DINAMISMO DE QUIEN EMPRENDE LA MISIÓN Mc 1, 29-39

DINAMISMO DE QUIEN EMPRENDE LA MISIÓN
Mc 1, 29-39

Luis Fernando Castro
TEÓLOGO
La cualidad de muchas personas que emprenden alguna actividad es la acción pronta, diligente y dinámica. Ponen su esfuerzo, su empeño diario y cotidiano para llevar a cabo lo mejor y, así ampliar el radio de acción, avanzar y transformar, incluso en distintos entornos que benefician a un sinnúmero de personas. Toda una agenda que apunta lograr que en los distintos aspectos de nuestra vida emerja un nuevo modo de pensar y de actuar que facilite mejores y nuevos resultados de crecimiento integral. A la Luz de la Palabra de Dios, La misión de Jesús no se amarra a una actividad ni a una acción, como tampoco a un solo lugar, su esquema de servicio diario es dinámico y apunta a distintas situaciones y aspectos de la vida, integrando la relación incomparable con el Padre a través de la oración. Veamos:

1. Estamos en un tiempo en el que algunas personas afirman que un día no es suficiente para lograr realizar sus actividades ni muchos tener el interés de poder servir con esperanza en favor de otros. Jesús desarrolla toda una agenda, un itinerario de vida diaria teniendo como objetivo el servicio y el bienestar de las demás personas sin interesar el lugar, el tiempo o la hora para hacerlo: ...fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés...(vv. 29...al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta...(vv. 32-33). Un proyecto en el que no se descuida la relación con el Padre...De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración (vv. 35). Una persona que actúa con libertad no se encierra en sí misma, sino que actúa con un dinamismo sorprendente que facilita no sólo centrarse en sus actividades, sino que abre la posibilidad también de emprender acciones que favorecen a otras personas. Un itinerario de vida que da dinamismo a la misión porque no se piensa solamente hacia dentro, de lo que está cerca o de lo que nos puede acomodar, sino que constantemente buscamos ampliar el radio del servicio, de la misión logrando llegar más allá de lo que nos hemos imaginado. Amarrarnos solamente a un lugar o a una actividad crea un estilo de vida cerrado que a la postre impide movimiento para caminar y para avanzar. El dinamismo de la misión tiene su propio esquema, pero también su propio dinamismo que se va reinventando en los distintos lugares, en los diferentes momentos y en las situaciones diversas e inevitables de nuestra existencia, es decir que no hay un lugar ni un momento ni una actividad especial para activar el dinamismo de la misión. Por eso, aunque algunos prefieran quedarse en su comodidad y zona de confort, la vida cotidiana está en permanente movimiento como posibilidad y oportunidad para hacer algo más y para lograr ir un poco más allá de lo que hemos ya logrado realizar, superando la paredes, la fronteras y los límites que le ponemos al tiempo: vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos...(vv.38)

2. En el dinamismo de esta misión o de la actividad transformadora que desarrollamos se corre el riesgo de desenfocarnos del verdadero objetivo, dando permiso a tentaciones que notablemente son necesarias superar para continuar avanzando en la vida misionera  o en el proyecto de vida que se ha dispuesto realizar. Cuando Jesús se encontraba orando en un lugar solitario los discípulos le interrumpen su oración diciendo: todos te buscan...(vv. 37). Las acciones cotidianas de Jesús encaminadas dentro del dinamismo de su misión, ha despertado gran interés en la personas y, por eso, deciden retenerlo con la confianza de que él hallarán ayuda a sus necesidades. Una situación que puede ocasionar la idea mezquina de ser famoso, de buscar el aplauso y el éxito, de quedarse con el halago y reconocimiento constante de otros, de dar alas a la vanidad y a tener un estilo de vida en el que el otro no es el centro de la atención (cf. Mc 1, 23-26). El dinamismo de la misión tiene como objetivo vencer las diversas formas de vida que impiden avanzar y crecer como personas para descubrir que es posible asumir con responsabilidad un nuevo estilo de vida caracterizada en el servicio a los demás...la fiebre la dejó y ella se puso a servirles (vv. 31). Superar, entonces la tentación de dejarnos atrapar por las decisiones y comentarios de otros abre la posibilidad que dentro del dinamismo de la misión actuemos de un modo libre y distinto yendo más allá de nuestras limitaciones y formas de pensar, con el fin de que otros también crezcan y avancen: recorrió toda Galilea..., se enriquezcan del Amor y el proyecto sorprendente de Dios que anuncia buenas nuevas, acompañado de personas que actúan por sí mismas con libertad y esperanza para transformar. 

3. Pero, este proyecto de vida dinámico no sólo tiene la atención en los otros, sino también en sí mismos, y en la relación con el Padre. El dinamismo de la misión debe integrar la oración para no caer en la tentación de desarrollar un mero activismo. Al amanecer del día Jesús se retira a orar en la soledad (vv. 35). Una acción que no sólo parte de recoger la actividad realizada, sino también el tiempo necesario para estar en comunión con el Padre, logrando distinguir su voluntad, sabiendo qué hacer para continuar avanzando, manteniendo vivo y latente el espíritu y el dinamismo de la misión sin dar paso a la tentación de encerrarse en los resultados ya obtenidos. Por tanto, siempre habrá algo más por hacer. Siempre nos encontraremos en el dinamismo de la vida con la posibilidad de hallar nuevos tiempos, nuevos lugares y nuevas situaciones para recorrer y experimentar la acción de Dios: pues para eso hemos salido (vv. 38), este es el dinamismo de la misión que contiene una fuerza que no se detiene, que está actuando y obrando expansivamente para que en relación con Dios y con los demás salgamos vencedores del acecho que produce el mal.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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