UN TIEMPO DE GIROS IMPORTANTES Mc 1, 14-20 Tercer Domingo- Tiempo Ordinario (B)
UN TIEMPO DE GIROS IMPORTANTES
Mc 1, 14-20
Tercer Domingo- Tiempo Ordinario (B)
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Luis Fernando Castro TEÓLOGO PUJ |
Existen nuevas opciones y posibilidades para avanzar y continuar hacia adelante porque es posible hacer cambios concretos. Esta afirmación para algunos puede sonar un poco obvia porque si queremos avanzar es necesario tomar opciones que nos mueven y que seguramente traerá nuevas experiencias, pero también abre la posibilidad de entrar en un nuevo dinamismo de vida para vivir de una manera diferente en relación con Dios, con los demás y consigo mismo y, esto exige audacia, nos suscita aprender a desacomodarnos, dejando muchas veces lo que nos da seguridad, dando comienzo a un nuevo estilo de vida que nos proyecta a ir un poco más lejos de lo que hemos caminado y aprendido. Es crear una nueva relación de vida que nos da la fuerza y el empuje para actuar aun en contracorriente, con la responsabilidad de comunicar buenas noticias, siendo bendición y aporte para muchas personas, trayendo libertad y vida para una humanidad necesitada de justicia y de amor. A la Luz de la Palabra de Dios, Jesús comienza su ministerio con el llamado a la conversión y el anuncio de la Buena Noticia; convoca además a sus primeros discípulos, proponiéndoles un nuevo dinamismo, un giro importante de vida: ser pescadores de hombres. Veamos:
1. Un elemento interesante para poder avanzar y crecer en nuestra experiencia de vida es la actitud de renovar nuestros pensamientos, haciendo un cambio de ruta en nuestra mente. Jesús, después de que Juan el Bautista ha sido llevado a la prisión, ha sido entregado (vv. 14), marcha hacia Galilea para comenzar a desarrollar su ministerio, proclamando la Buena Nueva de Dios, llamando a la conversión e invitando a creer en la Buena Nueva del Reino de Dios que está presente (vv. 15). El reinado de Dios no es otra cosa que un Dios actuando de manera prodigiosa y sorprendente en el interior de cada persona para que éste sea libre y feliz. La voz que gritaba en el desierto (cf. Mc 1,3) ha sido silenciada y, se pasa al anuncio del Reino de Dios en boca de Jesús. Juan Bautista ya no puede hablar, pero ahora Jesús será quien proclama en Galilea el Reino de Dios. Las expectativas comienzan a cumplirse: el tiempo se ha cumplido...(vv. 15), el Kayrós (El tiempo de Dios). Un tiempo de giros importantes para nuestra vida porque el Reino de Dios se hace presente y, las demás potencias reconocen su soberanía (cf. Mc 1,24). Con la venida de Jesús, todos estamos invitados a dejar reinar a Dios en nuestra vida, en nosotros mismos. Todos tenemos acceso a él porque Él está a nuestro alcance, está cerca de nosotros: el Reino de Dios está cerca (vv. 15b). Necesita solamente de nuestra respuesta definitiva, dando giros importantes que nos faciliten mejorar integralmente en nuestra existencia.
2. Saber aprovechar los momentos cruciales, como una oportunidad para avanzar y para proclamar buenas nuevas, proclamar nuevos tiempos nos exigen acciones nuevas, dar respuestas diferentes. A Jesús no le asustó que hayan entregado a Juan, él decide marchar hacia Galilea proclamando la Buena Nueva (vv. 14), llamando a un cambio de pensar, de mentalidad (metanoia) sobre la acción de Dios en cada uno de nosotros para transformar la vida. Convertirse es hacer giros, cambiar de ruta para entrar en un camino nuevo, un camino recto de manera confiada (Cf. Salmo 24, 4-9) porque la luz está presente, está cerca a nosotros. Esta actitud es posible realizarla levantando la cabeza hacia la luz, caminando hacia ella sin desenfocarnos, sin perder este punto de referencia porque él está con nosotros y nos ama de manera generosa y sorprendente. No podemos agachar y esconder la mirada ni tampoco quedarnos sentados en las laderas del camino o ir en dirección opuesta a la vida y a la historia (cf. Jonás 3, 1-5.10), pues somos nosotros los primeros que hemos de cambiar, despertando de la indiferencia para movilizar todas nuestras fuerzas hacia la creación de un mundo mucho más humano. Dios no impone nada por la fuerza, pero está siempre atrayendo nuestras conciencias hacia una vida mucho más humana. Saber leer los momentos y las situaciones que nos rodean facilitará que nos evitemos encerrar o huir de nuevas alternativas u oportunidades que nos impulsarán a dar pasos nuevos, saliendo del pesimismo o de aquellas cosas que nos impedirán superar lo negativo, pues el Reino de Dios está obrando, está cerca (vv. 15), está próximo a nosotros para que fortalecidos podamos seguir hacia adelante.
3. La base para poder transformar nuestra vida parte de una conversión, de un modo de ver distinto el actuar de un Dios que quiere lo mejor para nosotros. Por eso, el grito de la conversión, es un grito para hacer un cambio de ruta en el que es no posible continuar haciendo el mismo camino de siempre, es necesario tener una nueva visión de Dios, de las otras personas, aun de nosotros mismos, percibiendo la vida de una manera diferente donde la presencia de Dios actúa maravillosamente a través de nuestras acciones, transformando realidades y relaciones. Es importante experimentar estos procesos para alcanzar nuevos resultados, pues sin cambios concretos no es posible que los resultados sean diferentes. Tener la mirada adelante no nos exime de nuestras responsabilidades y tareas, caracterizadas muchas veces de adversidad y complejidad (cf. 1Cor 7, 29-31), pero éstas no son definitivas ni pueden ser determinantes para la felicidad, pues son medios que podemos usar a nuestro favor para alcanzar la meta que nos hayamos propuesto.
4. En este camino de giros importantes no basta solamente con realizar un cambio de ruta y de pensar para actuar de una manera distinta. Es necesario también creer en la Buena Nueva, que no es otra cosa que entrar en un dinamismo nuevo que transforma, que supera lo que nos acomoda o que nos provoca rutina o seguridad. Creer es un acto de confianza que nos obliga, de cierta manera a correr riesgos que tal vez no nos habíamos imaginado: salir de actividades y hábitos cotidianos, dejar relaciones (vv. 17-20), pero que ciertamente nos facilitará encontrarnos con nuevas experiencias que nos disponen a no quedarnos acomodados, que nos propone contribuir para transformar realidades: ...os haré llegar a ser pescadores de hombres...(vv. 17) para hacer un camino que sin interesar tanto los avances y los posibles retrocesos, sí, nos impulsa a realizar tareas como un aporte para el crecimiento personal y también para el bien de muchas personas. La forma concreta de vivir esta experiencia consiste en seguir a Jesús, en oír su llamado para entrar en la experiencia del Reino de Dios.
5. Por eso, después de haber llamado a la conversión y a creer en la Buena Nueva, Jesús da comienzo a la constitución de una comunidad con el fin de que aquellos elegidos (primeros cuatro discípulos) asuman con responsabilidad la acción de Dios, que es el Reino de Dios actuando y lo anuncien a otras personas (vv. 16-17) para que éstas entren a gozar también de este nuevo estilo de vida, de comunión y de experiencia en el proyecto con Dios. Jesús bordeando el mar de Galilea (vv. 16), viene al encuentro de sus primeros cuatro discípulos, quienes están en medio de su vida de trabajo, a la orilla del mar. No están en un ambiente sagrado, están en su espacio laboral y familiar. Esto nos hace pensar que el llamado no es cuestión meramente para ver y actuar individualmente, sino para conformar una comunidad, una familia más allá de los lazos y de las relaciones cercanas...y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él (vv. 20). Una propuesta que no está caracterizada por un privilegio o porque nos lleguemos a considerar que somos los mejores. Él llama no porque seamos los mejores, nos llama y nos capacita para ser mejores y colaboremos con anunciar la Buena Noticia que transforma la vida.
6. Jesús no le propone a sus discípulos ni tampoco a nosotros un programa cerrado, centrado en ideas y meramente doctrinas, sino en un hacer camino con audacia, con desprendimiento, lo cual implica o exige mejorar lo que se ha hecho, dejando actuar a Dios para bien propio y también con responsabilidad para la experiencia de los demás, logrando ser un canal de vida, de bendición, de libertad para muchas personas. Jesús camina y ve a Simón y Andrés (vv. 16). Una mirada profunda e impactante capaz de percibir y crear en nuestra historia algo distinto, diferente que posiblemente no hemos visto. Jesús vio a Simón y Andrés. En el primero ve una "roca" fuerte. En el segundo ve un hombre con un poder fuerte y ganador. Más adelante verá a Santiago y a Juan (vv. 19). La mirada de Jesús ve en nosotros a pesar de nuestras frialdades y fragilidades algo más, habilidades que no habíamos visto, que no conocíamos, talentos que podemos usar para aportar y transformar nuestras realidades.
7. Pero, además de caminar y de ver, Jesús dice y llama: Venid conmigo y os haré llegar a ser pescadores de hombres (vv. 17). Las palabras de Jesús tienen dos características: la invitación de ir tras de él y la propuesta a la que se quiere llegar. Pero, asimismo suscita dos movimientos: dejar y seguir. Los dos primeros discípulos dejaron las redes (vv. 18), los segundos dejaron al padre y a los jornaleros (vv. 20) para seguir al Maestro. Un dinamismo para caminar detrás de Jesús. Ellos dejan la familia y el oficio. Esto no es un asunto menor, pues la familia es el núcleo, es centro de todo ser humano. El oficio daba un sustento, un reconocimiento. Todo esto tiene un efecto, dar respuesta inmediata a un llamado, a una nueva responsabilidad: ...ser pescadores de hombres (vv. 17). Un nuevo proyecto que los conduce pasar de una barca de familia, a una barca de vida compartida en comunidad, donde es posible participar plenamente de la misión de Jesús recibida por el Padre. Es una responsabilidad para vivir en contracorriente, no sólo de manera personal porque no somos individuos solitarios, sino también para facilitar caminos de vida y de esperanza para muchas personas.
8. En resumen, conversión, creer y seguir son acciones, base fundamental para transformar, para ver la vida de un modo distinto y, lo más importante para entrar en el camino y en la experiencia de Jesús que nos aventura a estar siempre con él: Venid conmigo (vv. 17). Es anunciar también un tiempo de giros importantes que nos despierta de la indiferencia para ponernos en camino, dejando atrás lo que nos acomoda y nos da seguridad para asumir con libertad una nueva vida fundamentada en una propuesta caracterizada por los valores de un Reino de Dios que irrumpe de manera sorprendente en la comunidad. La mirada y la voz de Jesús está siempre en nosotros para que nuestros ojos y nuestros oídos estén siempre para él y, así seamos cazadores de tesoros llevados a la vida, ampliando los espacios que respiramos, teniendo amor y pasión por todos los seres humanos, como el Dios que nos ama y quiere lo mejor para cada uno de nosotros.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo- Magister en Familia
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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