SUPERAR LOS BLOQUEOS DE ESCUCHAR Y HABLAR Mc 7, 31-37 Domingo Vigésimo Tercero (Tiempo Ordinario) Ciclo B
SUPERAR LOS BLOQUEOS DE ESCUCHAR Y HABLAR
Mc 7, 31-37
Domingo Vigésimo Tercero (Tiempo Ordinario) Ciclo B
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Luis Fernando Castro TEÓLOGO PUJ |
Aprender de lo que otras personas dicen y hacen es interesante porque nos dan herramientas y acciones de vida para desarrollar y mejorar nuestro trabajo, nuestras actividades; pero, no siempre ocurre que al copiar los movimientos y decir las palabras que otros han dicho, siguiendo al pie de la letra sea adecuado y estratégico porque por un lado no se estaría aportando como tampoco estaríamos dando un paso más allá de lo que nos piden hacer o cumplir, conduciéndonos a cometer errores y, en ocasiones a ver nuestra vida estancada, atrapada en el tiempo y en la mediocridad como si no se tuviera el derecho de pensar y de profundizar en lo que hemos aprendido, impidiendo descubrir otro camino u otra forma para expresar y desarrollar la actividad y, por consiguiente sin obtener mayores y mejores resultados. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús entrando en contacto con un sordomudo y usando su propio método, sus propias herramientas y lo que tiene a su alcance cura al enfermo reintegrándolo a la vida plena, provocando admiración por sus acciones: Todo lo ha hecho bien. Veamos:
1. En la experiencia de nuestra vida casi siempre nos encontramos con personas y con momentos especiales que nos permiten mejorar nuestra calidad de vida. Jesús pasando por la región pagana de Decápolis (vv. 31) le llevan a un personaje muy especial, un sordomudo (32), inclaustrado en su propio silencio. No oye ni habla. No puede comunicarse con nadie como tampoco se entera de que el Maestro está pasando cerca de él. Esta encerrado en sí mismo, vive en su propia soledad, no puede opinar ni conversar con las demás personas; sin embargo, algo que tenía a su favor era tener personas que lo querían mucho y que ahora lo llevan hacia Jesús. Este encuentro es emblemático porque ayuda a todos los creyentes a tener fe. No se trata de un milagro más, estamos en una tierra pagana y el beneficiario es un sordomudo que representa a todos aquellos que no tienen voz y ni pueden o no quieren escuchar el mensaje.
2. En esta maravillosa escena la actuación de Jesús se convierte en algo especial porque no impone las manos como se lo han pedido hacer, no tiene en cuenta la normas de pureza, sino que realiza unas acciones muy particulares: Lo primero es acercarse al enfermo, tomando iniciativas, acortando distancias, creando el ambiente para entrar en comunicación: él, apartándolo de la gente (vv. 33). Jesús no hace diferencia entre personas (Cf. Salmo 145, 7-10), por eso entra en contacto físico con este paciente para apartarlo de la multitud, pues el Maestro no busca tampoco la fama ni el aplauso de la gente, quiere estar sólo con él para estar frente a frente dentro de una sola mirada; cara a cara y, así tomar el rostro de aquel hombre sufrido entre sus manos en la intimidad, en el silencio y relación profunda con él. Por eso, sus acciones, sus gestos y sus palabras nos sorprende porque no actúa de acuerdo a como se l pidamos, sino a la manera que mejor nos conviene para nuestro crecimiento personal y comunitario.
3. Es curioso sí que algunas personas hayan llevado al sordomudo: le presentan un sordo... (vv. 32). Lo lógico era llevar a un paralítico; pero unas personas amigas son quienes le ruegan al Maestro que le impongan la mano sobre él (vv. 32b). Los protagonistas inicialmente de esta escena son los amigos, dejando ver la importancia de tener a alguien que se preocupa por nosotros, que no caen en la indiferencia frente a la situación de las personas. La tarea de todas las comunidades es llevar a las personas hacia el encuentro con el Maestro. Para esto tenemos algunas herramientas, entre ellas la oración, el buen acompañamiento y la formación.
4. La segunda acción que realiza Jesús es meter sus dedos en los oídos de aquel hombre y al mismo tiempo con su saliva toca la lengua de este hombre (vv. 33b). Estas acciones denota que Jesús quiere que el enfermo sienta su contacto curador basado en el encuentro con él, pues Jesús es el sacramento, la presencia viva de Dios entre los hombres que renueva la creación: y, levantando los ojos al cielo, dio gemido (vv. 34); él busca la fuerza de Dios. Algo maravilloso en estas acciones es descubrir que en Dios no existe la exclusión. La obra de Dios es universal, entra en contacto con todas las personas para que entren en relación y comunicación con todo y con todos. Solo el encuentro profundo con Jesús hace posible que la sordera y la manera de comunicarse con el mundo se cure, pero también podemos ver que Dios va más allá de simples discursos y teorías, dejándose sentir en las personas con hechos y practicas concretas que penetran el corazón de la persona para levantarlas y para moverlas a hacer el mayor bien posible, reanimando a los abatidos y transformando la tierra devastada (cf. Is 35, 4-7).
5. Jesús se concentra en su trabajo sanador, entra en contacto con él, traducido en gestos concretos: …le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua (vv. 33). El reino de Dios obra en el cuerpo de todos los seres humanos. Dios acontece en el cuerpo de los hombres y de las mujeres. Jesús toca los oídos con sus dedos. No impuso sus manos como se lo había pedido los amigos de aquel hombre, mostrando la calidad de vida que nos da y la manera como él entra en relación con nosotros. Él no lo hace como mano pesada, lo hace con la suavidad y el tacto de sus dedos. Además, usa su saliva no sólo como un uso terapéutico, lo hace para compartirnos de lo que es él, vinculándonos a su amor y a su proyectos. De esta manera, Dios entra en contacto, no solamente con el aspecto físico, asimismo lo hace de un modo verbal. Nadie esta condenado a quedarse atrapado o anquilosado en sí mismo, en sus ideas, terquedades y en sus acciones. Después de las primeras acciones de Jesús con el sordomudo parece que la sordera quiere resistirse, no quiere escuchar. Entonces Jesús acudiendo a quien es la fuente de la vida, el Padre pronuncia una palabra sobre aquel hombre: ¡Effatá! que quiere decir ¡Ábrete! (vv. 34b). Jesús entra en contacto verbal. Esta palabra pronunciada por el Maestro no esta dirigida a los órganos afectados del sordomudo solamente, sino al corazón de aquel paciente porque toda enfermedad afecta al hombre en su totalidad. La curación no está solamente dirigida hacia los oídos y el habla, también permite ahora que este hombre esté abierto a una nueva vida, a un novedoso encuentro con Dios y con las demás personas, supere los bloqueos de escucha y del habla, aprenda a comunicarse de una manera adecuada.
6. Sin duda la palabra del Maestro resuena no sólo en los oídos de esta persona, en todo su corazón, pues ninguna persona está condenada a vivir aislada ni apartada de la realidad, todos tienen la posibilidad de crecer y de avanzar en su vida, junto a otros, creando lazos de unidad, de generosidad y de fraternidad (cf. Santiago 2, 1-5), evitando quedarnos atrapados en paradigmas, en exclusiones, en métodos y en situaciones que impiden escuchar y hablar algo nuevo; pero al mismo tiempo, evitando quedarnos cerrados a la novedad de la vida y de la Palabra de Dios, escuchando poco y comunicando mal. Ábrete a las personas y a Dios para que pase sobre todos nosotros el soplo de la vida, sacándonos del abismo de la soledad. Todos nacimos para estar en relación con los demás. Los aislamientos no siempre son buenos, necesitamos tener apertura al servicio y al amor. Para esto es importante aprender a escuchar para que después podamos hablar. Nos cuesta cerrar muchas veces nuestra boca para poner cuidado y atención a la personas. Por eso, el gesto de Jesús fue tocar primero los oídos y después usar la saliva. Necesitamos escuchar mucho más antes que hablar. Quienes aprendemos a escuchar podemos comprender mucho mejor lo que se nos dice. Escuchar nos facilita descubrir el maravilloso mundo de la otra persona. Así que, abrir nuestra escucha es entendernos con las personas, hablando correctamente.
7. La frase aquí siempre se ha hecho así que en muchas ocasiones usamos para no dejar opción de apertura no es saludable ni tampoco recomendable porque las necesidades y la experiencia de las personas son distintas y diferentes y, por tanto, los resultados son diferentes y distintos. Entonces, escuchar y hablar para comunicarnos de una manera adecuada, sabiendo qué hacer con lo que tenemos o se ha aprendido activa la posibilidad de discernir y de realizar críticas constructivas que abren la posibilidad de transformar, de hacer el bien a los demás sin que exista el miedo o el temor de llamar la atención o de quedarnos recibiendo elogios y admiración (vv. 37). Esto se maneja practicando la humildad, teniendo la capacidad de saber comunicarnos con Dios y con las personas de una manera adecuada, teniendo apertura de escucha y de buen hablar. Sin embargo, paradójicamente Jesús le ordena al hombre sordomudo que no le cuente a nadie lo sucedido: …les mando que a nadie se lo contaran (vv. 36a). Manda a callar a quien le había devuelto la voz. Jesús sanaba, era un taumaturgo, pero no era un milagrero. Él es mucho más. Necesita ser escuchado para que brotando en nosotros su palabra como un cielo salgamos a comunicar con esperanza la vida sin imposiciones y mirándonos nuestros rostros sin miedo y sin temor.
8. La reacción de las personas por que habían visto no se detuvo, ellas se maravillaban sobremanera y decían, todo lo ha hecho bien (vv. 37). Superar los bloqueos para escuchar y para hablar nos facilita que podamos entrar en una buena comunicación con nosotros mismos, con las personas y con Dios. Muchas veces dejamos de hablar porque escuchamos mal, nos mantenemos callados guardando cosas que nos hacen daño y que a la postre en momentos menos indicados explotamos para pronunciarlas con dolor, hiriendo y lastimando el corazón de muchas personas. Andar como sordos por la vida solamente logra que actuemos como tartamudos que hablando dificultad no nos hacemos entender, ya que cerrados a nosotros mismos y a nuestros caprichos, impedimos nuevas opciones y decisiones de nuestra existencia. Mantenernos sordos al proyecto de Dios sin captar el amor por las distintas situaciones de otras personas es pasar por nuestra vida sin ningún compromiso y responsabilidad. Es alejarnos y distanciarnos de nuevas experiencias de vida que nos aman y quieren lo mejor para cada uno de nosotros.
9. En resumen, progresar y ayudar facilitando caminos de vida para que otras personas crezcan, dejando de hacer lo mismo, saliendo de nosotros mismos, de nuestros propios encierros, descubriendo otras formas de vida y de encuentro permite que podamos vivir de una manera diferente y mejor. El diálogo de Jesús con el sordomudo no esta basado en un diálogo doctrinal ni tampoco meramente teórico donde se dicen grandes verdades, estas muchas veces no son suficiente para tocar el corazón de la persona; tampoco el interés del Maestro al acercarse al enfermo no es buscar hacer algo para que entre a la comunidad de inmediato, lo importante aquí es el encuentro, el contacto y la vida de la persona. Necesitamos aprender a superar los bloqueos de la escucha y del habla para que relacionándonos aprendamos a dialogar permitiendo y respetando los distintos puntos de vista de la personas. Quedarnos en la terquedad de nuestras ideas y decisiones nos ocasiona distancia en nuestras relaciones humanas sin llegar a entendernos a fondo, armando conflictos y diferencias que nos impiden avanzar.
10. No escuchar entonces, con paciencia y compasión bien la palabra de Dios nos impide en el camino poner palabras de esperanza y de vida en las personas que sufren. Nuestro afán no está en convertir solamente, asimismo en saber vivir con dignidad e identidad, vinculándonos en la situación y realidad de las personas. Perder la capacidad de saber escuchar con el corazón nos incapacita poder comunicar de manera adecuada la vida. No es suficiente solo con ver las bondades de Dios en la cotidianidad, se necesita ser también un testigo de esas acciones divinas que inviten a devolver la dignidad y la identidad de las personas para que ellas también vivan mucho mejor de lo que ya son y puedan avanzar y crecer en todos los aspectos de su vida.
Luis Fernando Castro Parra
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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