DISEÑAR Y CONSTRUIR UNA VIDA CON VISIÓN Ha 1, 2-3; 2, 2-4; Lc 17, 5-10

DISEÑAR Y CONSTRUIR UNA VIDA CON VISIÓN
Ha 1, 2-3; 2, 2-4; Lc 17, 5-10

Luis Fernando Castro Parra
Teólogo
Como personas inteligentes, llenas del don de Dios, tenemos la capacidad maravillosa y sorprendente para proyectar y soñar, dando claridad y avance a la experiencia de nuestra vida. Esa capacidad es posible desarrollarla cuando la sintonizamos con el proyecto de Dios, diseñando una visión clara para construir y hacer realidad todo lo que queramos, logrando salir de las zonas de confort para crecer integralmente como personas, pero también, ayudando a otras a subir y alcanzar sus propias montañas y cumbres. A la luz de la Palabra de Dios encontramos algunas orientaciones fundamentales que nos ayudan a diseñar nuestra visión personal para construir y desarrollar con eficacia una vida con visión. Veamos: 

1. Diseñar y usar una visión (Ha 1, 2-3; 2, 2-4): Toda visión que creamos tiene su causa en un problema o dificultad. Muchas veces comenzamos a sacar nuestra mejor versión de nosotros cuando nos encontramos en alguna situación límite e incómoda, de viejos hábitos, con la cual no queremos ya vivir: fracasos, frustraciones, tensiones familiares y sociales, decidiendo actuar para cambiarlo, dándole solución, usando una visión. El profeta Habacuc al ver la situación compleja que está ocurriendo en su país y las consecuencias que acarrea la violencia, las disputas, opresiones y crímenes (Ha 1, 2-3), decide crear y usar, como posibilidad para salir de estos problemas, una visión (Ha 2, 2-4). Diseñar una visión nos ayudará a establecer metas, a tomar decisiones, enfocándonos en las prioridades, dejando atrás las dependencias excesivas y manteniéndonos perseverantes, comprometidos con el desarrollo de nuestro proyecto y misión en nuestra vida. Definir lo que verdaderamente queremos alcanzar, desde nuestros talentos, carismas y habilidades personales, provocará que los resultados sean más favorables para nosotros y para los demás porque contribuiremos a estar al lado de la solución. Para esto es importante ayudarnos con unas herramientas estratégicas: 1) Escribir la visión con claridad, poniéndola en lugares visibles nos ayudará a tenerla siempre presente en nuestro quehacer diario de nuestra vida y, también lograr que cada día podamos leerla con constancia, de corrido... evitando olvidarla. 2) Mantenerse fiel y perseverante a la visión...por su fidelidad vivirá...es clave para llegar el cumplimiento de las metas y de los sueños. No importa cuántos obstáculos, dificultades y problemas lleguen a surgir en el proceso de la visión,...si se atrasa o hay que esperar en ella... o si llegamos a olvidarla. Cuando hemos diseñado con claridad la visión y se ha sabido usar con perseverancia y dinamismo del corazón en sintonía con el proyecto de Dios, los resultados se darán en el tiempo,...llegará y no tardará... Quienes persistimos con esfuerzo en una visión personal o comunitaria hará de lo imposible cosas posibles, que otros tal vez no han visto ni oído, transformando realidades personales, familiares y sociales que, en consecuencia traerán alegrías, triunfos y mejores relaciones de convivencia humana.

2. Usar el poder la fe (Lc 17, 5-6): Nuestros logros son del tamaño de nuestros sueños y nuestra visión. Los discípulos de Jesús le pidieron que aumentara su fe (vv. 5), pero, Jesús respondió de una manera asombrosa, aludiendo a una imagen de un granito de mostaza...para enseñarnos que lo importante para alcanzar nuestros sueños no está en la cantidad de fe, sino en la calidad y el modo que la usamos, aun cuando las situaciones o las circunstancias de la vida parezcan imposibles...diríais a este sicómoro: arráncate y plántate en el mar... (vv. 6). Usar el poder la fe es hacer posible que las cosas sucedan, sacando a relucir lo mejor de nosotros, manteniéndonos perseverantes en el camino hacia el cumplimiento de nuestras metas y sueños. La fe es una fuerza espiritual, un regalo maravilloso de Dios que nos impulsa a estar siempre en posición de avance y crecimiento, sacándonos de la esfera de lo que consideramos posible, viendo una realidad más favorable antes de que ocurra, logrando que no nos estanquemos ni caigamos en la probabilidad de las seguridades y las zonas de confort, alcanzando la visión y el propósito establecido en sintonía con el proyecto de Dios. De esta manera, la dificultad para cumplir nuestros sueños y metas no está en tener poca o mucha fe, lo sorprendente es tener clara la visión para ponerla en marcha, usando nuestra fuerza espiritual para desarrollar con eficacia la misión de llegar a mejorar nuestra calidad de vida, convirtiéndola en una gran familia de Dios.

3. Mantener viva la humildad (Lc 17, 7-10):  Para Alcanzar nuestros logros, sueños y metas es importante mantener viva la grandeza de la humildad. Jesús, usando una parábola nos enseña la importancia de servir con humildad (vv- 7-9, sabiendo que ...sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer...(vv. 10). Mantener viva la humildad en el proceso de diseñar y construir una vida con visión nos ayuda a desarrollar más libremente nuestras acciones, permitiéndonos que estemos enfocados en lo que queremos alcanzar, sin esperar los reconocimientos y las gratitudes que nos distraen de lo que es más importante. Practicar la humildad en el desarrollo de la misión nos permite construirnos y crecer como personas constantemente, ayudándonos con solidaridad y generosidad, aún en los momentos de dificultad, compartiendo los logros del trabajo y el esfuerzo, valorando los apoyos y promoviendo a los demás al alcanzar sus sueños. El dinamismo de la humildad nos impulsa a que volvamos a comenzar con fortaleza y amor cuando hemos fallado o fracasado, dando consistencia a nuestra visión personal, contribuyendo para que se disfrute mejores ambientes y relaciones de vida. Sueña tan alto y tan grande que nadie podrá negar que Dios está ahí....
Luis Fernando Castro Parra. Teólogo- Magister en Familia

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