UNA VIDA ABUNDANTE EN EL AMOR DE DIOS Jn 2, 1-11
UNA VIDA ABUNDANTE EN EL AMOR DE DIOS
Jn 2, 1-11
Florecita-Luis Fernando |
La importancia y los detalles alrededor de un evento maravilloso como lo es una boda son verdaderamente sorprendentes porque en principio se busca hacer que esta boda no sólo sea nuestra, sino además nos represente, pues al fin y al cabo la pareja que celebra quiere trasmitir junto a sus seres queridos y amigos cercanos, lo que están viviendo en el día y en el momento más hermoso de su vida: el amor, el cual se construye y se experimenta muchas veces día tras día entre la escasez y la abundancia, superando obstáculos, gozando de esperanza y de prosperidad. A la Luz de la Palabra de Dios, en Caná de Galilea se celebra una boda ligada a unos signos que apuntan hacia algo más profundo de lo que nuestros ojos pueden ver, los cuales manifiestan el amor abundante y sin límites de Dios presente en nuestra vida para transformar, logrando alcanzar cosas mejores. Veamos:
1. La importancia de hacer cambios en nuestra vida es fundamental porque nos facilita ir mejorando, logrando nuevos resultados que nos permiten ver más lejos de lo que estamos viviendo y experimentando hoy. Había una fiesta de boda en Caná (adquirir) de Galilea donde está presente la madre de Jesús (representa al grupo que se mantuvieron fieles a Dios y ahora obedecen fielmente a Jesús); también fueron invitados Jesús y sus discípulos (vv. 1-2). La madre de Jesús atenta a los detalles de la boda se da cuenta que ya no les queda vino (alegría y amor) y se lo hace saber a su hijo: No tienen vino (vv. 3). En las aldeas de Galilea, la fiesta de boda era muy apreciada por todas las personas porque durante varios días, amigos y familiares acompañaban a los novios en esta celebración festiva; bailaban, comían y cantaban cantos de amor. Por eso, al acabarse el vino, la fiesta se pone en peligro. Sin embargo, la actitud de la madre de Jesús es confiar en él. La madre de Jesús no está solamente como invitada para disfrutar de esta boda, también está allí como presencia activa, atenta a lo que se pudiera ofrecer. Lo que ocurre en el marco de esta fiesta de boda es por excelencia el símbolo más expresivo del amor de Dios con los seres humanos. Nuestra vida se convierte en una fiesta que se da para vivirla en plenitud, sin embargo muchas veces nos quedamos vacíos, sin vino, entre sombras y luces, sin la capacidad de poder avanzar en el deseo de llegar a la meta. Esto ocurre porque perdemos el sentido de nuestra vida, perdemos de vista lo que es esencial para avanzar y para transformar. En la antigua alianza el amor fue sustituido por el gran peso de la Ley. La madre de Jesús al reconocer esta situación se dirige a Jesús, pues cuando él interviene suceden cosas maravillosas y sorprendentes. María no va al organizador y anfitrión de la fiesta, muchos de ellos la relación con Dios se basa solamente en reglas y normas que han enfriado el corazón, haciendo que la vida se vuelva estática y sin ningún buen sabor. La respuesta de Jesús en principio no es muy alentadora: ¿Qué tengo yo contigo mujer? (vv. 4) Y añade: Todavía no ha llegado mi hora...Algo que podía haber desanimado y acabado muy mal para la fiesta. Parece que Jesús se rehúsa, se hace el indiferente porque la relación que tenían aquellos comensales con Dios nada tenía que ver con él y más aún no había llegado su hora, la cual culminará en la cruz donde mostrará su amor abundante. Pero, cuando se trata de ayudar a otras personas, de extender la mano para otros, las cosas pueden darse de una manera distinta y pueden cambiar. Puede cambiar la hora. La madre de Jesús, entiende que hay algo más por hacer, hay algo que se puede cambiar, que es posible mirar para otro lado haciendo algo más: Haced lo que él os diga (vv. 5). La clave para vivir una vida abundante en el amor de Dios (cf. Jn 10, 10) consiste en hacer lo que Jesús ordene, todo nos sirve para bien (cf. Rm 8, 28), aunque nos parezca ilógico e incomprensible. Nosotros preparamos y hacemos lo que nos corresponde, pero todo depende de él y de su amor desbordado que busca lo que está perdido y vacío para restaurarlo con su misericordia, dando la vida (cf. Is 62, 1-5). Dicho de otra manera, buscar las personas adecuadas y expertas para poder desarrollar con mayor facilidad nuestros planes es oportuno porque no sólo nos abre la puerta para avanzar hacia nuestras metas, al mismo tiempo nos permite saber aprovechar las oportunidades como momentos para recibir la bendición, siguiendo los pasos que vamos aprendiendo cuando sabemos escuchar a quien nos orienta con su experiencia y con su amor. Centrar nuestra vida en Jesús es sintonizarnos con la voluntad de Dios para caminar hacia la bendición y la victoria (cf. Salmo 95, 1-10), pues para qué continuar viviendo del pasado cuando siempre es posible comenzar a vivir de un modo diferente y pleno.
2. Seguir buenas instrucciones nos facilitan tener un mejor aprendizaje porque nos permite recibir buena información, pero a su vez nos sirve de guía para saber cómo lograr llegar a nuestras metas para transformar y vivir en plenitud nuestra vida. Jesús ordena llenar de agua seis tinajas de piedra que estaban allí para la purificaciones. Los servidores obedeciendo y sirviendo las llenan hasta arriba (vv- 6-7). Jesús ordena sacarlo y llevarlo al maestresala, quien al probarlo reconoce que se ha dado al final el mejor vino: Pero tu has guardado el vino bueno hasta ahora (vv. 8-10). Las enormes tinajas de piedra, vacías representan, la dureza del corazón, la falta de amor en la relación intima con Dios. Una relación distante, fría y sin ningún compromiso. Todo parece sin ningún valor y sin ningún sentido. Los judíos usaban esas tinajas para sus purificaciones exclusivamente mostrando que el amor de Dios había sido sustituido por una Ley exhausta donde ninguna agua tenía la capacidad de purificar y dar sentido a la vida del ser humano. Por eso, esta vida había que ser liberada por el amor y la vida que comunica Jesús. Cambiar y seguir algunas instrucciones nuevas y basadas en expertos garantiza que nuestra vida mejore y se construya en el amor abundante de Dios. No es posible desperdiciar el viaje festivo de la vida. Algunas personas, empero deciden mantenerse haciendo lo mismo, aunque esto nos aburra, queriendo obtener mejores resultados sin permitir que hayan nuevas oportunidades que faciliten encontrarnos con nuevas y mayores bendiciones. Pensar y usar las cosas que tenemos a nuestro alcance de una manera distinta sin que esto interfiera en un irrespeto a la autoridad (vv. 8) puede causar que logremos ver lo que nos parecía imposible, verlo posible. Notemos que el cambio del agua en vino no se hizo dentro de las tinajas sino afuera de ellas (vv. 9), mostrando que Jesús no se hace presente en nuestra vida para remendarla, sino para transformarla, haciendo presente el abundante y generoso amor de Dios para que también nosotros podamos servir con lo mejor, con todas las capacidades que vienen del Amor de Dios (cf. 1Cor 12, 4-11), dándolo todo y no a medias (las tinajas fueron llenas hasta el borde), mejorando y cooperando, buscando mejorar nuestra calidad de vida en cada uno de los aspectos que nos implica como personas amadas por el amor del Padre.
3. Los cambios son inevitables e imparables. Pretender detenerlos y retrasarlos son intentos estériles porque nuestra vida es un cambio constante, que aunque nos cueste aceptarlo será siempre imparable. En Caná de Galilea Jesús da comienzo a los signos manifestando su gloria. Y, sus discípulos creyeron en él (vv. 11). El evangelista Juan no nos habla de milagros ni de prodigios, sino de signos, los cuales apuntan hacia algo más lejos donde podemos descubrir la fuerza salvadora de Dios, el amor abundante de Dios. La gloria de Dios es Jesús que revela su amor abundante (abundancia de vino). Un amor que se hace vida y, por eso requiere ser acogido para saber dar respuesta como condición para la realización de la gran fiesta de la vida, aceptando y viviendo de su amor: sus discípulos creyeron en él (vv. 11). Contrario a la tradición Jesús se dedica a hacer más humana y llevadera la vida de todas las gentes que se acercan a él. Estar concentrados en nuestra vida, actuando con responsabilidad, iremos descubriendo paso a paso una vida abundante en el amor sin límites de Dios para que haciendo cambios en nuestra forma de pensar y de actuar, logremos vivir de una manera más digna y feliz, ofreciendo con generosidad el amor que se nos ha dado sin medida, proporcionando y compartiendo una calidad de vida mejorada y asombrosa en todos los aspectos que nos implica como hijos amados por Dios.
Luis Fernando Castro P.
Teólogo PUJ- Magister en Familia- ULIA
@parraluisferf
luisferflormaria@yahoo.es
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