APRENDIENDO DE LAS CRISIS: Una experiencia desde la Reflexión
y Oración del Salmo 137
Las situaciones y experiencias que nos sucedan en nuestra vida, son un constante aprendizaje. Es así como nos surgen dos preguntas que nos ayudaran a afrontar los momentos de nuestra vida de una forma diferente: ¿Qué ves? y ¿De lo que ves, qué aprendes? Miremos el Salmo 137, el cual tiene un contexto de dolor y sufrimiento de un pueblo que ha sido deportado a Babilonia y, por consiguiente lo han perdido todo, su tierra, sus familias; un pueblo que está siendo humillado y pisoteado por sus deportadores. Sin embargo, este Salmo nos deja una gran enseñanza para superar las crisis:
1. Lo que NO debemos hacer en las crisis (vv. 1-4):
a. Quedarse sentado (vv. 1): También podríamos decir, dormido, acomodado a las situaciones, pensando solamente en lo negativo. Esto no es recomendable si si quiere avanzar y progresar en nuestra vida.
b. Llorando: Es posible que las situaciones y circunstancias de nuestra vida no salen como lo esperamos. Nos desilusionan y en efecto no causa lamento, tristeza. Sin embargo, las crisis no son excusa para quedarse llorando sobre lo que ya no fue, sobre la "leche derramada". Es importante que los momentos inesperados, nos hagan llorar, pero de cada uno depende, levantarse y continuar hacia una nueva vida.
c. Quedarse en el pasado. Revisar el pasado es bueno cuando se quiere aprender, pero no para quedarse únicamente con las glorias alcanzadas en el pasado. La vida siempre tiene cosas nuevas e interesantes por descubrir, De esta manera, hay algo nuevo hoy que puedes hallar para seguir adelante y superar las crisis o los momentos de incertidumbre.
d. "Colgar los Guayos" (vv. 2): El pueblo colgó las cítaras, cómo diciendo "ya no hay nada más que hacer", nos rendimos, todo está perdido, ya no hay más alternativa. Lo maravilloso de nuestra vida es que siempre hay oportunidad y otras alternativas, otros caminos para retomar y continuar caminando hacia nuestras metas y desarrollo de nuestros proyectos.
e. Dejar la alegría y el canto (vv. 3). Las circunstancias y situaciones de la vida no pueden "robar" la alegría. Evite quedarse en el luto, en la tristeza. Sonreír vence la tristeza.
f. Dejar de buscar alternativas (vv. 4). Para el Pueblo de Israel era importante el Templo de Jerusalén porque para ellos era signo de que Dios estaba con ellos, pero al ser destruido, como que no encontraban motivo para cantar los cantos de Sión y, más aún hacerlo en tierra extranjera. Sin embargo, al obstinarse por mantener lo mismo impide que se crezca y se progrese. El perder, no significa que no haya otras cosas por hacer, aún cuando aquello "obligue" a volver a comenzar. El fracaso solo es una oportunidad para revisar y volver a empezar más fuerte y con el objetivo de alcanzar grandes y nuevos aportes que beneficiaran, seguramente a todos.
2. Lo que debemos hacer cuando se asoman a nuestra ventana las crisis (vv. 5-9):
a. Poner la mirada en DIOS (vv. 5-6): Recordar que Dios está presente y él escucha la oración, Él no nos olvida. Esto es ya un motivo para seguir perseverando con confianza hacia las metas que queremos lograr.
b. Déje que Dios actúe (vv. 7): La fidelidad, la generosidad de Dios es permanente. Hay cosas que con esfuerzo y dedicación queremos que sucedan, pero cuando no pasa así, es mejor dejar que Dios actúe, así de esta manera aprenderemos a fortalecernos y nos dará un nuevo impulso para continuar en el camino, descubriendo nuevas bendiciones que nos llenarán de gozo y nos inspirará para lograr nuevos avances.
c. Evite la venganza (vv. 8-9). En los momentos de crisis puede llegar a aflorar el rencor, la rabia, el odio, la venganza. Es importante que para continuar el camino el corazón esté libre de estos virus para que no impidan crear nuevas relaciones de vida que mejoran nuestra calidad de vida en ambientes más saludables.
Luis Fernando Castro Parra. Teólogo- Magister en Familia.
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