APRENDIZAJES VITALES DESDE EL CORAZÓN Mt 11, 25-30 Domingo Décimo Cuarto (Tiempo Ordinario)

APRENDIZAJES VITALES DESDE EL CORAZÓN
Mt 11, 25-30
Domingo Décimo Cuarto (Tiempo Ordinario) 

Luis Fernando Castro P.
Teólogo PUJ
En  nuestra experiencia de vida y de relación con los demás nos encontramos con personas que trasmiten descanso, apoyo, ánimo y paz en los momentos vitales en los que nos llegamos a sentir cansados, quebrados interiormente, fatigados, sobrecargados, angustiados y agobiados por las diversas circunstancias y situaciones de nuestra vida. Momentos en donde los planes no salen como los habíamos pensado o sencillamente a pesar de los esfuerzos no salen como los queríamos desarrollar, provocando cargas negativas, apegos que nos  impiden avanzar y progresar con libertad. Es, aquí donde suelen aparecer personas con quienes podemos acercarnos y acudir con toda confianza para reflexionar las situaciones, sintiéndonos apoyados y animados en el crecimiento, consiguiendo mejores y nuevas decisiones que nos permiten aprender y, así continuar para alcanzar nuestros objetivos en el desarrollo del proyecto de vida. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús se regocija y bendice al Padre porque sus seguidores participan de su misterio, mostrando la inmensa ternura con que acoge a los pequeños para que encuentren en él la seguridad, la paz y el descanso, logrando disfrutar, construir y contribuir para la vida con humildad y libertad. Veamos:

1. Algunas personas por su profesión, su cargo y su conocimiento obtenido en su experiencia de vida modifican su relación con las demás personas, pues les llega a parecer insignificantes y las desprecian. Algunos se vuelven exigentes, basados en la rigurosidad de leyes y normas establecidas. Se sientan en la abundancia de sus cualidades y de sus logros, buscan su prestigio no aceptando nada nuevo e impiden que otros también lo hagan. Están incapacitados para ver más allá de una normativa que les da seguridad, estatus, poder y orgullo. Las palabras iniciales de Jesús en este contexto son maravillosas y sorprendentes porque son una oración de alabanza dirigida al Padre, mostrando su estrecha relación con él  (vv. 25-27). Asimismo, nos abre la posibilidad de que todos tengamos acceso, comunión en esta relación con quien es Señor del cielo y de la tierra (vv. 25). El Maestro abre la boca para bendecir, alabar al Padre en un contexto complejo y difícil. Generalmente una persona alaba en situaciones de alegría; sin embargo, Jesús alaba en momentos de rechazo y de mucha dificultad. 

2. Las personas en su mayoría le han cerrado la puerta a sus palabras y a sus acciones. Hay incredulidad, dureza de corazón. No abren el corazón al Reino. Tampoco quieren escuchar porque a su parecer lo saben todo. Actúan con orgullo y soberbia. Son personas sabías e inteligentes, pero que no llegan al conocimiento de Dios. Este tipo de personas nos incluyen a todos porque no se trata de que algunos sean de una manera y otros de otra. Cada uno de nosotros es posible que tengamos algo de sabios y de inteligentes o por el contrario, tenemos la opción de aprender. Entonces, algunos se inflan en su ego con lo que tienen; otros están siempre en una disponibilidad de crecimiento y de aprendizaje y, por eso, se inclinan con una actitud de apertura porque sienten la necesidad de búsqueda. Jesús se alegra de que el proyecto de Dios, el evangelio haya sido revelado a los pequeños: ...porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños (vv. 25). Estos pequeños son aquellos con los que se puede dialogar y crecer. Son las personas que han optado por creer y, esto es suficiente para que Jesús pronuncie una oración de alabanza, de acción de gracias, declarando, confesando a todo pulmón la dicha que siente por los pequeños, los que han recibido su evangelio, en contracorriente a los sabios e inteligentes que lo han rechazado. Dios revela los misterios de su proyecto a los humildes a los pequeños quienes tienen un sabiduría sorprendente y maravillosa.

3. De esta manera, nos deja observar que en medio de la sabiduría y la inteligencia de algunos, Dios actúa de una forma distinta y sorprendente. La lógica, la inteligencia de Dios es diferente, tanto que llega a descuadrar lo que nosotros llamamos sabiduría, mandando al piso nuestros cálculos; sin embargo, la obra de Dios es perfecta, aun cuando a nosotros no nos cuadre en nuestros pequeños y grandes proyectos. La sencillez y la humildad hace parte de quienes sin importar su condición intelectual, familiar y social son inspiradores porque tienen una apertura de aprendizaje, que los conduce a actuar de un manera diferente. Tal vez por el mundo pasan inicialmente desapercibidos, pero por su entrega, su fortaleza y sus actitudes se hacen encantadoras. Estas personas saben que no todo lo saben, que siempre hay algo más por aprender y, por tanto, se dejan sorprender, disfrutando de las grandes y pequeñas cosas para actuar con libertad (vv.25), construyendo desde su esfuerzo y desde su anhelo de vida espacios que edifican y fortalecen verdaderas amistades. Son personas únicas que no necesitan de artificios ni de adornos para saber quiénes son y lo que pueden realizar. Son las personas que habían sido consideradas últimos en las filas, pero que ahora se convierten por su sencillez en los primeros, en los favoritos de Dios. Por eso, evitan estar hablando constantemente de sus alcances, de sus logros, de sus aciertos y reconocimientos. No necesitan entrar en competencia y rivalidad, aprenden que Dios está al lado de ellos: Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito (vv. 26)

4. Las personas sencillas no buscan avasallar ni aplastar, no quiere acaparar sino que usan sus talentos, sus habilidades y sus destrezas para levantar, para ayudar y aliviar las tareas y actividades de otras personas. Son los servidores obedientes a la manera de Jesús. Lo que vale en las personas no es la medida de sus estudios y de sus capacidades e incluso de sus éxitos y de su poder. Lo que vale es la medida de su corazón. Jesús continúa su oración de alabanza y de agradecimiento centrado en los pequeños: Nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el hijo, y aquel a quien el hijo se lo quiere revelar (vv. 27). Es decir que en la humildad se aprende a conocer al Padre, con una actitud de mansedumbre y de misericordia con los pequeños entendiendo el secreto de las alegría y de la vida. Entonces, la capacidad de la sencillez nos permite actuar con integridad, con respeto por las opiniones y acciones de otros, generando la posibilidad de establecer mejores relaciones personales que permiten descanso, reposo, alivio, creando así, un oasis, un lugar de confianza, de admiración y no de tensión, dificultad y rivalidad. Asimismo, la sencillez facilita establecer una mejor comunicación con las demás personas que tenemos a nuestro alrededor, que hacen parte de nuestra familia, del lugar donde laboramos o en el lugar donde compartimos y forjamos lazos de fraternidad y solidaridad porque aprendemos a usar lenguajes apropiados, evitando palabras altisonantes o de mal gusto que pueden herir, cargar y lastimar. Obrar con sencillez es valorar y tratar a los demás, con el mismo respeto que se siente hacia nosotros mismos, ganando así más corazones que nos vincula estrechamente al amor del Padre. Un amor que nos acoge en nuestras cualidades para que logremos dar lecciones de vida, de derecho y de justicia (cf. Zac 9, 9-10). Los sabios e inteligentes hacen bien en ser alumnos de los pequeños porque la sencillez nos inspira, la altivez llega a ser grosería.

5. Sentirnos seguros, estables significa también tener a una persona en quien apoyarnos, en quién confiar. Jesús reconoció públicamente el don, el regalo, la presencia caracterizada de ternura del Padre (vv. 25), pero ahora esa mirada llena de elogio y de misericordia arropa también a quienes están cansados, fatigados y sobrecargados: venid a mí todos los estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso (vv. 28). Estas palabras pueden causar una transformación de la persona en clima de sufrimiento, desaliento, cansancio y aburrimiento que a veces se respira en distintas situaciones y circunstancias de la vida. Los términos usados por el Maestro no son bellas frases para llamar la atención y, así provocar un seguimiento meramente motivacional, pues en consecuencia sería fatal porque nos encontraríamos con promesas de alegría y de felicidad que no se pueden cumplir. Esta invitación es un alivio, un reposo, un descanso frente a tantas normas, leyes y cargas que hostigan y asfixian, que impiden crecer y avanzar. Dios no es una concepto ni una regla, tampoco se reduce a una doctrina ni a un conocimiento, Dios es el corazón dulce, bondadoso y fuerte de la vida. Es de este corazón, el cual estamos invitados a aprender.

6. Algunas personas han sido formadas y educadas dentro de un ambiente de juzgamiento y de señalamiento sin tener la posibilidad de experimentar el amor, la confianza y el perdón de Dios. Vivir el encuentro, el respaldo divino y la misericordia hará que aprendamos a crecer en la confianza, pero además nos facilitará descubrir la alegría en nuestro interior. Algo que no es solamente para nosotros, también lo será para muchas personas que al vernos en esta calidad de vida serán consoladas y bendecidas; personas que encontrarán descanso, pues seguir al Maestro no es una cuestión de imposición, sino de atracción. Asumir nuestra vida no puede estar dentro de los parámetros de una carga constante, como si lleváramos un fuerte peso en nuestra espalda, fatigado y sobrecargado, ni tampoco haciendo que nuestra mirada esté mirando siempre hacia el suelo, El yugo (La Ley), oprimiendo y esclavizando. Nuestra vida, nuestra presencia no está para aplastar, sino para ayudar a levantar, para animar, basados en la ley del amor, dando espacio para pensar en los demás (cf. Rm 8, 9-13). No estamos para sobrecargar con nuestros miedos, tristezas y nuestras presiones, sino para aliviar el camino de muchas personas, pues cuánto más tengamos apertura hacia los otros, más abrimos el espacio a nuestro intereses dándonos cuenta que el egoísmo no nos alcanza ni nos atrapa. Por eso, al liberar lo mejor de nosotros hará que la calidad de vida mejore, haciendo mucho bien: Tomad sobre vosotros mi yugo...(vv. 29a)... porque mi yugo es suave y mi carga ligera (vv. 30). Una opción de vida que desde la distintas agitaciones internas que suelen ocurrir en el proceso de nuestra vida quieren dar sentido a lo que realizamos para conseguir actuar con libertad y felicidad sirviendo a muchas personas.

7. Entonces, tener en quien descansar y apoyarse nos garantiza, primero que no estamos solos, que contamos con alguien (cf. Mt 1,23), como Jesucristo que nos conduce al amor del Padre, enseñándonos a asumir un estilo de vida que nos realiza en nuestra vida y en nuestra historia. Lo segundo que nos puede aportar tener en quien descansar es descubrir la capacidad de conocer nuevos aspectos de nuestra vida, que quizás no hemos visto y, que nos mueven a soltar apegos y falsas seguridades para comenzar a disfrutar y construir con libertad nuestra vida (cf. Mt 4, 18-22). Un tercer elemento es acrecentar en nosotros la confianza no solamente en el amor al Padre, también en nosotros mismos, consiguiendo actuar de una manera distinta, impregnada de sencillez y de humildad, facilitando la fraternidad, la buena relación con los demás y la posibilidad de continuar creciendo hacia nuevas cumbres que seguramente se convertirán en grandes bendiciones personales y benéficas para los demás.

8. Construir una base sólida para disfrutar y construir nuestra vida con libertad comienza por el preferir desde una decisión propia de asumir las situaciones y las circunstancias de nuestra vida con valentía y con amor. Cuánto menos cargas (yugos) tengamos más ligeros podemos avanzar y contribuir en el bienestar de las demás personas. Dicho de otra manera, cuánto menos guardemos en nuestro interior "basura", preocupación, angustia, miedo, ansiedad y tacañez, más posibilidad se abrirá para que actuando con humildad y mansedumbre (vv. 29) consigamos servir y perdonar con amor. Para lograr este objetivo es importante aprender de Jesús manso y humilde corazón (vv. 29b). Jesús con sus palabras y sus acciones no complica la vida, sino por el contrario le da claridad y sencillez, de una manera más sana y humilde sin caer en la tentación de la arrogancia, la violencia y la agresión. El Maestro ofrece descanso, tranquilidad y paz para que nosotros también actuemos como personas de paz que traigan descanso a muchas personas. Es la serenidad en el ardor de la vida. Es la grandeza de la humildad que nos ayuda a saber que de Dios aprendemos todo porque de lo contrario nos vamos a descubrir analfabetos de la vida por creer que todo ya lo sabemos.

9. La paz que buscamos intensamente en las dificultades y preocupaciones, la encontramos en este camino, no para aplastar, sino para levantar, para crecer, animar y progresar integralmente, disfrutando así de la vida que nos conduce a la plenitud, llevando la paz y el crecimiento a través del servicio. De esta manera, nos encontraremos caminando en una libertad creciente que nos conduce a vivir unidos al amor de Padre, teniendo el reposo y el apoyo para lo que nos inquieta y nos angustia en nuestro interior, logrando sanar y ser inspiración de vida para otros, apareciendo como un hacedor de vida, de paz, de fraternidad (cf. Salmo 144, 1-2.8-9) en el que nuestros esfuerzos y aprendizajes desde el corazón facilitan un mayor contacto de vida que nos acerca al amor y al corazón adorable de Dios.

10. En resumen, los aprendizaje vitales desde el corazón brotan de quienes con humildad y mansedumbre permanecemos en la escuela de la vida y de la sencillez, más allá de los límites que hacen parte de nuestra vida, pero que con una actitud de aprendizaje constante confesamos la obra de Dios con alegría y, por eso, el Padre será siempre alabado y bendecido. Esto es lo que nos dará descanso y verdadera libertad porque nos daremos cuenta del amor y la misericordia de Dios, facilitando que nuestra vida la vivamos con sabiduría y plenitud, evitando el riesgo de quedarnos en la tentación del analfabetismo que no sabe tratar de manera adecuada a la gente. Aprender del corazón manso y humilde de Jesús es dar calor, sabor y luz a la vida. 

Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

Comentarios

  1. Entre personas, hay personas que con su palabra o su silencio se disponen al encuentro liberador.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SABER ESCUCHAR PARA AMAR Mc 12, 28b-34 Domingo Trigésimo Primero del Tiempo Ordinario (Ciclo B)

EL ARTE DE VIVIR JUNTOS PARA SIEMPRE Mc 10, 2-16 Domingo Vigésimo Séptimo. Tiempo Ordinario (Ciclo B)

RESCATAR LA VIDA, SIRVIENDO CON GENEROSIDAD Mc 10, 35-45 Domingo Vigésimo Noveno del Tiempo Ordinario (Ciclo B)