LA MISIÓN TIENE LA FUERZA EN LA MIRADA Mc 6, 30-34 Domingo Décimo Sexto- Tiempo Ordinario (B)

LA MISIÓN TIENE LA FUERZA EN LA MIRADA
Mc 6, 30-34
Domingo Décimo Sexto- Tiempo Ordinario (B) 
Luis Fernando Castro
 TEÓLOGO PUJ 

Cuán importante es trabajar, mantenerse activo; pero también, buscar momentos especiales y oportunos para descansar, evitando el corre, corre, la fatiga, el estrés, la rutina y el cansancio que muchas veces nos llegan a desanimar y hasta tomar la decisión de abandonar el camino constructivo de nuestro proyecto de vida para crecer y servir mucho mejor. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús pastor en su itinerario de misión genera vida a las gentes, las ve, siente compasión de ellas y les enseña, como también a sus discípulos los acoge y les enseña algunas acciones para ser más efectivos en la práctica de la misión, la cual tiene la fuerza en la manera que miramos y volvemos a Él. Veamos: 

1. Después del arduo trabajo, de haber puesto el talento, la habilidad, la profesión al servicio de las demás personas es importante, también descansar, porque permite darnos el tiempo para evaluar aciertos y desaciertos por mejorar, para contar las alegrías y las situaciones adversas a los suyos; dar al mismo tiempo espacio para la familia, la oración, la lectura, la escucha y la reflexión de la Palabra de Dios, revistiéndonos así de nuevas fuerzas, dando descanso a la mente y al cuerpo cuyo fin nos permita y nos facilite continuar hacia adelante en la misión. Jesús recibe con alegría a los discípulos que habían sido enviados a la misión (cf. Mc 6, 7), todos los apóstoles se reunieron entorno al Maestro y Pastor para contarle todo lo que habían hecho y lo que habían enseñado (vv. 30). Jesús incorpora a los discípulos a su acción, a su proyecto, a su obra, dejando de ser espectadores de lo que el Maestro enseña y de lo que él hace para ser participantes directos de la misión. Los discípulos llegan de la misión entusiasmados, les falta tiempo para contarle al Maestro todas las maravillas que han logrado hacer en la Misión para la cual habían sido enviados (apóstoles en griego). Ellos vuelven a donde Jesús a quien le dan cuenta de todo lo que han realizado; pero, cuando regresan los discípulos de la misión Jesús en principio les propone descansar en un lugar solitario; él quiere escuchar la experiencia de sus discípulos con tranquilidad y calma. Esto nos permite observar cómo la comunidad de los apóstoles están en torno al Maestro, a él le reportan sus actividades y acciones y, al mismo tiempo Jesús es quien les invita a tomar un descanso...pues los que iban y venía eran muchos y no les quedaba tiempo ni para comer (vv. 31b). 

2. Programar descansos en comunidad, en nuestra vida cotidiana y, específicamente en el proceso creciente de la misión buscando reponer las fuerzas para estar a solos con el Maestro y para planear las siguientes actividades hace parte del proyecto intenso de Jesús porque él es nuestro descanso, nuestro alivio, él es nuestra paz (cf. Ef. 2, 14), él  es nuestro descanso que repara nuestra vida, nuestro interior. Los primeros destinatarios del descanso son los discípulos. Jesús los congrega en un lugar solitario para descansar. Es un ser devueltos a una sana realidad para no caer en el individualista. Estar juntos en torno al Pastor es importante porque nos permite descansar, sentirnos protegidos y seguros (cf. Salmo 22 (23), 4), volviendo a lo fundamental y facilitando crecer en la experiencia comunitaria (cf. Jer. 23, 1-6). La misión y las actividades que proponemos y desarrollamos muchas veces nos pueden poner en riesgo de dispersarnos en las distintas tareas, cayendo en el individualismo, perdiendo el objetivo y el centro de lo que es esencial y el sentido de la comunidad. Volver de la misión teniendo un  lugar propicio para descansar y reportar lo hecho es dar el espacio para evaluar, reintegrándonos a la comunidad fraterna, incluso para vivir momentos de confrontación, de celebración, pero al mismo tiempo, revisar lo que hay por mejorar, corregir y proyectar para continuar avanzando. 

3. Cuando hacemos parte de una comunidad, no sólo nos sentiremos realizados porque estemos logrando un objetivo que forma parte de nuestro interés, sino también nos facilita estar alrededor de otras personas que nos colaboran y se alegran de poder conseguir el objetivo. Esto no será un objetivo solamente personal, también comunitario, muchos se alegrarán y muchos continuarán compartiendo nuestros logros como también nos alegraremos de los triunfos obtenidos por las personas con quienes compartimos y celebramos. Descansar para evaluar en un ambiente comunitario es una expresión de vida y de responsabilidad que nos permite generar nuevas acciones que transformen y generen vida para nosotros y también para los demás, logrando que podamos actuar de un modo más efectivo en la proyección y en el desarrollo de la misión. El encuentro de los apóstoles, después de la misión con Jesús es motivo de alegría y de gozo. Los discípulos no ocultan su alegría, como tampoco tapan la experiencia vivida en la misión. Esto lo aprovecha Jesús para enseñar el valor del descanso (vv. 31) en el ritmo de vida de los discípulos misioneros, pues hay que aprender a entrar en la presencia de Dios con sabiduría humilde y con actitud de reconciliación para luego salir y comunicar la experiencia de vida  a los demás con mayor responsabilidad y eficacia. Es importante no perder la actitud de estar a los pies del Maestro, superando el torbellino de la realidad que apretuja en el camino.

4. Tener numerosas tareas es un motivo de orgullo porque continuamos sintonizados con el itinerario del Maestro, esto muestra una comunión activa con la obra y la misión de Jesús; pero, no es recomendable dejarnos absorber por el "corre, corre", por el estrés y por las actividades porque es posible perder espacios de fraternidad, de oración y de unidad. Por eso, la importancia de tomar descansos comunitarios tiene su fin, estar y aprender de Jesús correspondiendo al encargo que hemos recibido (cf. Mc 6, 12). Trabajar y descansar entonces, no son dos acciones solamente paralelas, son complementarias y necesarias para lograr posteriormente alcanzar objetivos que nos permitan vivir con dinamismo lo que hacemos cotidianamente. Trabajar y descansar con otros nos facilita apoyarnos, socializando, creciendo en comunidad, logrando recargar fuerzas beneficiosas que nos permitirá continuar el camino con más energía, produciendo sin contratiempos, evitando la fatiga, el agotamiento, el ritmo constante de la misión. Descansar o hacer pausas activas es un momento para aprender y recibir, valorando esfuerzos. 

5. Ahora bien, una persona que descansa es más efectiva, tiene la capacidad de decidir mejor, realiza sus actividades con más fluidez, con mayor ánimo, puede enfocarse mejor en lo que hace y planear con mayor atención nuevas actividades, nuevos retos, que seguramente serán propuestas constructivas que contribuirá y ayudará a superar las necesidades de los otros con generosidad, aportando al crecimiento, haciendo que otros se sientan mucho mejor en el camino (cf. Salmo 22 (23), 6), fortaleciendo el crecimiento integral de los demás y mejorando la calidad de la vida; sin embargo, es necesario estar abierto al cambio de planes. Las personas tiende a estropear proyectos y propuestas. Cuando Jesús se disponía a retirarse a un lugar solitario con sus discípulos, de todas las aldeas corren a buscarlos. Ya no es posible tener una reunión tranquila con los discípulos que habían vuelto de la misión. La gente lo ha invadido todo (vv. 33), se precipitan de una manera ansiosa hacia Jesús; tienen mucho interés de él. La reacción de Jesús es sorprendente porque él no se enoja, no se escabulle ni se aleja. Los detalles muestran que a él nunca la gente le estorba y, por eso, en lugar de salir a ocultarse fija la mirada en las personas que corren de sus aldeas a su encuentro. Jesús sabe mirar a las personas cercanas y, asimismo a la gente que están lejos, que no han sido escuchados ni tampoco han sido vistos por la sociedad sin ninguna importancia especial. En Jesús además, se despierta la compasión porque a todos los lleva en su corazón: … sintió compasión de ellos (vv. 34). 

6. En este camino de hacer comunidad, de trabajar y de descansar también se hace necesario y, no menos importante, observar (vv. 34) sin aislarnos de nuestra realidad porque hay muchas cosas, elementos, aspectos que están faltando, que todavía hay por resolver en nuestro entorno dándonos motivos para prolongar y extender la misión. Cuando la comunidad de los discípulos estaban reunidos entorno a Jesús Pastor y se habían ido en una barca, buscando un lugar solitario (vv. 32), la multitud cayendo en cuenta se anticipa al Maestro para pedirle que prolongue un poco más la misión. Jesús los ve y siente compasión (estar en el lugar del otro sin rechazar sin estigmatizar). La gente también quiere estar en torno a Jesús Pastor bueno, generoso y misericordioso (vv. 32-34); lejanos y cercanos salen al encuentro del Maestro para escuchar. Hacer comunidad y tomar momentos, espacios de descanso no son suficientes si no miramos más lejos porque habrán muchos que andan por el camino sin tener comunidad sintiéndose, dispersos, excluidos, solos, abandonados...como ovejas sin pastor (vv. 34). Jesús percibe al pueblo que ve como personas abandonadas. No tienen guía que les ayude a pasar las travesías. La responsabilidad están en los pastores que no invierten tiempo para estar con estas personas. Todavía en nuestra existencia y, a pesar de los años, podemos descubrir personas que están necesitadas de un guía que les ayude a hallar el camino; necesitan de hombres y mujeres que les quieran escuchar, que le dedique tiempo y atención para alimentarlos con la palabra liberadora que sana y transforma.

7. Es importante revisar cómo estamos mirando a las personas, cómo las estamos tratando o porque muchas veces por nuestros afanes e intereses personales no se le está diciendo nada; personas sencillas que guardan en su corazón intranquilidad y decepción porque no encuentran un lugar para descansar verdaderamente. Hay personas que viven sin voz, callados porque saben que su palabra, sus opiniones no serán tenidas en cuenta; sus rostros son olvidados y muchas veces no se tiempo para poner atención a sus historias. Jesús al mirar y cambiar el plan inicial con sus discípulos nos muestra que tiene la fuerza para renovar nuestra vida y nuestras actitudes para que surjan personas y comunidades distintas, con apertura a la gente cercana y que viene de lejos para ser escuchadas y acogidas de la mejor manera. Observar más lejos nos permite ver mejor nuestra realidad, las situaciones y las circunstancias que nos rodean, compadecernos de la situación de otras personas no para decirles "pobrecitos" sino para empatizar con ellos con el fin de que logren mejorar su calidad de vida: Yo recogeré el resto de mis ovejas de todas las tierras...las haré tornar a sus pastos, criarán y se multiplicarán (Jer. 23, 3). Pero, esta acción, al mismo tiempo nos facilita apropiarnos de nuestro camino para abrir la posibilidad de contribuir al bienestar de las demás personas, creando una sociedad reconciliada aunque esto nos implique salir de nuestra intimidad o nos llegue a desacomodar de nuestros intereses, logrando involucrar a otros para vivir encuentros constructivos (enseñar) con ellos...sintió compasión de ellos...y se puso a enseñarles muchas cosas (vv. 34). 

8. Pretender liderar y hacer un camino de vida solos, corremos el riesgo de perdernos, de estar desubicados y sin ninguna claridad para continuar avanzando. Caminar solos no siempre es recomendable porque necesitamos siempre de personas que con su generosidad (cf. Salmo 22 (23) 1-6) nos apoyan, nos animan, proponiendo y construyendo con nosotros el camino de la vida para que no  caigamos en el abandono, en la insatisfacción interior de lo que hemos emprendido. Jesús, entonces no sólo observa y siente compasión, también enseña. El anuncio del evangelio tiene una fuente propia, Jesús. Y, sólo es posible hacernos cargo de los demás si hemos estado entorno a Jesús. La misión no es una burocracia reducida a una oficina y, sobre todo en tiempos tan complejos. Hay que descansar en el punto de la paz, en el único que da reposo; sin olvidar que estamos para acoger en el desierto de muchas personas para ver y para enseñar. No es la multiplicación de iniciativas ni de actividades lo que asegura el anuncio de la Buena Noticia, sino el tener un corazón que escucha las palabras del Maestro, que está unido al corazón del Maestro para mirar de una manera distinta a las personas y a nuestra realidad con el fin de hacer algo nuevo en las personas que se acercan y vienen de lejos corriendo, apresuradas a beber de la fuente de la vida.

9. En resumen, el interés de todos nosotros como personas para generar un mejor servicio de vida en favor de los demás se enfoca en hacer comunidad, en unir fuerzas, mirando a los demás con amor, con misericordia y con generosidad para enseñarles, facilitando caminos de crecimiento, escucha y atención; esto no para sentirnos superiores, sino para involucrarnos en el dinamismo constructivo y creciente de la vida, donde la Palabra de vida será más acogida para vivir de un modo mucho mejor. Esto es posible cuando entramos en recogimiento con Jesús, recibiendo y experimentando una nueva manera de ver nuestra realidad. La misión tiene la fuerza en la mirada, en la forma que aprendemos a ver a las personas y las distintas situaciones de nuestra existencia. No es posible cuidar y mirar de nadie si no estamos en la capacidad de observar con misericordia, por esa capacidad que tenemos todos de ponernos los zapatos de los otras personas para amar y enseñar, facilitando el camino hacia el verdadero encuentro con Dios, el cual, parte de él y vuelve a él; una misión que toca el corazón de las personas y de la misión para continuar avanzando sin que ello nos haga sentir que afecta nuestros proyectos y planes propuestos inicialmente.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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