PERSEVERAR Y CRECER EN LA CRISIS Lc 21, 5-19

Luis Fernando Castro
TEÓLOGO PUJ 
PERSEVERAR Y CRECER EN LA CRISIS
Lc 21, 5-19

Muchas de las situaciones y de las circunstancias actuales de nuestra vida pueden estar afectando el proceso de nuestro entorno, debido a las distintas experiencias negativas y poco alentadoras que vamos percibiendo en la manera que vivimos personal, familiar y socialmente, ocasionando crisis y dificultad para avanzar. Algunas llegan a causar desaliento, desánimo y tristeza porque a pesar de los esfuerzos, de los sacrificios, de las luchas y de la insistencia por mantenernos firmes y perseverantes, parece que no logramos encontrarnos con los resultados y los frutos deseados. Otros, por su parte buscan con esfuerzo mejorar en todos los sentidos, creciendo integralmente. Elaboran y proyectan propuestas constructivas, ofreciendo pequeños y grandes aportes, pero las consecuencias parecen inalcanzables, muy lejanas, más aún cuando surgen las adversidades y los distintos ataques que pretenden obstaculizar los procesos. Sin embargo, quienes deciden  discernir y perseverar, manteniéndose firme y constante en los todos los momentos son las personas que han logrado alcanzar a ver sus metas y sus sueños, superando los engaños y las mentiras que surgen en distintas formas y facetas. No se han detenido por nada y avanzan en toda situación de vida. A la luz de la Palabra de Dios, alrededor del anuncio de la destrucción del Templo de Jerusalén, Jesús invita a sus discípulos a discernir los distintos sucesos de persecución, obstáculo y adversidad para que con perseverancia ganemos la vida hasta el final, logrando alcanzar nuestras metas, dando herramientas de vida para nosotros y para muchas personas. Veamos: 

1. Todo lo que existe en el mundo se mueve. Nosotros nacimos para movernos, no tanto para quedarnos quietos o estancados. Jesús caminando por el Templo de Jerusalén replico a aquellas personas que admiraban y se sentían fascinados ante semejante edificación y decoración que tenía éste templo...llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra. Todo será destruido (vv. 6). Para Jesús el Templo no ofrece ninguna seguridad permanente, pues llegará el día en que será destruido, los muros de esta obra arquitectónica se vendrán al suelo (esto ocurrió entre el 66-70 d.C.). Pero, esto no es el final, como llegaron a pensar en la mentalidad judía, lo importante era ver y comprender en estos sucesos y circunstancias de la vida una justa relación con Dios, tomando las decisiones más adecuadas para no caer en la tentación de la mentira y del engaño que algunos muy ágilmente usan para que las personas se desvíen o se confundan y, así cargadas de temor o de duda no puedan avanzar. Por eso, el tema ahora se centra en la pregunta de quiénes interpelan al Maestro por saber ¿Cuándo sucederá eso? y ¿Cuál será la señal de que todas estás cosas están para ocurrir? (vv. 7). La respuesta del Maestro se enfoca entonces, en cómo se vive y se asume la vida cuando llegan los momentos complejos, difíciles, incomprensibles e inesperados de la existencia. Los discípulos escucharán de falsos profetas, de guerras (vv. 8-9) y de desastres cósmicos (vv. 10-11), pero esto no es el anuncio de un final: el fin no es inmediato...(vv. 9b), como tampoco es una historia de fracaso y de injusticia (cf. Mal 4,1-2), sino un tiempo de discernimiento, para crecer, evaluar y madurar y, de esta manera no ceder a la fe en medio de la crisis y de la persecución, pues Dios es quien tiene la última palabra, él sabe intervenir para que cruzando la orilla lleguemos a la meta victoriosos. 

2. Algunas personas, ponen su vida en lo que ellas consideran que es firme, estable e inmovible, en lo que les da seguridad como lo es el dinero, el trabajo remunerado, la familia, la construcción de grandes edificaciones, los conocimientos, las riquezas, buscando garantizar estabilidad y confianza plena. Sin embargo, cuando aquello que nos parecía seguro ahora no está o lo hemos visto caer entonces como que la vida se nos convierte en un desastre, todo se nos vuelve oscuro y, en efecto, nos volvemos presa fácil del engaño, de la mentira de algunos avivatos que buscan aprovechar el momento para desviarnos de los propósitos, de lo que es más importante basados en malas interpretaciones y lecturas de los signos de los tiempos. Otras personas viven atrapados en sus apegos y en sus propias seguridades, considerando que se mantendrán firmes por siempre, causando gran dolor y sufrimiento, sin darse cuenta que todo se mueve, se transforma y nada es seguro y estable. Hay personas en medio de las situaciones aparentemente negativas, llenas de desastres y conflictividades, que toman decisiones apresuradas y poco adecuadas, como la venganza, la violencia, el rencor, el engaño, las divisiones, buscando hacer posible que lo que es inestable se convierta en estable. Las crisis, los esfuerzos son estaciones en el camino, no son metas y, muchas veces las necesitamos para movernos, para recrear nuestra vida y continuar hacia adelante, sirviendo y ayudando a otros con amor, con solidaridad y hermandad (cf. 2Tes 3, 7-12). Necesitamos entrar en una nueva perspectiva porque los momentos difíciles no son el final, son el comienzo de un nuevo tiempo, una nueva oportunidad para avanzar, persistir y progresar en el bien constructivo de todos, generando gestos de amor, de generosidad y de crecimiento integral.

3. En los momentos complicados y adversos, algunas personas buscan refugiarse en el seno familiar, en los amigos, en las decisiones de quienes gobiernan, en quienes les pueden echar una mano y ayudarle a dar solución a los instantes de angustia, logrando muchas veces acrecentar la impotencia, el dolor y el sufrimiento sin poder dar solución y avanzar. Jesús continuando con su enseñanza en torno al tema de la destrucción del Templo dice a sus discípulos la manera como van a ser perseguidos, encarcelados y entregados a las autoridades judías y gentiles por causa de la fe y la lealtad en Él. Pero estos eventos serán propicios o tienen la oportunidad para dar testimonio: Esto os sucederá para que deis testimonio (vv. 13). Sin embargo, este asunto no acaba aquí ni es tampoco fácil de asumir, pues llega a ser más cruel cuando las persecuciones y los asuntos de violencia proceden de parte de los seres que más amamos, la familia, las personas más cercanas  y los amigos (vv. 16-17). De esta manera, el discípulo lo único que le queda es confiar y poner su vida en manos del Padre para que en medio de las tribulaciones, de los valles de dificultad sea posible dar testimonio en todas las situaciones, las cuales son inevitables y, porque no somos inmunes a las distintas crisis que surgen en nuestro caminar y proceso. Siempre estamos expuestos y no tenemos controlar, pero sí saber manejar para continuar avanzando. Los tiempos difíciles o de crisis no han de ser tiempo de lamentos, de desánimo ni mucho menos de desaliento. No es tampoco el tiempo para resignarse o emprender la huida. Estos tiempos es para crecer, para evaluar, fortalecer y buscar la manera de mejorar de un modo integral dando testimonio. Por este motivo es necesario saber que Dios nos protegerá y estará siempre presente respaldándonos para que podamos superar el estrés y las falsas seguridades que nos adormecen y nos impiden mirar y llegar más lejos. 

4. En cada uno de nuestro procesos y aspectos de vida que muchas veces nos jugamos y nos arriesgamos para mantenernos firmes y dedicados, suele suceder que surgen persecuciones, calumnias y cárceles (vv. 12) que buscarán que nos aferremos a quedarnos haciendo lo mismo o abandonando lo que nos hemos propuesto con empeño para crecer. En otras situaciones estas adversidades aparecen porque algunas personas se sienten amenazadas por la manera que actuamos y querrán ahogar a toda costa los esfuerzos y los proyectos que nacen a favor de crear caminos que faciliten escenarios de vida sanos, fortalecidos o sencillamente quieren ser mucho mejor de lo que ya son en todos los aspectos. Las adversidades tienen la función en primera instancia de evitar que podamos insistir y perseverar, quedándonos muchas veces atrapados en el mundo de la mediocridad. Pero, también tienen la función de revisar, evaluar, discernir  decidir para avanzar. Por eso, superar los ataques y los distintos obstáculos es aprender a resistir con perseverancia, luchando constantemente por las metas, rectificando el camino de nuestros sueños en el que es posible aportar conocimientos, aunque esto ocasione que muchas personas, incluso cercanas nos persigan, nos lleguen a odiar y nos hagan dudar de la confianza y de la esperanza en nosotros y en Dios. Sin embargo sostenidos en la providencia y la generosidad de Dios, quien nos dará elocuencia y una sabiduría irresistible (vv. 15) y, además la solidaridad de la comunidad (vv. 18) podemos comprometernos a actuar con responsabilidad, paciencia y tenacidad, buscando ayudar a construir una sociedad nueva y mejorada, resonando con un mensaje de vida que impactará y nos asombrará a todos. De esta manera, ninguno de nosotros seremos la excepción a los momentos de crisis, de dificultad y de problema, pero lo interesante es evitar caer en el estancamiento o la comodidad que sólo nos conducirá a perder nuestra vida en lugar de salvar vidas, ganando la vida.

5. La manera como afrontamos las situaciones y circunstancias de nuestra vida para muchos se convierte en un argumento de esperanza, de testimonio y de vida. Es interesante las palabras de Jesús cuando afirma a sus discípulos que con su perseverancia salvarán sus vidas (vv. 19) porque se convierte en una estrategia que nos impulsa a mantenernos pacientes en todo momento para lograr llegar hasta el final. Para alcanzar este propósito Jesús nos propone un camino. El primer paso consiste en...no preparar la defensa...(vv. 14), como herramienta para vencer, el egoísmo, la autosuficiencia, la soberbia, el orgullo, el uso falso del poder. Acoger la sabiduría irresistible de Dios (vv. 15) es el segundo paso de este camino propuesto por Jesús, con el fin de crear lazos constructivos entre unos y otros, dando como resultado mejores relaciones humanas, facilitando el crecimiento integral de todos. Un tercer elemento es evitar el falso propósito de pretender cambiar a todo el mundo, causando competencias y rivalidades, esto no es recomendable porque ocasionará que muchas de estas personas, cercanas o lejanas se vuelvan contra nosotros (vv. 16). Nosotros proponemos, sugerimos, pero no imponemos, cada uno, como personas, como hijo de Dios, hijo de la resurrección, tomará desde su libertad la mejor decisión que considere adecuada para avanzar y mejorar personal y junto con otros. Poner nuestra confianza en Dios, sabiendo que contamos con su asistencia para sostenernos firmes y perseverantes es el cuarto elemento en este camino para mantenernos perseverantes hasta el final (vv. 18). Muchas veces las situaciones adversas nos acercan más a Él y nos fortalecen para levantarnos y continuar el camino hacia adelante. Perseverar y crecer en la crisis hasta el final, es evitar abandonar o quedarnos estancados, ante los momentos adversos y las percusiones, optando por ofrecer espacios que conduzcan a tener una vida más saludable en todas la esferas de nuestra vida en el que podemos proponer, proyectar y crear nuevos propósitos, disfrutando mejor así estas situaciones, como posibilidad constructiva y argumento de esperanza para los demás.

6. En resumen, perseverar y crecer hacia adelante con dedicación, asumiendo con responsabilidad las crisis y las dificultades de los distintos tiempos de nuestra existencia es superar los triunfalismos o el alimento nostálgico de la grandeza que pretende mostrarnos un camino de vida con fácil acceso al éxito y a la gloria. No podemos caer en la ingenuidad ni en el engaño de aquellas voces que suscitan un movimiento de emociones que nos alejan de la realidad y del amor de Dios. Por eso, es importante que podamos hacer frente a los problemas, a los lamentos y a las constantes búsquedas, asumiendo la responsabilidad, pero también manteniendo la calma y la confianza, contando siempre con el Padre de la bondad y de la misericordia para que ante los momentos hostiles o de desafecto evitemos sucumbir en la sensación de la resignación, de la pasividad y, así nos pongamos en la actitud de reavivar con humildad la gracia de dar testimonio de Jesús, de su mensaje y de su propuesta con entusiasmo y alegría. Esta tarea necesita de un ingrediente muy particular, pero asombroso, como lo es la práctica de la paciencia cultivando una vida valiente y enfocada que nos ayuda a dar respuesta a cada una de las situaciones que nos retan sin perder la calidad de vida caracterizada por la paz y la lucidez del corazón.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

Comentarios

  1. Gracias...por compartir estás profundas reflexiones de la palabra que nos confrontan y nos ayuda a crecer cada día más en la fé 🙏🙏

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