EL AMOR DE DIOS NOS ACERCA Mc 1, 40-45
EL AMOR DE DIOS NOS ACERCA
Mc 1, 40-45
En el dinamismo e itinerario de nuestra vida nos encontramos con situaciones y con circunstancias que nos implica tomar decisiones, riesgos y sobrepasar algunos retos, aunque queramos evitarlos y protegernos frente a ellos. Sin embargo, cada uno de esos momentos e instante que hacen parte de nuestro camino, junto a otros será una oportunidad que nos aporta para dar forma a lo que somos. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús devuelve la salud y la vida en comunidad a un leproso, quien a su vez, estrenando una nueva vida no acepta ninguna recomendación y restricción del Maestro, sino que con entusiasmo comienza a divulgar la noticia, aproximando a muchos hacia la persona de Jesús. Veamos:
1. Todos hemos nacido para estar en relación cercana con los demás, para entrar en contacto sin interesar las condiciones, pero algunas circunstancias de diferente índole e ideas que nos hemos llegado a creer y a cargar nos alejan y nos distancian, ocasionando rupturas que impiden encuentros y aproximaciones con los otros. Un hombre, que había sido identificado como un "leproso" se acerca a Jesús de un modo reverente, se puso de rodillas, para suplicarle que lo limpiará de su enfermedad (vv. 40). Los gestos de Jesús son sorprendentes porque muestran no sólo una fuerza amorosa y misericordiosa que libera de la enfermedad, sino también un acto que lo identifica con la realidad y la situación del enfermo. Jesús no se contenta con mirar de lejos al leproso, sino que permite que aquel se acerque, aún cuando la ley lo impedía (cf. Lv 13, 45-46) para extender su mano y tocarlo, para entrar en contacto, como una forma de comunicar y despertar a una nueva vida. Decidir acercarnos a otros para facilitar verdaderos encuentros que faciliten transmitir la vida es comprender que los demás también son importantes para nosotros, como nosotros queremos ser importantes para los demás, hallando nuevas experiencias de vida que nos aproximan y nos enriquecen sin interesar si nos aportan de un modo positivo o de un negativo. De una u otra forma nos ayudará a que nuestro camino mejore y crezca. Esto es posible cuando rompemos con los paradigmas y las normas estrictas, rigurosas que dificultan el acercamiento y el contacto con las demás personas, superando el miedo a la distancia para dar paso al amor de un Dios cercano, que renueva, que libera y que atiende la petición: Quiero, queda limpio... prestando atención a quien lo necesite para sacarlo de su enfermedad, dando comienzo a una nueva manera de vivir, ordenada en la mejor versión para lo que fuimos creados.
2. Pero, decidir para que otros actúen de un modo diferente implica también correr riesgos, pues no siempre se siguen las recomendaciones, aunque quede la satisfacción de haber dado lo mejor, desde la vivencia del amor de Dios para que otras personas avancen y crezcan en sintonía a lo que son: libres y felices. Los gestos liberadores de Jesús (vv. 41) traen en consecuencia que el leproso, quede limpio de su enfermedad (vv. 42). Sin embargo, a pesar de la orden de Jesús a aquel hombre de evitar "la publicidad" y de proceder como mandaba la ley de Moisés, no como una acusación, sino...para que le sirva de testimonio...(vv. 44) la decisión de este hombre fue divulgar con entusiasmo y alegría la noticia (vv. 45). El amor de Dios no sólo nos acerca a él, sino también a otras personas, a quienes podemos comunicar e involucrar sin interesar el lugar, el tiempo y la hora. Por supuesto, que estos actos que nos aproximan y nos acercan no nos exime de correr algunos riesgos, hasta el punto de perder la vida o de quedar excluidos: Jesús no podía presentarse en público en ninguna ciudad...(vv. 45b) Pero, el sentido de arriesgar con valentía logra encontrar y aportar algo distinto, algo nuevo para sí y también para los demás, permitiendo salir de la soledad, de la exclusión para entrar en un nuevo estilo de vida, de convivencia y de fraternidad que nos enriquece y nos facilita crear lazos firmes de comunidad que, a su vez nos emprende hacia un nuevo proyecto de vida.
3. El efecto de acercarse para curar y volver a la vida de comunidad nos impulsa a avanzar y a crecer con confianza para emprender un nuevo estilo de vida donde es posible acercarnos y contribuir para aportar al crecimiento de otras personas. Aquel hombre que estaba con la miseria de la lepra ahora expande con decisión la Buena Noticia, nadie puede callarlo, nadie le impide que deje de hablar (vv. 45a) provocando que otros también se acerquen y sean atendidos por el amor de un Dios que acerca (vv. 45c), que acorta las distancias entre unos y otros. Estar dispuestos, después de habar sido curados, para servir a los demás facilitando caminos para anunciar la Buena Nueva del Evangelio es proclamar coralmente que el amor de Dios no se detiene en un solo lugar, a una sola hora y a un solo instante (Cf. Mc 16,7). Por tanto, superar el miedo para avanzar y crecer es dejar que nuestra vida esté cerca al amor de un Dios que libera para que libres nos dispongamos a anunciar con alegría y entusiasmo, ¡cuán importante son los demás para nosotros!, comunicando y trasmitiendo la vida que transforma, que va allá de lo que nos limita y que escribe con gestos de vida un amor que nos acerca y se identifica constantemente con nuestra realidad.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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