ESTABLECER UN DINAMISMO NUEVO Y SABIO DE VIDA Lc 14, 25-33
ESTABLECER UN DINAMISMO NUEVO Y SABIO DE VIDA
Lc 14, 25-33
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Florecita y Luis Fernando Castro TEÓLOGO |
Estamos en una sociedad donde muchas personas escriben y emprenden nuevos proyectos de vida en diferentes áreas, buscando alcanzar grandes sueños y metas que les faciliten mejorar en su estabilidad personal, familiar, laboral y social. Lo curioso es ver también la desilusión de muchas personas que por no tener un buen discernimiento, cálculo y actitud perseverante no logran llegar a buen término en los proyectos que han emprendido con gran emoción y ánimo. Esto sucede porque en el camino surgen inevitablemente algunas dificultades o situaciones que casi nunca se imaginan ni se prevén ocasionando distracción y desenfoque hacia la meta, impidiendo avanzar y crecer hacia lo que se ha propuesto al inicio del proyecto. En otros casos sucede porque al plantear un nuevo objetivo de vida no se tiene en cuenta las exigencias y el sacrificio que hace parte del deseo de llegar a nuevas metas. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús caminando hacia Jerusalén da algunas lecciones básicas a todos y, a través de dos nuevas parábolas presenta las condiciones y las exigencias para que alguien llegue a ser su discípulo, con la capacidad de dar frutos con perseverancia, estableciendo así, un nuevo dinamismo de vida. Veamos:
1. Cuando aprendemos a organizar nuestra vida con sabiduría, estableciendo prioridades, logramos descubrir que hay cosas que creíamos indispensables, que nos proporcionan seguridad y sensación de control, como lo es la comunidad familiar, pero que nos pueden impedir en ocasiones avanzar y crecer hacia lo que visualizamos y soñamos, cuando establecemos objetivos y metas. Tener claridad en las prioridades nos facilita desprendernos de lo que creemos importante y apreciado para optar por un nuevo estilo de vida. Jesús usa una de las palabras más duras en el evangelio para enseñar a establecer prioridades al momento de emprender un proyecto de vida: Propone "odiar" (amar menos, prioridad en el amor) a los "siete amores" (padre, madre, esposa, hijos, hermanos, hermanas, la propia vida) del corazón humano para desarrollar con libertad el nuevo proyecto. Esta recomendación busca con sabiduría renunciar a poner en el puesto de honor a alguien que no sea el Maestro: quien no lleve su cruz y venga en pos de mí, no puede ser discípulo mío (vv. 27). De esta manera, todos los intereses y los valores que podemos contemplar en el caminar de nuestra vida y, que en algún momento pensamos que son nuestra prioridad, quedan en un segundo lugar cuando surge un verdadero compromiso en el proyecto de Dios. Esto es una actitud sabia porque al establecer una prioridad con sabiduría nos habilita en el proceso vivir de acuerdo a la voluntad divina en nuestra historia, logrando que ésta tome sentido y calidad.
2. La propuesta de Jesús gira entonces en torno a tener una condición de prioridades, pues no es posible amar al Maestro con el mismo amor y la misma potencia que amamos a los grandes amores que hacen parte de nuestra vida y de nuestro corazón: ...los pensamientos humanos son mezquinos y nuestros proyectos caducos (Sab 9, 14). El amor de Dios es más grande que el amor a la familia. Es una luz que se extiende en el amor y en los afectos que expresamos en aquellos que amamos. Es un amor total que gobierna, que está en primer lugar, un amor que nos lleva a asumir con decisión y con responsabilidad nuestra existencia, cargando incluso un trozo de dolor y de sufrimiento, como lo es el sentido profundo de la cruz. Entonces, cuando el discípulo se entrega a la persona amada, no sólo lo hace con el amor que se entrega a una persona en este planeta, sino además, se entrega con la fuerza generosa y solidaria de Dios, un amor que no cuenta con límites o situaciones reducidas; un amor que salva porque no cuenta con cálculos ni medidas. El amor de Dios no se encierra solamente para algunos, es un amor que va más allá de las fronteras y de las cercas que muchas veces nosotros cerramos o colocamos creando marginación y exclusión (cf. Fil. 9-10.12-17). El lenguaje del Maestro no se sitúa en un asunto negativo o de tener algún rechazo contra familia ni tampoco contra los grandes amores. La visión de Jesús es mucho más amplia porque busca que sus discípulos asuman con responsabilidad el compromiso del amor de Dios para amar y potenciar los amores y, al mismo tiempo potenciar, dando fuerza a la vida, amando sin limitaciones a otras personas con un espíritu abierto, dispuestos a crear relaciones nuevas, más eficaces con el fin de continuar promoviendo la vida y el crecimiento de la sociedad. Algo que es importante porque nos ayuda a salir de nuestro vínculos para vincular a otros, pues el amor de Dios no es una cosa que está al lado de los grandes amores solamente, además, lo está en toda relación humana, donde podemos tejer y fortalecer la fidelidad entregando un poco más del amor a quienes amamos y quienes debemos amar más, evitando que nos mantengamos aferrados a lo inmediato...a la tienda terrenal (Sab 9, 15b), a las tradiciones y seguridades que nos abruman y limitan la mente (Sab 9, 15c).
3. Cuando amamos con el amor de Dios, las distintas relaciones personales se sanan, crecen y avanzan, superando todas las dificultades, potencializando la relación y dando sentido a lo que vivimos porque Dios nos da mucho más de lo que podemos nosotros imaginar para amar, incluso mucho más que los afectos, las estrecheces y las experiencias que podemos vivir con aquellos que nos aman (cf. Salmo 89, 3-14.17). Nosotros como seres humanos por más que insistimos por prolongar la vida, esto será siempre inútil porque descubriremos que existe un límite, el cual sólo es posible avanzar y dar sentido cuando se observa desde el amor de Dios, logrando tender hacia la plenitud. Por eso, la importancia de establecer prioridades a corto o largo plazo con discernimiento, nos facilita en el camino ir descubriendo qué es lo más relevante para nosotros y para nuestro proyecto de vida porque nos enfoca en lo que es esencial, dándonos herramientas para saber hacia dónde caminamos, escribiendo y poniendo metas claras, evitando que nos distraigamos del foco y de lo que queremos lograr para beneficio de nuestra vida personal, familiar, social, pastoral y comunitaria.
4. Tener claridad en las prioridades nos ayuda también a desprendernos de lo que creemos que es más importante y apreciado para nuestra vida porque aprendemos a saber a dónde comienza a quien debe terminar. Cuando aprendemos a organizar nuestra vida, estableciendo prioridades con un dinamismo nuevo y sabio, logramos descubrir que hay cosas que creíamos indispensables, que nos proporcionan seguridad y sensación de control, como lo es la familia, pero que nos pueden impedir en ocasiones avanzar y crecer hacia lo que soñamos o visualizamos en nuestras metas o lo que nos propone el buen Señor a efectuar en nuestra existencia porque nos ofrece comodidad, palabras y aprendizajes que nos limitan y nos desaniman. Jesús invita a tomar la cruz: vengan en pos de mí (vv. 27), asumiendo con decisión y responsabilidad, paciencia y resistencia el proyecto nuevo que deseamos, desprendiéndonos de aquello que tal vez más amamos. Darlo todo para que todos sin condiciones sean bendecidos, es una dinámica que por supuesto no es fácil de asumir porque exige un cambio de mentalidad, dando un giro al camino que estamos andando, pues los amores y los afectos que estamos expresando hoy y que nos parecían que eran lo más significativos ahora pasan a un segundo rango para poner en el puesto de honor el amor de Dios, dando sentido y valor a lo que hacemos a favor de muchas personas. Esto requiere de un discernimiento.
5. El discernimiento nos ayuda no sólo a descubrir nuestras fortalezas, sino además las limitaciones que se asoman en todo proceso que llegamos a iniciar para caminar hacia una meta. Discernir nos facilita medir nuestras fuerzas para perseverar y llegar hasta el final. Una estrategia con criterio que nos evita no estar dando vueltas, como un círculo vicioso o abandonando un proyecto de vida, sino por el contrario nos anima a mantenernos siempre en una actitud hacia adelante, asumiendo con responsabilidad, disciplina, tiempo, dedicación y esfuerzo lo que hemos emprendido logrando alcanzar nuestra realización de vida. Jesús explica con mayor detalle el tema de establecer prioridades y del despojo con dos pequeñas parábolas (vv. 28-32): la del constructos de la torre y la del rey que va a la guerra, las cuales invitan a pensar, meditar, reflexionar y discernir antes de tomar cualquier decisión que comprometa la vida. El constructor que comienza una obra y no llega a terminarla se expone al ridículo de dejar todo a medias y, así, ocurre con el rey, primero calcula si tiene el armamento y el ejército para ir a la guerra, pues si se llega a dar cuenta en el campo de batalla que su adversario está mejor preparado las consecuencias serán fatales. Estas dos parábolas explican en positivo la necesidad de conocer el precio de tomar decisiones con responsabilidad y discernimiento, pues cuando se emprende cualquier proyecto de vida, incluso el mundo de la espiritualidad y el seguimiento del Maestro es importante revisar y evaluar para avanzar. Cuando establecemos las prioridades es importante usar el discernimiento (vv. 28-30), armando buenas estrategias (vv. 31-32), venciendo las excusas, los apegos, las frustraciones y las limitaciones mentales. Quien no cuenta con los recursos suficientes para avanzar no debe embarcarse en una empresa o en un proyecto porque el camino exigente podrá conducirlo hacia el fracaso donde aflora el desánimo y la deshonra. De esta manera, el buen discernimiento nos ayuda no sólo a ver las fortalezas (vv. 28.31), también nos facilita tener en cuenta la limitaciones (vv. 29.31) que se asoman en el proceso hacia las metas. Deliberar, tomando buenas decisiones y armando estrategias nos permitirá que dentro del proceso podamos darnos el lujo de ir cambiando lo que en principio se había planeado: ...todavía está lejos (vv. 32). Dicho de otra manera, las dos parábolas que hoy se nos proponen (la edificación de la torre y el rey a puertas de una batalla), nos ponen en una actitud de discernimiento para tomar buenas decisiones y, así poder construir y ganar batallas, estableciendo un dinamismo nuevo y sabio de nuestra vida. Una estrategia con criterio que nos evita no dar vuelta atrás, abandonando el proyecto sin un discernimiento previo, sino por el contrario nos anima a mantenernos perseverantes, asumiendo sacrificios, disciplina, tiempo, dedicación y esfuerzo para alcanzar nuestra realización de vida.
6. Disponernos a desarrollar un poco de sabiduría divina, nos ayuda a vivir más allá de lo que consideramos inmediato, de lo que nos hace sentir seguros, de revisar detalles, logrando ver que nuestra vida cuenta con otros colores, otras estrategias, otros dinamismos, que si bien nos sacan de la zona de confort o de la zona de pánico, si podemos vivir como verdaderos hijos de Dios, experimentando una realidad distinta en el que es posible establecer nuevas propuestas que facilitan crecer y renovar nuestra vida, nuestro servicio, actuando con firmeza y con decisión. Jesús cierra esta enseñanza enunciando una nueva renuncia, los bienes: Pues, de igual manera, cualquiera de vosotros, que no renuncié a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío (vv. 33). Es decir, quien no se libera de todo los lazos terrenos no podrá avanzar libremente. Es necesario desprenderse de todo para no fracasar. A medias tintas no es posible caminar hasta el final. Por eso, usar la sabiduría divina nos facilita caminar con firmeza hasta lograr la meta. La sabiduría es el regalo de Dios para que podamos enderezar los caminos y aprender lo que a él le agrada (Sab 9,18). Es hacer un giro no solamente en el amor, sino además en todos los aspectos de nuestra vida, estableciendo prioridades, que nos conduzcan a obtener un dinamismo nuevo y sabio en nuestro quehacer cotidiano. En resumen, el que emprende algún caminar en su proyecto de vida de forma temeraria y presuntuosa, sin examinar si tiene los medios y las fuerzas para llegar hasta la meta, corre el riesgo de terminar fracasando. Es importante ...sentarse...(sentarnos) a discernir para saber lo que queremos y hasta dónde queremos llegar renovando el dinamismo y el estilo de nuestra vida respondiendo con la ayuda y la sabiduría de Dios a los retos de hoy, usando estrategias nuevas que nos faciliten dar un nuevo sabor a todas las gentes, asegurando, la alegría y la victoria como fruto del amor que el buen Dios nos ofrece para avanzar y crecer integralmente.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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