LA MATERNIDAD COMO DON Jn 19, 25-34

LA MATERNIDAD COMO DON
Jn 19, 25-34
Luis Fernando Castro Parra
TEÓLOGO

¿Por qué se puede considerar el don de la maternidad como un hecho más allá de tener hijos? A la luz de la Palabra de Dios, Jesús en la Cruz, abre el corazón de su madre a la maternidad espiritual de los discípulos, dándose inicio a un nuevo pueblo de Dios. Se ha exaltado por muchos siglos el tema de la maternidad porque se ha relacionado únicamente con el regalo maravilloso de dar a luz a una nueva persona. Pero, este don materno se comprende mucho más que una relación por vía biológica porque, aunque el ser madre es grandioso e indescriptible en emociones y en alegría, hay un hecho que es más grande y, es el ser mujer con la capacidad de desbordar por excelencia todo el amor, de una manera incondicional, expresado con detalles, con abrazos, con el cariño de una madre. La maternidad como don, no se escoge, se acepta, es único de la mujer. Esto se convierte en un cambio relevante para la mujer porque se hace servicio de vida para construir y contribuir al bienestar de todos los demás, traducido en disponibilidad en humildad y atención sin fronteras. Una mujer tiene la capacidad de comunicarse, de usar sus palabras correctas en el momento preciso porque están atentas a lo que sucede a su alrededor, aunque sus fuerzas y sus habilidades estén en otras actividades. El espíritu materno las conduce a actuar con decisión, con liderazgo y acompañamiento, enseñando a vivir con un estilo de vida constructivo, incluso, asumiendo riesgos. Saben la importancia de compartir los espacios con los demás para fortalecer la unidad, la armonía y la fraternidad, dando calidad a la vida y haciendo que estos momentos sean inolvidables. Algo que es importante en este desarrollo materno es que a pesar de estar frente a las adversidades sólo ven oportunidades de vida y, por eso dan lo mejor de sí mismas para continuar avanzando y lograr sus sueños y sus metas, atentas a descubrir algo novedoso que acoja y traiga beneficio para todos. En fin, una mujer sabe que aunque no pueda o no tenga hijos eso no le impide ejercer su maternidad y ser fecunda en defender y proteger la vida, siendo dueñas de sí mismas, contribuyendo a transformar realidades, ayudando a asumir con decisión el proyecto de la vida, amando y superando la adversidad hasta el final para continuar progresando.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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