PROGRAMA DE VIDA PARA VIVIR DIFERENTE Lc 4, 21-30 Cuarto Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo C)

PROGRAMA DE VIDA PARA VIVIR DIFERENTE
Lc 4, 21-30
Cuarto Domingo Tiempo Ordinario (Ciclo C)
Luis Fernando Castro Parra 
Teólogo PUJ 

Cuando nos detenemos en ver solamente lo que conocemos en las personas sin darnos el permiso de observar un poco más lo que tienen que decir y hacer, de compartir y conocerla, podemos estar creando una expectativa sospechosa y falsa de ella, perdiendo la oportunidad de avanzar y de conocer algo más que nos ayudaría a crecer progresivamente en nuestra vida; pero al mismo tiempo, podemos reaccionar con acciones negativas que traen como consecuencia, rechazo, etiqueta, señalamiento y, en efecto, cargar violencia sobre la persona que creemos conocer. Esto sucede según las expectativas y la imagen que nos vamos elaborando de las personas, llevando a que actuemos positiva o negativamente frente a los demás, incluso queriendo influir o imponer para que se comporten como nosotros deseamos y queremos. Algo que también sucede con nuestra vida, el modo que la leemos, la interpretamos y la asumimos, asimismo reaccionamos sin percatarnos muchas veces de lo que realmente sucede de manera adecuada para aprender y crecer integralmente. Algunos ante esto actúan con inteligencia, otros con violencia. A la luz de la Palabra de Dios, Las palabras de Jesús en la liturgia de la sinagoga de Nazareth, después de haber leído el pasaje del profeta Isaías, en principio son bien recibidas y con agrado por sus oyentes, quienes lo aprueban y se admiran del Maestro; pero al no alcanzar a ver en él la gracia de Dios y su misión como enviado del Padre, reaccionan en forma negativa en contraste con lo anterior, rechazándolo e intentándolo matar; sin embargo, Jesús abriéndose paso por medio de ellos, continúo el camino. Veamos: 

1. A muchas personas nos gusta tener personajes famosos en nuestra lista que cumplan nuestras expectativas, pero cuando esto no sucede nos decepcionamos y los despreciamos, provocando dificultad en la comunicación y proyectando imágenes negativas sin darnos el permiso de ahondar. Jesús, después de leer el pasaje de Isaías en la sinagoga de Nazareth (cf. Is 61, 1-2) afirma que estas palabras se han cumplido hoy (vv. 21). Jesús es el enviado de anunciar la Buena Noticia del Evangelio. Sus oyentes admirados por lo que el Maestro decía daban testimonio y, se preguntaban si este no era el hijo de José (22b), pues su expectativa era que Jesús obrará en su patria las curaciones hechas en Cafarnaúm queriendo acaparar todos los beneficios de Dios: hazlo también aquí en tu patria (vv. 23). Entre tanto, otros tomaban ante lo que escuchaban otra postura: Rechazaban a Jesús. Esta doble reacción del auditorio nos deja ver que el Maestro es un signo de contradicción, algunos lo acogen con alegría, con buena expectativa; pero, otros se sientan sobre una base negativa porque aceptan el que de las cosas y de las palabras; pero no acogen el cómo: las acciones, las estrategias y con quienes serían los destinatarios.

2. Las expectativas que tenemos de las demás personas trae como consecuencia muchas veces que deseemos también influir en sus comportamientos y acciones de vida. Queremos que hagan y digan lo que nos gusta, deseamos escuchar lo que nosotros queremos oír y no lo que ellos quieren compartir, deseando acaparar todo sin permitir otras opiniones o sugerencias. Si esto no sucede, entonces ponemos en duda sus palabras, sus talentos, sus habilidades y sus capacidades, los etiquetamos y los seleccionamos como buenos y como malos porque sencillamente no hablaron y no se comportaron como nosotros lo esperábamos o como habíamos creado una imagen de esta persona. Si aprendemos a ver y leer lo mejor en las personas con quienes interactuamos nos centraremos en imágenes positivas, logrando ver la gracia de Dios en ellos, la cual está desde antes de su nacimiento (cf. Jer 1, 4-5), expresando al mismo tiempo lo mejor de nosotros mismos para avanzar y mantener relaciones más saludables y solidarias, dándonos cuenta que podemos ir más lejos apoyados en el amor divino (cf. Salmo 70, 1-6), que es para todos, que nos da la fuerza para afrontar toda adversidad, ampliando nuestro horizonte y profundidad en lo que respecta a nuestra existencia. 

3. Estamos acostumbrados a tener una actitud crítica destructiva frente a las propuestas, acciones y actitudes de otras personas, por lo que expresan, por lo que piensan y dicen o por lo que hacen, muchas de ellas superan nuestras expectativas y rompen nuestros esquemas rígidos, dejando en consecuencia rechazo, exclusión, malas interpretaciones, que en efecto, generan ambientes y relaciones poco saludables. Frente a las expectativas de los oyentes de Jesús, a quienes no les importa las palabras liberadoras del Maestro, sino sus hechos y la atracción de un espectáculo milagrero, Jesús les responde apoyándose en las Sagradas Escrituras: ...ningún profeta es bien recibido en su patria (vv. 24). Es decir, Jesús se presenta como Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia, liberador de los oprimidos y perdonador de los pecadores, promoviendo un mundo más humano y más cercano, orientado hacia su salvación, prioritariamente hacia aquellos que están alejados sin importar su procedencia ni condición, comprendiendo esto como un gesto del amor y de la misericordia de Dios para todos sin ninguna exclusión. Estas acciones y estrategias del Maestro no son acogidas ni aceptados por algunos del auditorio, quienes deciden expulsarlo de la sinagoga, quieren matarlo; sin embargo, la palabra aunque tenga opositores y opiniones diversas causadas por algunas personas es siempre libre y nadie puede detener su acción y su efecto.

4. Por eso, Jesús se coloca en la línea de los profetas de otros tiempos de la historia, como Elías y Eliseo (vv. 25-27) para explicar primero que un profeta no se deja adsorber de los comentarios y de las expectativas de un auditorio que busca sus propios intereses y caprichos, y segundo que un profeta sigue el plan de Dios, mostrando un planteamiento de coherencia entre lo que él hace y lo que propone Dios en su bondad y amor para hacer de estos testigos suyos, profetas en todas las naciones (cf. Jer 1, 17-19). Jesús no es solamente un hombre de discursos y de planteamientos teóricos, sino un hombre de acción y de trabajo, que hace posible que lo que él dice suceda, según lo programado. Jesús no deja las cosas de Dios en un papel, él tiene un programa, tiene claro un proyecto, propuesto para vivir de una manera diferente. Jesús pasa de las palabras a las acciones, de la promesa al cumplimiento. Aquí es importante ver y leer la vida desde Dios, superando obstáculos para llegar a muchas personas. Esto se fundamenta primero evitando depender de los comentarios de los demás para no hacerse esclavo de ellos y de sus sugerencias muchas veces ancladas en una doctrina; pero poco interpretada y actualizada en nuestra existencia. Quien no asume sus propias decisiones se hace esclavo de los comentarios y decisiones de los demás. No avanza y no se da cuenta que puede vivir de una forma diferente.

5. Lo segundo se fundamenta cuando nuestra palabra no se queda en el aire, sino que esta se lleva a acciones concretas, asumiendo compromisos y responsabilidades con los demás, transformándonos en verdaderos testigos del amor servicial, el amor que lo cambia todo, forjando buena comunicación y encuentro con muchas personas (cf. 1Cor 12, 31-13, 13). Por eso, Jesús busco el pasaje que estuviera acorde a su programa par hacer su homilía y para conocer quiénes son sus destinatarios. El texto escogido es una palabra de esperanza y de consuelo para el pueblo que escucha con el fin de dar libertad, acogiendo a todas las personas sin excepción.  Así que, las palabras que usamos para comunicar deben responder a nuestras acciones, y nuestras acciones deben ser respuesta de lo que hemos anunciado, de lo contrario podemos confundir y desviar por el camino equivocado. Las palabras como las acciones que corresponde a lo dicho están para ser canales de libertad, de consuelo y de esperanza. Lo interesante, entonces es que, entre lo que pensamos, decimos y hacemos exista una mínima coherencia que dé valor a la actividad que proponemos y desarrollamos, aunque esto implique para algunos rechazo y para otros acogida.

6. Cuando vemos y leemos la vida actuando con coherencia, tenemos la certeza de saber dónde llegar, superando toda adversidad. Las palabras de Jesús causaron una reacción negativa, contraria a la admiración inicial de sus oyentes porque los obligó a reflexionar y ha confrontarse sobre la relación e imagen con Dios y con las otras personas. Ante esto los oyentes de Nazareth actuando con ira y violencia deciden sacar de la ciudad y despeñar a Jesús (vv. 28-29) porque les parecía muy duro y fastidioso, querían que Jesús actuará de una manera diferente o mejor a la manera que ellos proponen; pero el Maestro, pasando por medio de ellos, se marchó (vv. 30), pues nada le impedirá seguir su tarea liberadora. La Palabra se realiza y no se detiene, es buena noticia no sólo para algunas personas, es una propuesta para todas las personas, aquellas que necesitan de médico, que sienten que es posible tener un programa de vida para vivir diferente. Algunos venidos de fuera, reconocerán en él su fuerza profética, acogiendo su acción salvadora, pues Dios no es sólo para algunos, es para todos sin ninguna excepción. No hay exclusión porque Dios quiere para todas las personas, vidas realizadas, plenas y completas; personas que escudriñen en profundidad la vida y lleguen actuar por sí mismas en consecuencia; aprendan a valerse si estar dependiendo de otros estilos de vida que muchas veces sólo pretende "robar" identidad, alegría y paz. 

7. En este sentido, frente a sucesos complejos y contrarios de nuestra existencia lo recomendable es no perder la calma, manteniéndonos motivados y siempre perseverantes, confiados en nosotros mismos y en la gracia maravillosa de Dios que está siempre presente, desarrollando plenamente su programa de vida. El estímulo negativo de las demás personas no puede ser suficiente para que nos apartemos o nos lleguemos a desviar de nuestros objetivos y de nuestras decisiones. Estamos llamados siempre a renovarnos, a confrontarnos y a inspirarnos para mantener una esperanza viva, siendo peregrinos de esperanza. Dios nos ha devuelto su programa, su proyecto para que nosotros aprendamos a vivir libres; aunque, algunos actúen en un modo de rechazo y de actitud negativa. Por eso, ante la mentalidad del privilegio o del cerrazón lo mejor es evitar aferrarnos a discusiones, a enfrentamientos que a la postre no conducirá a nada, ni aportará a soluciones que resolverán problemas. Lo mejor es apartarse de los lugares donde no se valora, donde no somos bien recibidos o se nos impide crecer y avanzar en libertad, no como una manera de huir o de salir corriendo, sino de continuar hacia adelante, pues la palabra de vida no puede morir ni detenerse, seguros en el respaldo y la bendición de Dios, que siempre nos sorprende y nos ayuda para llevar a cabo su programa de vida en favor de nosotros y de muchas personas, amando con solidaridad, compartiendo lo mejor de nosotros y haciendo mucho bien. 

8. En resumen, llamados a ver y leer la vida desde Dios es atrevernos a asumir con responsabilidad y valentía, desde la bondad, el amor y la misericordia de Dios un estilo de vida que promueva un mundo más humano, comprensivo, que busque crecer y avanzar integralmente desde la libertad y el amor servicial, superando los distintos obstáculos, haciendo que las cosas sucedan y las palabras y los proyectos de vida no se queden en un papel, sino que hoy comiencen a suceder en la cotidianidad de nuestra existencia donde veremos el respaldo y las bendiciones de un Dios que está siempre presente y que nos asombra constantemente con su presencia. Esto nos facilita por una parte superar la imagen falsa de un Dios que lo caracterizamos por la venganza o la exclusión cuando en realidad es amor, misericordia y libertad; pero por otra parte nos ayuda a superar también el miedo a actuar de una manera diferente guiados por un programa de vida dado por el mismo Dios que nos libera y nos llama con insistencia a vivir diferente.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo PUJ- Magister en Familia- ULIA
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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