VIVIR PARA SERVIR 1Pe 5, 1-4
VIVIR PARA SERVIR
1Pe 5, 1-4
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Luis Fernando Castro P. Teólogo PUJ |
¿Sabías que la familia va más allá de ser un espejo de la sociedad, que los padres como encargados tienen algunas responsabilidades esenciales que van más allá de proveer o subsidiar bienes económicos a sus hijos? A la luz de la Palabra de Dios el Apóstol Pedro anima a los presbíteros de la comunidad con algunos consejos que son una herramienta para estar al servicio y cuidado de lo que se le ha encomendado. Ser padre de familia, ser un líder ejecutivo o comunitario, adquiere algunas responsabilidades que ayudan a establecer prioridades, facilitando comunidades más saludables y agradables donde da gusto estar. 1. Es estar cercano a las personas, a los hijos. Eso facilita el conocimiento, el diálogo, la comunicación directa. Estar presentes no ausentes hace sentir seguros a los hijos a las personas que tienes a cargo, hay alguien que los representa, los respalda. 2. El cuidado, la supervisión, pero sin asfixiar, imponer, dominar o proveer todo, queriendo muchas veces evitar sufrimientos o esfuerzos. Toda persona como hijos, como trabajadores, ciudadanos deben estar también preparados a las adversidades a los problemas que surgen en la cotidianidad. 3. Actuar con generosidad, buscando el bienestar de todos. Enseñar a compartir, ha fijarse en las necesidades de los otros desde lo que se es y se tiene, contribuye al progreso integral. El aire de una familia, de un trabajo, de un pueblo cambia cuando desarrollamos la generosidad. 4. Ser modelo de comportamiento. El ejemplo será siempre el mejor maestro para la inspiración y el crecimiento de los otros. Eso marca diferencia en cualquier comunidad familiar o social. Se puede influenciar de manera correcta, ayudando a que los hijos, las personas que estén a tu cargo sean mejor de lo que ya son. Finalmente la función como papá, como líder ejecutivo, como servidor no es la del poder, sí, la del servicio. Eso no se marchita, porque te abre a nuevas experiencias dando lo mejor de ti, y a su vez te enriqueces con la alegría, la fortaleza, la imaginación de tus hijos, con los aportes o ayudas de aquellos con quienes laboras, construyes proyectos y alcanza metas. El que sirve vive y el que vive no deja de servir.
Luis Fernando Castro Parra
Teólogo-Magíster en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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