ENTRAR EN LA VOLUNTAD DE DIOS PARA PERTENECER A DIOS Mc 3, 20-35 Domingo Décimo- Tiempo Ordinario (B)

ENTRAR EN LA VOLUNTAD DE DIOS PARA PERTENECER A DIOS
Mc 3, 20-35
Domingo Décimo- Tiempo Ordinario (B)
Luis Fernando Castro
 TEÓLOGO PUJ 

Una persona apasionada por construir y contribuir a la experiencia de la vida para que ésta sea mucho mejor de lo que ya hemos logrado realizar, puede aparecer frente a los demás como si estuviera fuera de sí misma, ocasionando para algunos, aun la familia, situaciones incomodas y de peligro. En ocasiones es considerada la persona como en un estado de locura, que está en contracorriente de la sociedad; impidiendo, que se haga o se emprenda proyectos o ideas nuevas que complemente lo que ya se está desarrollando o se quiere emprender. Algunas personas tomando iniciativa quieren dar sentido a lo que se ha escuchado y aprendido; pero, son señalados porque nos parece un fenómeno raro por los comportamientos, por las palabras que usa y por las acciones que realiza; en otros casos, hacemos caso omiso a sus palabras y a las acciones que propone, titulando sus comportamientos con frases hirientes como "no sabe nada"; sin percatarnos que estas cosas novedosas pueden ser una oportunidad para descubrir algo más de lo que ya conocemos, hallando una nueva luz de vida y de esperanza que nos facilita, salir de lo que nos parece normal y, así crecer integralmente para avanzar con verdadera libertad, viviendo de un modo mucho más sano. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús después de instituir a sus discípulos vuelve a casa donde es señalado por sus parientes y escribas, quienes creen que está loco o está poseído por Beelzebul, ya que sus palabras y sus comportamientos muestran que está fuera de sí; sin embargo, sus palabras y acciones están sustentadas en la voluntad de Dios y, quien lo haga, hace parte de esta gran familia. Veamos: 

1. La locura de algunos y el amor de otros hace posible que la vida sea un motor que ande constantemente, nos lleve siempre hacia adelante y no se detenga por nada ni por nadie. Jesús después de la institución de los Doce (cf. Mc 3, 16ss) ha vuelto a casa; allí, se aglomera mucha gente, impidiendo que el Maestro y sus discípulos nos puedan comer (vv. 20). Los parientes de Jesús angustiados van en su búsqueda para hacerse cargo de él, pues creen que el Maestro está fuera de sí (vv. 21). Las acciones de Jesús son interesantes. La primera nos hace notar que él continúa su labor, tanto que no tiene ni el espacio, ni el lugar para comer de manera tranquila. Esta rodeado de mucha gente, no porque quiera tener reconocimiento o quiera expresar que sus acciones eran exitosas. Sus palabras y sus obras están en función de darse para poner al otro como centro. Su motivación principal es el amor por las personas. Por otra parte, los parientes de Jesús no lo apoyan, creen que sus comportamientos están fuera de sí y de las ideas del momento. Jesús está loco, ha perdido algún "tornillo" y, por eso, es necesario atajarlo para que no se vaya a meter en problemas sin darse cuenta que la locura y el amor son dos columnas maravillosas que se levantan para sostener el proceso creciente de la vida.

2. Los parientes de Jesús están preocupados por lo que oyen y ven hacer al Maestro; consideran anormal las acciones de Jesús; por eso, están dispuestos a llevarse a Jesús, sacarlo del camino, del proyecto propuesto por el Padre. Todos aquellos que proponen amor y locura en la vida en sus estrategias y alternativas, buscando crecer, avanzar y mejorar en su existencia, sirviendo de un modo diferente, con metas claras; buscando encontrarse con nuevos y mejores resultados que hagan de nosotros, como personas, seres verdaderamente libres, suelen ser considerados, aun por la propia familia como personas desenfocadas, fuera de la realidad y de la vida. Esto sucede porque sus acciones y sus palabras están salidas de lo común, están fuera del orden normal, de la costumbre, de las estructuras vigentes, de hacer siempre lo mismo, de pensar y de actuar distinto a la lógica que haría mucha gente. ¡Cuántas consecuencias y situaciones se despiertan cuando se prefiere ir en contracorriente al mundo, a las palabras y a las acciones que nos deshumaniza, que no nos deja avanzar! Los parientes de Jesús quieren evitar que él se salga de lo que a ellos les parece que es normal; sin embargo, en el proceso y en la experiencia de nuestra vida es interesante saber que todos, como personas estamos en la capacidad de hacer algo más y de expresar cosas distintas que vayan más de una ética rigurosa o de tener ciertas costumbres que nos protegen y nos dan seguridad. Volvernos muchas veces "locos" hace que algún día seamos personas sabias que contribuyen para hacer mucho bien a mucha gente.

3. Servir sin medidas con amor y con locura, de un modo distinto y desinteresado nos facilita que vayamos más lejos de nuestras limitaciones y de nuestras fragilidades para hacer y decir algo más. La locura y el amor se unen para servir a muchas personas. Por eso, estás acciones no se detienen frente al poder o en la preferencia de querer controlar todo, como tampoco si brotan aplausos y reconocimientos, porque lo relevante no está en este tipo de criterios, sino en el verdadero servicio que podemos ofrecer a la vida a través de las personas con quienes podemos compartir lo mejor de nosotros. Remar, entonces en contracorriente, buscando a Dios, poniendo al otro como prioridad, aunque eso signifique hacer lo que los demás no siguen o hacen, dedicando tiempo que otros tal vez no saben aprovechar nos expone a peligros, riegos, señalamientos negativos y mal interpretados (vv. 22.30), provocando muchas veces desacuerdos, incomodidades o asombros en otras personas. Salir de lo común con amor y locura es el comienzo de un camino de locura en Dios, pues nos pone con los pies bien firmes en la tierra, dispuestos a contribuir, a ayudar sin excusas; pero, a su vez, nos exige en dedicación y disciplina sin tiempo para pensar si hay tiempo y espacio para descansar y/o para detenerse, perdiendo momentos para crecer y para hacer algo más por muchas personas.

4. A lo largo de nuestra existencia nos vamos a encontrar con muchos señalamientos y resistencias a lo que pensamos y emprendemos, no sólo por parte de la familia, además por otras comisiones y personas que desconocen o sencillamente niegan que haya algo nuevo en nuestra vida; en otros casos, recibimos de parte de algunas personas acusaciones porque sus interpretaciones de la vida no coinciden con nuestras palabras o con nuestros comportamientos. Jesús es acusado por unos escribas que viniendo de Jerusalén están alarmados porque las palabras y los comportamientos del Maestro no coinciden con sus ideas y sus acciones particulares. Estos escribas ya traen consigo un diagnóstico: Jesús está poseído por Beelzebul...príncipe de los demonios (vv. 22). La comisión de los escribas se niegan a admitir que Jesús posea en él la autoridad divina, dando explicaciones subjetivas y absurdas; lo acusan como si Jesús fuera un "superdemonio" con la capacidad de controlar todo y a todos: el mal siempre al acecho para impedir que la comunidad camine en libertad (cf. Gen 3, 9-15); sin embargo, las señales que él realiza hace parte de un mal vencido y de su relación con Dios. De esta manera, en este ambiente surgen contrastes y sospechas contra Jesús, basados en unas interpretaciones distorsionadas que tiene como función desactivar al Maestro de su labor y de su itinerario de servicio.

5. La comisión de los escribas se valen de interpretaciones con poco argumento, basados en la calumnia y la mentira para desacreditar las acciones y las palabras de Jesús. Los escribas quieren impedir que Jesús no siga adelante, sino que renuncie a su labor: a lo  bueno lo llaman malo, y a lo malo lo llaman bueno (Is 5, 20). Estos actos de la comisión de Jerusalén revelan el miedo a perder el poder, pues la fama de Jesús parece que les ensombrece sus acciones y sus propios argumentos. Las acciones y los comportamientos de Jesús son de admirar (cf. Mc 1, 22), están siendo más creíbles para el pueblo, quienes por mucho tiempo estaban esclavizados por una practicas y unas doctrinas que si bien eran importantes, estaban lejos de ser aplicadas a la realidad de las personas. Estos escribas les encantaba vivir de la infelicidad de su gente, no les interesaba ni les importaba la situación humana por la que muchos de ellos padecían. De esta manera, los acusadores de Jesús eran quienes actuaban como demonios porque se interponían como obstáculo de la vida y de las personas.

6. Jesús apelando a dos metáforas, quiere hacer caer en cuenta lo absurdo de la acusación. La primera respuesta está basada en una guerra civil (vv.24) y en una casa dividida contra sí misma (vv. 25). Entonces, ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? (vv. 23). Si un reino o una casa esta dividido en su interior, es un reino que no tiene ninguna posibilidad de sostenerse y, en efecto llega a su fin (vv. 26), se viene al suelo porque no hay bases y unidad. Quien está cayendo entonces con estas palabras de Jesús no es el reino de Dios, sino el reino del mal, el cual está impidiendo que la humanidad viva de una manera sana y libre. Cuando se usa el poder para conducir a las personas al vaciamiento interior, a la fragmentación de su vida, hemos de afirmar que estamos sumergidos en una sociedad patógena que necesita ser evaluada y renovada para vencer el mal que deshumaniza. La segunda metáfora expuesta por Jesús ahora pone a un hombre fuerte (vv. 27) para decir que sus actos de liberación son muchos más fuertes que los expuestos y desarrollados por el mal: ya éste está atado, está neutralizado. Jesús es más fuerte, él está sometido solamente a la voluntad de Dios, esta es la esperanza de una comunidad puesta en oración, recuerda las bondades y las misericordias obradas por Dios (cf. Salmo 129,1-8); Jesús es libre y libera a todas las personas de sus ataduras. Satanás está derrotado.

7. Jesús al desmontar la interpretaciones absurdas de los escribas con sus dos metáforas, ahora pasa a confrontarlos (vv. 28-29). La primera parte habla de una manera positiva: ...se les perdonará todo...(vv. 28), sin interesar cuántos pecados y blasfemias hayan cometido. Dios siempre perdona, no hay nada que se lo impida; sin embargo, quien actúa a la manera como están actuando los escribas con mentiras y calumnias cierra las puertas a la gracia de lo imperdonable y más aún, blasfeman en contra del Espíritu Santo (vv. 29). Blasfemar es permanecer en una ceguera voluntaria que rechaza la manifestación de Dios, de una forma lúcida y consciente, hasta el punto de invertir y poner los signos de Dios contra Dios mismo, diciendo que las cosas de Dios no son de él sino que hacen parte de las acciones y de los comportamientos del demonio: hacen pasar los malo por bueno y lo bueno lo hacen pasar por malo (Is 5, 20). Las cosas buenas las llaman malas y a lo malo lo llaman bueno y progresivo, logrando que muchas personas caigan en una neurosis colectiva con conductas poco sanas y, supuestamente creíbles. Es una obstinación que con lleva a un no-perdón, el cual no se debe a un límite de la bondad y la misericordia de Dios, sino de aquellas personas que prefiriendo sus propios argumentos y búsqueda de reconocimientos no aceptan el perdón salvífico del Dios en su vida. Muchas personas no encuentran el perdón de Dios porque sencillamente no lo reciben; no quieren sentirse perdonados porque creen que están bien con lo que ya saben y con lo que ya conocen. Quienes construyen una realidad paralela al proyecto de Dios son los primeros en caer, pues no han querido entrar en la voluntad de Dios para pertenecer a Dios. 

8. Dios siempre le tiende la mano a los seres humanos para ponerlos en pie, para que vivamos de una manera mucho más sana. No se trata de preferir una vida sin sentido y sufrida, sino de tener una actitud confiada en un Dios que por amar desea la plenitud del ser humano, de su obra más preciada, los cuales cada uno de nosotros hacemos parte de esta gran familia. Por eso, es importante no dejar pasar a Dios delante de nosotros, reconociendo su obra y su palabra para no convertirnos en partidarios y en cómplices del mal: Es que decían: Está poseído por un espíritu inmundo (vv.30). Después de la confrontación con los escribas, llega la familia de Jesús: ...su madre y sus hermanos y, quedándose fuera, le envían a llamar (vv. 31). Los parientes de Jesús consideran que sus actitudes y comportamientos son una locura. Quieren evitar que Jesús se salga de lo normal, de las normas ya establecidas, de lo que a ellos les parece obvio; de las costumbres que en este momento seguían y, que de alguna forma les daba cierta seguridad, aunque les oprimiera y les esclavizará. La acción de esta familia es quedarse fuera de la casa, no quieren entrar para no escuchar. Estas son las personas que ponen "pero" a todo; sacan excusa para no avanzar y, además tienen un problema para cada solución, provocando resistencia a los cambios y a las buenas noticias.

9. Los parientes al quedarse fuera de la casa no escuchan la enseñanza de Jesús, más aún quieren que sea Jesús el que debe salir: lo mandan a llamar...; pero, la pregunta de Jesús es grandiosa: ¿Quién es mi madre y mis hermanos? (vv. 33). El gesto de Jesús y su misma respuesta es todavía mucho más sorprendente: mirando a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: Estos son mi madre y mis hermanos (vv. 34). Quien cumpla la voluntad de Dios, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre (vv. 35). La verdadera familia de Jesús son los que han entrado a la casa y sentados a los pies del Maestro escuchan su palabra, tienen apertura a la gratuidad de Dios para hacer el mayor bien a las personas (cf. 2Cor 4,13-5,1), quedando vinculados a él por la escucha de su palabra, teniendo una apertura hacia algo mucho más lejos y grande capaz de contagiar y fascinar a otros con su estilo de vida. Jesús conoce y sabe cómo funciona el poder de Dios porque tiene una relación profunda con Dios y, por eso, la fuerza de su Espíritu nos mueve a diario para facilitare caminos de vida para muchas personas. Entonces, lo que nos caracteriza con Dios es hacer su voluntad. Hacer su voluntad es entrar en esta familiaridad, perteneciendo a Dios. Lo que Dios quiere es que su hijo sea escuchado porque su enseñanza no es la de un profeta más, sino la del Hijo de Dios. Hablar, entonces de la voluntad de Dios no nos referimos a algo abstracto, sino a la escucha de su hijo. Quien escucha las palabras del hijo y las pone en práctica hace la voluntad del Padre y, por consiguiente pertenece a Dios.

10. En resumen, Entrar en la voluntad de Dios para pertenecer a Dios toma sentido desde la experiencia de la escucha al hijo de Dios. Quienes prefieren mantenerse con sus propios criterios desvirtuados de la vida y no entran en la casa para escuchar las palabras del Hijo de Dios, no aprenden a hacer la voluntad de Dios, como tampoco abren la puerta al perdón. Los que en contraste a éstos prefieren arriesgar entrando a la casa para escuchar, aprenden un poco más de lo que enseña Jesús en su evangelio, haciendo que las cosas sucedan de una manera para su vida y para la bendición de muchas personas, logrando hacer parte de esta gran familia de Dios. ¿De qué lado queremos estar? De los que por su miedo, apego e interpretación desvirtuada prefieren quedarse fuera de la casa, lejos de la escucha de la palabra de Jesús, sacando excusas, generando pesimismo, obstaculizando y criticando nuevos proyectos de vida o entrar en la voluntad de Dios para pertenecer a Dios, asumiendo una actitud de vida distinta, responsable, cargada de optimismo, facilitando caminos que contribuyen a crear ambientes y relaciones más humanas y saludables. Los oyentes de la Palabra de Dios hace que la experiencia del reino esté cerca (cf. Mc 1, 15), crezcamos en la familia de Dios a través de la enseñanza de Jesús, que es voluntad de Dios.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es

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