SEÑALES QUE ORDENAN UN NUEVO TIEMPO Mt 11, 2-11

SEÑALES QUE ORDENAN UN NUEVO TIEMPO
Mt 11, 2-11
Luis Fernando Castro P.
 TEÓLOGO PUJ

Todos los seres humanos buscamos de una u otra manera, señales, signos que nos adentren a experimentar nuevas etapas o nuevos tiempos que den sentido y realización a nuestra vida. Señales para tomar las mejores decisiones y así, dar comienzo a un proyecto de vida, señales para que todo pueda llegar a ser más optimo en la convivencia familiar y en la relación social. Las distintas personas en sus acciones y decisiones abren y cierran puertas para abrir y cerrar los tiempos en sus diferentes esferas de relación humana, dando así, un paso a la esperanza de alcanzar algo nuevo y de dar la oportunidad de conocer y de experimentar un nuevo amanecer en todo lo que le implica como persona en relación. A la Luz de la Palabra de Dios, Juan el Bautista estando en la cárcel, dudoso y tal vez en crisis elabora algunas preguntas a Jesús, quien soportando continuas contradicciones por parte de sus opositores también responde al predicador del cambio sobre sus obras y, además habla y elogia a su precursor, dejando ver algunas estrategias que nos facilitan estar atentos a las señales que se nos anuncia como una puerta novedosa que se abre, mostrándonos un nuevo tiempo de vida, una oportunidad para continuar creciendo y cosechando grandes frutos que serán signo vital para nosotros y para muchas personas. Veamos: 

1. Hacer preguntas en el quehacer de nuestra vida nos permite abrirnos a nuevas posibilidades y saberes de nuestra existencia, pero también nos da la oportunidad para desarrollar la capacidad de asombro encontrándonos con una nueva información que nos profundiza y nos mueve a avanzar o a decidir de la mejor manera. El precursor de Jesús, Juan el Bautista estando en la cárcel recibe unas noticias sobre la persona de Jesús, pero las informaciones que recibía no coincidían con el Mesías esperado, causándole duda, desconcierto y cierta crisis, pero esto no fue obstáculo para poder interrogar sobre al Maestro a través de sus discípulos: ¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro? (vv. 2-3). Por decisión del rey Herodes, el predicador del cambio, Juan el Bautista había sido encarcelado, pues sus palabras sinceras, su actitud firme y decidida, su fidelidad al mensaje de la conversión que le fue encomendado como misión habría hecho mella en el corazón de aquel rey. Sin embargo, Juan el Bautista como profeta no da marcha atrás, a pesar de las amenazas que surgía y atentaban incluso contra su vida siempre continúo hacia adelante. De esta manera, la situación del predicador de la conversión se colocaba en una fila de martirio y de violencia, algo ya anunciado por Jesús a sus discípulos en el discurso misionero (cf. Mt 10, 16-20). 

2. Juan el Bautista había escuchado hablar en la cárcel sobre las acciones de Jesús, las cuales sorprendían a tal punto que era fácil divulgarlas. Pero, aún frente a estas acciones maravillosas del Maestro, Juan entra en duda o quizás en crisis, pues él que ha anunciado su venida parece que los milagros no son suficientes ni tampoco corresponden a la esperanza y a las expectativas que se habían elaborado de él. Algo que como seres humanos nos hace sufrir y crear incluso duelo cuando creamos nuestras expectativas en las personas y éstas no llevan a cabo al pie de la letra la imagen que nos había hecho de ellas. Entonces, es en esta situación personal como Juan el Bautista se formula dos preguntas sobre Jesús: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro? (vv. 3). Dos preguntas que nos quieren mostrar si estamos a punto de entrar en un nuevo tiempo, en nueva etapa o estamos prefiriendo mantenernos en lo que es tradicional o nos parece seguro y cómodo. Algunas personas en estos momentos han desempolvado los artículos correspondientes a este tiempo de preparación a la Navidad, como lo son el árbol, el pesebre, las luces y otras decoraciones, sin embargo, lo que estos signos están es anunciando un nuevo tiempo, un amanecer nuevo que rompe con lo tradicional, motivándonos a encontrarle sentido a lo que creemos y hacemos, conduciéndonos a ser más creativos, a sacar lo mejor de cada uno para generar pensamientos e inspiraciones nuevas que sean herramientas que nos ayuden a generar ambientes constructivos y relaciones saludables y más productivas. Es decir, estos signos y señales nos anuncian una renovación total (cf. Is 35, 1-6a.10) en el que podemos ver y disfrutar la gloria de Dios, palpar la alegría, la paz y la fraternidad como una acción del Dios con y entre nosotros Por eso, hacer preguntas es fundamental (cf. Mt 11, 7-9) para dar comienzo a un nuevo tiempo, rompiendo con el inmediatismo, dejándonos sorprender por lo que podemos aprender o por lo que se nos permite visualizar en este nuevo amanecer para resolver en profundidad lo que hemos emprendido o la meta o sueño que deseamos alcanzar. Preguntar nos permite cambiar de enfoque y llegar a lo que es más importante saliendo de la duda y de lo que nos puede atascar en el proceso personal, familiar y social de nuestra vida.

3. Aprender a discernir las señales que se nos presentan en las distintas situaciones y circunstancias de nuestra vida es importante porque nos anuncian nuevos tiempos, nuevos cambios que serán oportunidad para progresar integralmente. Jesús ante las preguntas de su precursor le responde, primero haciendo un listado de sus obras e invitando a no escandalizarse de él (11,4-6). La respuesta de Jesús no se basa en una identidad o en una simple teoría. Su respuesta va mucho más lejos: comuniquen a Juan lo que estáis viendo y oyendo. La respuesta del Maestro no es un sí ni un no claro y directo, sino que él toma otra vía en el que los enviados de Juan, ahora se convierten nuevamente en enviados de Jesús: Id y contad... (vv. 4), o sea que los discípulos de Juan deben volver al precursor en calidad de testigos, mostrando que este tiempo nuevo que se abre es para curar heridas, para acompañar a los seres humanos en sus distintas condiciones. Esto evidencia una nueva etapa de vida para nuestra existencia porque primero, hay un cambio de Maestro, pero al mismo tiempo nos muestra que ha llegado un Rey que está por encima de toda enfermedad y situación adversa de los seres humanos. La respuesta no sólo debe discernirse de lo que se ve y se oye, sino además deben ser leída a la luz de la Palabra de Dios (cf. Salmo 145, 7-10) en el que Dios hace justicia a los oprimidos, da pan a los hambrientos, libera a los cautivos, abre los ojos a los ciegos, endereza a quienes ya se doblan, a ama los justos, cuida de los peregrinos, sustenta al huérfano y a la viuda, hace errar el camino de los malos, es decir un servicio a favor de la vida y de aquellos que no cuentan con los mejores recursos ni con esperanza. De esta manera, la respuesta nos deja ver que Dios viene a empaparse de nuestra realidad para transformarla, fortaleciéndola en la esperanza, en el amor y la fraternidad, pero al mismo tiempo nos invita a acompañar, a hacernos cargo de las personas sin perdernos en la oscuridad de la dependencia.  

4. La respuesta, además nos muestra cuatro (4) señales físicas (vv. 5a) y dos (2) más que se encuentran más allá de lo físico (vv. 5b). Es decir, que los emisarios de Juan el Bautista tienen la gracia de ver en vivo y en directo la realización de la vida y de la esperanza en el que es posible que todos los corazones intranquilos, ansiosos y angustiados por el nuevo tiempo, no tengan miedo, sino por el contrario se animen porque Dios viene a salvar, a renovar nuestra existencia (cf. Is 35, 4). Jesús es el Mesías redentor de los necesitados y mensajero de la buenas noticias que nos suscita alegría, gozo y paz, frutos que superan la adversidad, la dificultad y la persecución para que... entonces los justos brillen como el sol en el Reino de su Padre (cf. Mt 13, 43). Lo que se anuncia es algo maravilloso, sorprendente que está sucediendo y, en efecto no es posible ocultar ni guardar. Es necesario sintonizar con el modo que actúa el Mesías, el cual no es otro que aliviar el sufrimiento, curar la vida y abrir horizontes de esperanza para muchas personas. No sé trata de destruir, de desechar como tampoco eliminar lo que está hecho sino darle sentido para continuar avanzando hacia adelante. Sin embargo, algunas personas en el transcurso de su vida se le muestran muchos signos y señales, algunas de semejante magnitud, pero prefieren mantenerse en lo seguro, en su zona de comodidad, en lo tradicional, sin darse la oportunidad de tomar nuevas decisiones y acciones en su existencia, viven intranquilas, ansiosas sin practicar la paciencia y la esperanza, lo cual les conduce a perder la confianza en sí mismas, en las personas y en Dios. Y, es que más allá de sanaciones físicas, psicológicas y espirituales, lo que las señales nos muestran es un nuevo amanecer, una nueva vida que nos pone en manos de un Padre de amor que quiere lo mejor para nosotros (cf. Sant. 5, 7-10) para que podamos abrir constantemente caminos donde es posible continuar construyendo y contribuyendo a ser mejor de lo que ya somos, aprovechando el mover de un nuevo amanecer para crecer y avanzar integralmente. Por eso, es recomendable revisar nuestras señales de vida que se nos han presentado o se nos presentarán para que nos motivemos a tomar decisiones, dándonos la oportunidad de comenzar una nueva etapa. Algunos se harán la pregunta: ¿Cuándo será esto? La respuesta es Hoy, como el mejor día, el primero para comenzar a crecer y hacer algo nuevo para beneficio propio y también para bendición de muchas personas.

5. En este proceso descubrimos también otras señales, como lo son las personas, las cuales son elogiadas, resaltando sus cualidades y sus méritos. Jesús admite que se ha presentado ante el mundo de manera distinta a como se esperaba al Mesías anunciado por Juan, pero no deja de elogiar a su precursor. La venida del Mesías no era como el Bautista se la esperaba sino como Dios lo había establecido. Esto puede ser decepcionante para algunos, pero Jesús responde: Dichoso aquel que no halle escandalo en mí (vv. 6) porque no habrá otro Mesías que realice otro tipo de obras que hagan de la vida más digna y dichosa para todos hasta lograr llegar a la plenitud, en la fiesta del Padre. Esta es la gran señal en el proceso de nuestro tiempo, atrevernos a cambiar los paradigmas, pero también la actitud de exaltar la cualidades de las personas, lo valioso de sus esfuerzos y de sus muchas luchas por hacer las cosas mucho mejor. No será la amenaza del hacha ni el fuego ardiente los métodos ni las estrategias que Jesús utilice para evangelizar sino su tremenda humanidad manifestada en su misericordia con el dolor y el sufrimiento humano caracterizada en exaltar lo mejor de los seres humanos. 

6. Comprender entonces a Jesús es preciso ver en primer lugar quién realmente es él y qué hace, para luego acogerlo con gozo y gratitud, aún si en algún momento haya que corregir y abandonar algunas ideas o expectativas equivocadas. Algo que el gran predicador de la conversión, Juan el Bautista tuvo que aprender, pero que esto no alejo la imagen de un predicador que marcó una gran etapa de la historia de la salvación, tanto que Jesús lo elogia considerando y exaltando la obra y la persona del precursor mostrando la importancia de la misión de Juan en relación con él (vv. 7-10). Para el Maestro, Juan el Bautista es un profeta creíble (vv. 7b-9) porque sus comportamientos y su vida es firme, fiel, no se dejó doblegar ante los poderosos. Este profeta vistió con sencillez sus palabras mostrando que era un portavoz de Dios. Además, como profeta, Juan se destaca no sólo entre algunas personas de buena reputación, sino también de aquellas que en su mala acción reconocían en él una autoridad, pero que no fue suficiente para conducirlo hacia el martirio. Por eso, Jesús afirma que Juan, más que un profeta o ser un predicador de la conversión, es ...más que un profeta (vv. 9b). Es decir, que Juan tuvo el privilegio, a diferencia de otros profetas de llevar a cabo como precursor su vida y su misión en el tiempo del cumplimiento de las promesas mesiánicas (cf. Mal 3,1). Juan preparó el camino para el Mesías que viene. Esta es su grandeza, su privilegio.

7. Ha venido uno que es más grande, el Reino de Jesús (vv. 11). En los elogios del Maestro a Juan el Bautista se afirma que él es mayor de los nacidos de mujer, pero también es el más pequeño en el Reino de los Cielos. Algo que nos parece ambivalente, pero que tiene su razón de ser. La grandeza de Juan es preparar el camino para que comience a establecerse el señorío de Dios. Un camino que nos conduce hacia algo mucho más grande porque el Reino de los Cielos trae consigo una vida nueva, totalmente novedosa a las condiciones y acciones vigentes. No obstante, a pesar de este acontecimiento, algunos han preferido continuar con Juan el Bautista. No han querido abrirse a la novedad. En nuestra vida muchas personas marcan nuestro proceso por sus enseñanzas, porque estuvieron cuando se necesitaban dejando una huella indeleble, sin embargo, esto no es absoluto y en algún momento se irán. De esta manera, poner la seguridad en estas personas nos impedirá que conozcamos a otras, de conocer nuevos maestros, nuevos amigos que nos enseñen algo más para aprender y mejorar en lo que decimos y hacemos. Aferrarnos a un trabajo, a un empleo a una idea, a tener una serie de comportamientos y actitudes sólo causará que nos quedemos anclados, lejos de saborear lo inédito de la vida, sin poder avanzar hacia algo más grande y más profundo. La recomendación, entonces es cambiar de Maestro superando los precursores y, así obtener nuevas relaciones humanas que nos despierten a un nuevo amanecer en el que podamos continuar creciendo en la vida de Jesús con un actitud humilde...el más pequeño...considerándonos afortunados de saborear la obra y la comunión del Emmanuel, Dios-con-nosotros.

8. En resumen, Con Jesús todo se ordena en un nuevo tiempo, logrando que todo sea distinto porque de ese modo todo cambiará para bien de todos. Para esto, es importante hacernos preguntas que nos conduzcan a hallar buenas respuestas que nos permitirá revisar, evaluar en dónde estamos, porque podemos estar equivocados. Algunos en el quehacer de su existencia obtiene las respuestas, pero no se encuentran satisfechos, llevándolos a continuar buscando o indagando; otros obtienen las respuestas de sus preguntas, pero descubren que no son las que esperaban o querían escuchar, provocándoles frustración o enojo; entre tanto otros tienen las respuestas en sus manos, pero se mantienen en las dudas sin tomar decisiones. Lo recomendable entonces es decidir para ordenar la vida hacia algo mejor, pues ...el más pequeño en el reino de los cielos es mayor que él...esto es que quien desarrolla la grandeza de la humildad, se abre a la posibilidad de hallar un nuevo tiempo que lo conduce a encontrar sentido a su vida, a lo que hace, a lo que proyecta y emprende, disponiéndose a ayudar y a promover a los demás de manera solidaria y generosa, elogiando su progreso personal, familiar y social; un camino en el que nos vamos encontrando con el proyecto de Dios que nos alegra y nos conduce hacia la plenitud en la fiesta del Padre Celestial.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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