CUIDAR Y COMPARTIR FACILITA AVANZAR Mt 14, 13-21 Domingo Décimo Octavo (Tiempo Ordinario)

CUIDAR Y COMPARTIR FACILITA AVANZAR
Mt 14, 13-21
Domingo Décimo Octavo (Tiempo Ordinario)
Luis Fernando Castro P.
Teólogo PUJ

Para avanzar y crecer en todos los aspectos de nuestra vida se hace necesario tener un navegador, como un GPS para no perdernos de la ruta que debemos seguir para conseguir los propósitos o llegar a las metas. Pero, en este deseo todos estamos en función de entrar en contacto con los demás, desempeñando funciones, labores, roles específicos que, al juntarlos de un modo adecuado proporcionará un buen servicio para la comunidad. Por eso, es importante tener un plan estratégico, siguiendo unas acciones responsables que nos facilite determinar los objetivos y la manera de alcanzar en nuestra organización comunitaria, familiar y social mejores logros y comportamientos que nos ayuden a progresar paso a paso con responsabilidad, consiguiendo mejorar nuestra calidad de vida, pero también darnos cuenta que aunque creamos tener poco, todos podemos aportar y servir de un modo constructivo, beneficiando a muchos. A la Luz de la Palabra de Dios, el Maestro Jesús enseña a sus discípulos en el contexto de la multiplicaciones de los panes, algunas acciones responsables y comunitarias para que asumiendo un estilo de vida solidaria transformen realidades que beneficie a muchas personas. Veamos:

1. Lo valioso que resulta tener una actitud de observación de nuestra realidad es darnos cuenta la cantidad de información que somos capaces de recopilar de un modo objetivo y analítico, logrando conocer y aprender de lo que estamos observando. Llama la atención que la acción de Jesús después de enterarse de la muerte de Juan Bautista (cf. Mt 14,12) es pasar de Judea a Galilea, buscando un lugar solitario (vv. 13a); sin embargo, al ver (observó con actitud analítica) que mucha gente lo seguía sintió compasión (obrar en bien de los demás) y curó a los enfermos (acción efectiva). Jesús renunciando a su comodidad y arriesgando su actividad observa las necesidades, los problemas, las enfermedades, las limitaciones en el pueblo con el fin de realizar propuestas constructivas y efectivas que beneficiarán a muchas personas. Jesús quería estar solo, pero la gente lo sigue. Esto hace que la decisión del Maestro tome reversa, pues eran miles de personas (cf. vv. 21). Jesús se aleja, pero la gente no deja de perseguirlo. La gente busca al Maestro. Él no quiere incrementar seguidores como lo hacen las redes sociales, pero tampoco es indiferente a las necesidades de las personas. La soledad y el retiro era importante para el servicio del Maestro, pero no hay una barrera que impida escuchar a las personas. Jesús sintió compasión (vv. 14),sintió el sufrimiento por las carencias de las personas. Algo que es importante porque cuando observamos con detalle nuestra realidad en un camino constructivo y de relaciones personales nos permite encontrarnos con las necesidades que van surgiendo en nuestra realidad y en los distintos ambientes personales y comunitarios donde participamos y nos movemos, no como un obstáculo una acción imposible de mejorar, si, para que las relaciones sean mejores y más saludables, saciando de favores (cf. Salmo 144, 8-18) a muchas personas. 

2. Identificar las necesidades que suceden en nuestra casa, en nuestra familia, en las relaciones personales, profesionales y sociales es una buena forma de empezar, de asumir un nuevo estilo de vida, facilitando la oportunidad de desacomodarnos, de desprendernos, de salir de nuestra zona de confort para generar propuestas, sugerencias nuevas que nos beneficien constructivamente, que nos permitan tomar un nuevo aire y avanzar. Esto es inteligencia y sabiduría porque implica dar una valoración por lo que le puede pasar al otro. Es dar un nombre a lo que le sucede a las otras personas. Nadie es culpable por la pobreza y el abandono social en el que puede estar pasando. Entonces no se trata solamente de dar voces de aliento, además es necesario animar y ofrecer acciones responsables y concretas porque siempre habrá algo por resolver, hay algo más por hacer para mejorar nuestra calidad de vida y, más cuando estamos en permanente contacto con los demás poniéndonos a su lado con paciencia y atención: Jesús cura a los enfermos (vv. 14b). Curar significa cuidar, servir y honrar, asumiendo la responsabilidad por la persona hasta que se ponga bien y tengan las satisfechas las mínimas necesidades (cf. Is. 55, 1-3). Siempre habrá algo por volver a renacer, para salir de lo que nos tiene estancados. Hay algo por sanar, recuperando los acuerdos, superando las limitaciones que en ocasiones nos bloquean y nos desorientan en el camino de nuestra vida para que podamos salir a favor de muchas personas, aunque esto implique revertir nuestras decisiones iniciales. 

3. Es interesante entonces, desarrollar nuestra capacidad de observar, de mirar nuestra realidad, nuestro entorno con "ojos claros" y efectivos con el reto de contribuir con nuestra experiencia y sugerencia a la relación y al servicio de la comunidad. Y para esto se requiere realizar un plan. Muchos de los eventos y necesidades que suceden en nuestra vida pueden parecer imposibles de alcanzar y de dar solución en el campo familiar, laboral y social; sin embargo, tener a mano un plan un propósito claro facilitará que paso a paso se logre llegar a la meta que queremos alcanzar. La lógica que desarrolla los discípulos de Jesús es distinta a la propuesta del Maestro: el lugar está deshabitado, la hora es ya pasada y hay que comprar comida. Como que, ya no hay nada qué hacer, pero en el fondo son como excusas que no buscan compromiso y responsabilidad. Jesús ante lo observado, aprovecha la oportunidad para enseñar a sus discípulos a elaborar un plan de vida, su lógica y su programa es más grande: no tienen por qué marcharse; dadles vosotros de comer (vv. 16). Algunas personas observar y critican la realidad que ven, pero no quieren mover un dedo para asumir responsabilidades, sacan excusas para no comprometerse. A cada solución, tiene un pero...; sin embargo a todos nos compete la tarea de aportar para construir.

4. Muchas veces creemos que la solución a nuestras necesidades las encontramos afuera de nosotros, como que todo atardece y, es mejor dejar ya así, cuando en realidad están a nuestro alcance para desarrollar y ser más efectivos, mostrando lo mejor de nosotros. Algunas personas solo viven esperando que otros solucionen, pero no toman la decisión de hallar soluciones. Es necesario educarnos en tomar iniciativas que nos beneficien a todos como personas afrontando las situaciones de una manera diferente y, de responsabilizarnos sin importar si las situaciones son adversas o caracterizadas por un desierto: el lugar esta deshabitado y la hora es ya pasada (vv. 15). La tarea y la responsabilidad no es solamente de unos, es de todos. Hay veces le decimos al mundo y a las personas lo que debieran hacer, pero poco decimos lo que nosotros podemos hacer para mejorar la calidad de nuestra existencia. Le lanzamos las responsabilidades y las tareas a otras personas, olvidando que nosotros también tenemos autonomía y capacidad de tomar iniciativas para contribuir y aportar a la sociedad.

5. La manera de Jesús es distinta y, por eso les invita a los discípulos a dar de comer (vv. 16) para abrir el espacio al espíritu que nos va configurando con su proyecto de vida, venciendo el mal a fuerza de bien (cf. Rm 8, 35-39), superando el ego y la mediocridad; la indiferencia y la maldad. Sin embargo, los discípulos siguen poniendo objeciones, sencillamente porque tienden a estar sin ningún compromiso. Huimos de las responsabilidades. Por eso, prefieren recriminar al Maestro mostrándole que sólo tienen cinco panes y dos peces (vv. 17), cómo afirmando que esta cantidad es muy ridícula para alimentar a tanta gente. Es muy frecuente encontrarnos con la limitación de impedir que Dios funcione y haga algo distinto en la historia. Dios puede obrar de una manera diferente, pero nosotros le impedimos porque creemos que tenemos muy poco. Algunos se fijan más en los recursos que en las personas y, por eso no avanzan sin darnos cuenta que los recursos no es lo importante, sino la vida. Y el camino de la vida funciona cuando compartimos de lo que tenemos. Cuando usamos lo poco que tenemos y lo convertimos en un don multiplicado para beneficio de muchas personas. Con esto se abre la posibilidad a crear un banquete donde todos quedarán satisfechos (vv. 20) y mucho más de lo que podemos imagina. Pero, lo interesante es darnos cuenta que todos estamos en la capacidad de compartir para avanzar, multiplicando lo que en principio consideramos poco y, que ahora usamos con toda confianza para transformar realidades.

6. Para lograr este camino lo primero que podemos hacer es partir de lo que hemos observado y analizado en las relaciones personales: cuál es la necesidad, cuál es el problema, qué debemos mejorar, qué queremos lograr. Lo segundo es hacer un inventario de lo que somos y tenemos para ofrecer al crecimiento integral: "Cinco panes y dos peces" (vv. 16). Lo que tenemos hoy nos puede parecer poco e insuficiente, pero al compartirlo, al darlo llega a ser de gran beneficio para todos. Basta con ver la imagen de una mujer que al darle una semilla, un esperma, lo convierte en un ser humano. Cuando damos semillas de vida, de amor, de perdón, de alegría, de generosidad, de espera en la relación, se fortalecerán familias, amistades, nos abriremos a alcanzar juntos mayores cumbres y objetivos. Hacer un inventario de lo que tenemos nos facilitará tomar mejores decisiones que, en consecuencia, nos harán más productivos en nuestras actitudes y acciones frente a los demás. Es lo que nosotros llamamos el amor de ágape donde dejamos de pensar en nosotros mismos para comenzar a ver el rostro de los demás (cf. Rm 8, 35-39). Lo tercero es valorar lo pequeño: "cinco panes y dos peces". Las grandes cosas comienzan con pequeños detalles, con pequeñas acciones que nos conducen a mejorar nuestra calidad, nuestro de ambiente de vida, creando relaciones saludables que favorecen y fortalecen el bienestar de la convivencia con otros, logrando ser más libres y felices, gastando la vida por las personas, evitando satisfacer nuestros egos y la búsqueda de nuestros propios deseos y derechos. 

7. No es posible lograr objetivos, si paso a paso no se convierten en acciones. Dicen por ahí, que del dicho al hecho hay mucho trecho. Así, que las ideas, los planes, los propósitos son importantes para mejorar la calidad de vida, pero es más convincente cuando se lleva a la acción facilitando alcanzar lo que nos hemos propuesto realizar para ayudar a crecer nuestra relación personal. Jesús después de que pidió traer los cinco panes y dos peces empieza a desarrollar algunos acciones principales, de un modo que hacen notar cada paso: primero, ordenó a la gente reclinarse sobre la hierba (vv. 18). Segundo es pedir a Dios la bendición sobre las acciones a realizar (vv. 19), que van a ser entregadas para alimentar, para dar vida, para caminar en libertad. Tercero dio los panes a los discípulos para que ellos también los dieran a la gente (vv. 19b). Cuarto acción de lo anterior es ver los resultados: hombres, mujeres y niños quedaron satisfechos (vv. 20). Quinto se recogieron doce canastos llenos de sobras (vv. 20b). De esta manera, ejecutar lo que se ha propuesto es importante porque se pone en acción responsable lo que se había observado y planeado para mejorar la calidad de vida de nuestras relaciones personales y humanas, un compromiso con el mundo entero.

8. En resumen, ejecutar con alegría, con compromiso y con la bendición de Dios lo que nos hemos propuesto es una oportunidad para desarrollar la capacidad solidaria que tenemos para satisfacer y hacer felices a los demás, desde lo que somos y tenemos para convertirlo en un regalo de vida constructiva para las personas con quienes compartimos y convivimos, conduciendo a darnos cuenta que es posible ir más lejos de nuestras limitaciones o de lo poco que creemos ser como personas. Cuidar y compartir es clave para avanzar y para alimentar a muchos, pues en la medida que progresemos, esto nos motivará a observar nuevas actitudes que con un nuevo propósito y acción responsable sanará y beneficiará también a muchas personas, reflejando a un Dios que no le interesa ser él centro, sino estar al servicio de lo que él más aprecia como Padre santo y perfecto.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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