y del camino que haya decidido tomar para contribuir en su realización personal y en aquellos que también le rodean. Acompañar es motivador, pero a su vez exigente porque sin interesar las situaciones por las que esté pasando el acompañado evita aprovecharse o hacerle algún daño. Sucede que algunos acompañantes escuchando los estragos por los que pasa en su intimidad su acompañado, descuidados llegan a manipular, a chantajear la información recibida para impedirle avanzar en lugar de dar una valiosa respuesta que le ayude a crecer y desplegar mejor sus potencialidades. El acompañante son las personas que consciente de sus cualidades positivas y negativas tienen la capacidad de buscar siempre ser mejores para ofrecer lo mejor a quienes acompaña, logrando que su acompañado busque y alcance el bienestar necesario en todas las relaciones y aspectos de su vida, creando lazos saludables con otros y proponiendo caminos novedosos hacia su realización personal. La actitud de quien acompaña es cordial, amable, cercano y familiar,  ardiente de corazón para desbordar su amor hacia aquel que es acompañado. Y, aunque puedan producirse situaciones tensas o de mucha presión, acepta y comprende al otro tal como es, facilitando que el acompañado se acepte y continúe su camino y proceso hacia adelante, generando así confianza y seguridad dejándose acompañar, tendiendo a descubrir valiosas directrices que le ayuden a conseguir llegar a sus metas. Lograr entonces está unidad entre acompañante y acompañado será más fácil recobrar una vida mejorada que despierte el deseo constante por avanzar en el trayecto de ser libre y feliz.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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